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El Telégrafo

Montañita ya tiene un aire de metrópoli

Montañita ya tiene un aire de metrópoli
20 de febrero de 2012 - 00:00

La imagen de calles enlodadas cuando llega el invierno es historia pasada en Montañita. Ahora la manzana que cubre el centro, la más visitada en este balneario, pasó a ser una zona regenerada, adoquinada en sus arterias principales.

Y es justamente en donde los comerciantes aprovechan para crear más negocios por la cantidad impresionante de visitantes que llega a esta comuna. Montañita atrae no solo por ser un punto ideal para el surf, sino también de libertades y descomplicación, factores que se perciben al pasear por sus calles.

Encontrar un hotel a 10 dólares la noche y hasta menos era lo más común antes, si se iba en grupo; pero ahora para conseguirlo hay que caminar mucho, y más  cuando hay eventos como el reciente Reef Classic o la Fiesta de la Luna. Es casi imposible.

“La habitación cuesta 65 dólares la noche”, responde la administradora del hotel Tabuba, que detalla que el lugar cuenta con vista al mar, TV por cable, aire acondicionado, baño privado, agua caliente y hasta cocina compartida. Esta tarifa corresponde a la reservación de un  fin de semana y puede subir más cuando se realizan los eventos antes mencionados.

El valor suena exagerado para aquellas personas que van a Montañita porque suponen que es barato y  “donde se va a farrear y no a dormir”. “No pago eso, ni loco, para más de bañarme y dejar mis cosas...”, dice un turista, que al escuchar el precio agarra  su maleta en busca de un lugar  más barato.

Claro está, que aún existen hoteles económicos, pero “poco más y en el ‘palomar’ puedes dormir”, comenta Eliana Avilés. Esos sitios los encuentras “hasta en 5 dólares por cabeza”.

Continuando el recorrido se puede observar un edificio de departamentos con suites de lujo, que se está construyendo al frente del lago, ubicado a pocos pasos del centro.

Da la impresión de que la comuna estuviese dividida, se ha amoldado al gusto de las personas que prefieren lo rústico y también al de las que prefieren la “exclusividad”.

Ahora existen locales de comida gourmet y  hasta hay spas, con la oferta de masajes relajantes por 30 dólares, limpieza facial y otros servicios característicos.

Riviera Suites Hotel, Pakaloro, Arena Guadua, Hurvinek, Cabañas de Lujo “Robinson Crusoe” y demás..., son lugares donde pasar la noche llega a costar entre 100 y 150 dólares.

En cuanto a desayunos los hay  a lo criollo y a lo americano. Coffee and Art, Montkaffe, Tiki Limbo, PapaJons, etc... disponen de capuchinos, té, frozen y cualquier bebida que se quiera disfrutar en una cafetería  de las grandes metrópolis. También hay cajeros, cybers y hasta un courrier.

Si se quiere ser fashion, también hay un espacio que satisface las necesidades de aquellos que prefieren vestir a la moda, pues  en Montañita se puede  encontrar un atelier de ropa artesanal, que vende  trajes de baño y vestidos playeros.

Cae el atardecer en la playa y los grupos de amigos y parejas lo observan en   compañía de una cerveza bien helada. Muchos arman sus carpas, que por lo general son para dos personas, pero entran hasta 5, para evitar el gasto del hotel.

Llega la noche, la multitud que consiguió alojamiento no está dentro de los hoteles, camina de un lado a otro por el bulevar. ¿Buscando qué? No se sabe, pero ese es el trajín característico de las calles hasta la madrugada, donde el amanecer sorprende a los visitantes en alguna esquina.

Patricio Soriano opina que ya no es como antes, “perdió esa esencia que tenía. Ahora todo el mundo viene y es un caos”.  Y sí que es un verdadero desorden caminar por la playa al siguiente día de la farra, porque se tienen que esquivar cabezas y botellas de alcohol.

Andrea Andrade, novia de Fabricio, quien visita esta playa por primera vez, opina lo mismo. “Mucha gente viene para cuando hay eventos y feriados, no se puede andar, hay demasiada gente aglutinada”.

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