La policía encontró muerto la tarde de este viernes a Fernando Merchán Murillo, vigilante del edificio de la capital colombiana, donde el domingo 4 de diciembre fue asesinada y violada la niña Yuliana Samboní.

El celador del edificio Eqqus 66, donde el arquitecto Rafael Uribe Noguera asesinó a la menor, fue hallado en una vivienda de un conjunto residencial en el populoso sector de Kennedy, en el sur de Bogotá, con cortes en el cuello y las muñecas.

Según las autoridades, Merchán Murillo supuestamente dejó una carta y se habría suicidado.

El vigilante era un testigo clave del caso Yuliana, pues presenció el momento en que el homicida ingresó en el inmueble con la menor y cuando los hermanos del responsable llegaron a hablar con él.

Niña llegó viva a condominio

Juvencio y Nelly, los padres de la pequeña y quienes hace cuatro años llegaron a Bogotá desde el sureño departamento del Cauca en busca de trabajo, fueron alertados por los otros niños del secuestro.

A las 10:00, Juvencio reportó el hecho a la policía, que comenzó a revisar las cámaras de seguridad de la deprimida urbanización. En uno de ellos apareció la camioneta gris descrita por los testigos.

A esa hora, Rafael ya había vuelto a su apartamento. Una cámara de seguridad del edificio registró su ingreso con la menor viva.

Con la placa del vehículo gris identificada -DBO960 de Bogotá-, los investigadores encontraron que el carro está a nombre de Laura Arboleda. Se comunicaron por teléfono con ella. Eran alrededor de las dos y media de la tarde.

La mujer les indicó que ese vehículo lo vendió hace meses y pasó el teléfono a su esposo, Francisco Uribe Noguera, abogado del despacho legal Brigard & Urrutia, el cual es acusado de urdir un entramado legal para que grandes empresas colombianas se apropiaran hace cuatro años en forma irregular de más de 40.000 hectáreas de terrenos de la nación.

El abogado dijo a los investigadores que la camioneta fue vendida a su hermano Rafael Uribe Noguera pero que no se ha realizado el traspaso de la propiedad del vehículo. Y les proporcionó como lugar de residencia de su hermano otro apartamento, no el del edificio Equus 66. También se comprometió a colaborar con ellos.

Según las primeras indagaciones, a las 3:40 de la tarde, llegaron al edificio Eqqus 66 Francisco y Catalina Uribe Noguera, los hermanos del homicida.

Los dos declararon ayer ante la Fiscalía como sospechosos de alterar la escena del crimen. Al llegar al interrogatorio, Francisco dijo a los periodistas: “Lamentamos profundamente la muerte de Yuliana, yo estoy completamente confundido por eso (...) pedimos perdón por mi hermano”.

Lo que ocurrió al interior del apartamento de Rafael el domingo será el tema central del interrogatorio a los sospechosos.

De acuerdo con el fiscal general, Néstor Humberto Martínez, la escena del crimen, es decir, ese apartamento, fue “manipulada”. El cadáver de Yuliana apareció bajo el jacuzzi con rastros de aceite de cocina con el que, al parecer, fue limpiado. Parte de la ropa de la niña estaba escondida en el depósito del sanitario, y un zapatito fue hallado en la camioneta gris.

La fiscal del caso señaló que el asesinato y el abuso de Yuliana, habrían ocurrido entre las 10:00 y 15:00 del domingo.

Último adiós a Yuliana

La menor fue sepultada la tarde de hoy en la vereda El Tambo, municipio de Bolívar, en el departamento del Cauca, unos 440 kilómetros al suroccidente de Bogotá. Fue despedida por una multitud que exigió justicia y una sanción ejemplar para el homicida. (I)