La noche del martes 14 de noviembre un movimiento inusual se registró en el Aeropuerto Internacional Cotopaxi, un promedio de 40 personas esperaban en las salas, eran los familiares de los 33 pescadores que cumplían condena por tráfico ilícito de drogas en Estados Unidos.

El avión de la Fuerza Aérea Ecuatoriana llegó a las 21:20, el sonido de sus hélices rompiendo el viento hacía vibrar el corazón de los ocupantes de la sala de espera. “Mis compatriotas, mis hermanos, vuelven al Ecuador”, fueron las palabras con las que la ministra de Justicia, Derechos Humanos y Cultos, Rosana Alvarado, les dio la bienvenida.

Interminables se volvieron los abrazos, los besos y las lágrimas de los repatriados con sus seres queridos, lo que conllevó a una reflexión de las autoridades; a no dejarse seducir por las grandes mafias. “Los verdaderos capos gozan de millonarias ganancias”, dijo Alvarado.

El traslado de las personas que antes de caer en manos de la justicia se dedicaban a la pesca en el sector costero del país se realizó después de la firma de un convenio de cooperación interinstitucional. Lo denominaron Plan Piloto de Repatriación de Ecuatorianos en Estados Unidos de Norteamérica.

Este documento se firmó el 16 de octubre por los ministros de Defensa, Patricio Zambrano; Interior, César Navas; Relaciones Exteriores y Movilidad Humana, María Fernanda Espinosa; y Justicia, Derechos Humanos y Cultos.  

“Han pasado días, meses, incluso años de dolor, sufrimiento, (…) ahora les queda a ustedes ser portavoces para que otros hermanos pescadores no vuelvan a caer enredados en las redes del narcotráfico”, manifestó Carlos Carrión Astudillo, representante de los familiares de las personas privadas de la libertad (ppl), quien además agradeció las gestiones del Gobierno Nacional, a través del Ministerio de Justicia, porque logró la repatriación de los 33 hombres.

Según la ministra Alvarado, más de 300 personas estarían privadas de la libertad en Estados Unidos por la misma causa que los pescadores. (I)