Da la impresión de que si alguien deja caer algún tipo de semilla en las tierras de Safando, sin duda florecerá y dará frutos. Es un sector perdido de la señal de los celulares... es mejor así, ya que eso impide distraerse con la tecnología y permite concentrarse  en lo que la naturaleza ofrece. El acceso al lugar es un poco complicado. Los vehículos tienen que ir a poca velocidad, ya que la vía está en mal estado.

Para llegar a Safando hay que transitar por la carretera Guayaquil-Progreso y tomar un desvío al lado izquierdo, en el sector de Cerecita. De ahí en adelante son 40 minutos avanzando a una velocidad de 20 a 30 kilómetros por hora. El traqueteo del automotor hace sentir al viajero como si estuviese cabalgando.

Al costado de la estrecha vía (entran dos vehículos) se observan haciendas con variedad de plantaciones de banano, mango, maíz, cacao, entre otros. Tras pasar por algunas fincas está el caserío de Safando. Dos kilómetros más adelante, la curva que lleva a Sabana Grande. Justo en ese punto hay hectáreas que, en parte, están plantadas con maíz y en las que pastan centenares de cabezas de ganado.

Estas tierras, 770 hectáreas, están en litigio. Tres asociaciones de trabajadores agrícolas afirman, con escrituras en mano, que los terrenos en cuestión son de su propiedad y que los adquirieron al Estado a través del Plan Tierras, el mismo que lleva a cabo el Ministerio de Agricultura, Ganadería, Acuacultura y Pesca (Magap).

De su parte, Carlos Manzur asevera que ese territorio es de su propiedad y que las asociaciones están invadiendo sus predios. Ante eso, el martes 9 de abril personal de la Subsecretaría de Tierras y del Plan Tierras acudió a Safando para realizar sus respectivas investigaciones, con el objetivo de llegar a un acuerdo y saber a quién pertenecen estos terrenos.

Según los técnicos de la Subsecretaría de Tierras, la próxima semana estará listo el informe respectivo. José Herrera, abogado de Carlos Manzur, indica que su representado es el dueño legítimo del predio, el que está destinado para la crianza de ganado para su posterior comercialización. “Los terrenos están ocupados, hay maquinarias, casas, vacas, todo del señor Manzur. No sé de qué manera (las asociaciones) han logrado legalizar las tierras, cuando el señor Manzur es el dueño del lugar”, explica Herrera.

El síndico expresa que las hectáreas en disputa fueron legalizadas por su representado hace 15 años. “Mi cliente legalizó las tierras en 1998, pero ya era dueño de estas desde hace muchos años”.

Carlos Ramos, dirigente de la Asociación de Trabajadores Agrícolas ‘Los Amigos de Alfaro’, asevera que las tierras en disputa no tenían dueño. “Esos terrenos fueron declarados baldíos desde el año 2000. A nosotros se nos entregaron estas tierras el 27 de julio del 2012, pero no ingresamos sino hasta el 6 de noviembre, cuando pudimos hacerlo junto a la Policía Nacional. Antes nos era imposible, ya que el señor que se creía dueño de esto ha hecho siempre lo que le ha dado la gana. Botaba a las personas que querían plantar algo con gente armada y con guardias de choque”, asevera Ramos.

El dirigente gremial destaca que la asociación que dirige, ‘Los Amigos de Alfaro’, fue beneficiada en 2012 por el Plan Tierras y recibió las 770 hectáreas junto a otras dos asociaciones, ‘Payos y los burros’ y ‘La tierra ya es de todos’. “Nosotros no somos invasores, si el señor Manzur se cree dueño de estas tierras, que le reclame al Estado, que nos vendió lo que hoy defendemos. Nosotros hemos pagado impuestos y todo”, indica.

Según Ramos, el territorio de Safando en disputa estaba desocupado cuando ellos asumieron el control. Relata que “para que este predio nos sea adjudicado hubo una serie de inspecciones y en estas  no encontraron nada. Las vacas que hay ahora han sido traídas poco a poco, para hacer creer que siempre han estado aquí”.

En varias ocasiones se han producido inconvenientes entre ambas partes, en especial cuando el ganado propiedad de Manzur se mete en las plantaciones sembradas por las asociaciones. “Esas vacas se comen lo que tenemos sembrado. Además, cuando los animales están dentro de los sembríos, el señor Manzur nos acusa de ladrones, como si nosotros traemos sus vacas a nuestras plantaciones, esto es un caos”, reclama Ramos.