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El Telégrafo

En algunas ciudades aún no bajan las inundaciones

En algunas ciudades aún no bajan las inundaciones
04 de junio de 2012 - 00:00

La vista recorre la sabana que se extiende hasta el horizonte, en el sector Las Mercedes, en Babahoyo. Todo está lleno de agua. Los ojos de Verónica Murillo se llenan de lágrimas al ver en medio de la llanura la vivienda de caña que le habían prestado, en la que habitó un año. “Quiero que me ayuden. Soy una mujer enferma y esa casa no era mía, ahora vivo en un albergue del que ya nos están botando. No sé qué hacer”. Su voz se quiebra.

En un recorrido de este Diario por Guayas (Santa Lucía y Colimes) y Los Ríos (Vinces y Babahoyo) se comprobó que la situación de los damnificados no ha mejorado, a pesar de la ayuda coordinada de la Secretaría Nacional de Gestión de Riesgos (SNGR) y de los pronósticos optimistas del Instituto Nacional de Metereología en Hidrología (Inamhi) sobre la disminución de las lluvias.

Según datos proporcionados por Agustín Lara, técnico de Participación Ciudadana del Ministerio de Inclusión Económica y Social (MIES-INFA), en  uno de los albergues de Babahoyo están alojadas 36 familias, que equivalen a 155 adultos y 58 niños, entre 6 y 12 años.

Muchas de las personas que habitan ahí no tienen casa o les faltan partes para reconstruirlas para  poder regresar a sus hogares. “Aquí tengo viviendo casi cuatro meses, ya quiero regresar a mi tierra. Además, soy agricultora y no puedo cosechar nada porque sube y baja la corriente. El Ministerio de Urbanismo y Vivienda (Miduvi) prometió arreglar mi casita, pero no la de mi hijo por no estar legalizada”, comenta Martha Díaz, de 52 años.

Lara asevera que las reuniones del Comité de Operaciones de Emergencia (COE) son constantes ya que todavía llueve y el nivel del río ha aumentado en las últimas semanas.

La SNGR en Babahoyo tiene identificado los sectores más perjudicados: Nueva Esperanza, El Salto  y Barreiro. Las causas de la inundación fueron por las  precipitaciones en la región interandina que influyen en el nivel de los caudales o porque las viviendas están asentadas en áreas de riesgo (al pie de los muros de contención o en zonas bajas).

Este reclamo se escucha entre los habitantes del barrio 3 de Abril de Santa Lucía, que culpan al alcalde Edson Alvarado de la situación porque no ha hecho nada para evitar los daños.

Según Ángel Sánchez, de la sala situacional del COE de la SNGR, de la Municipalidad de Santa Lucía, ya se censó a la población afectada, pero “no podemos construir hasta que el invierno termine”,  reconoce Jenny Saltos, moradora del barrio 3 de Abril. “El río crece y se mete por las alcantarillas”, comenta.

Sánchez admite que este es uno de los lugares con tendencia a inundarse porque se encuentra en una zona baja. En las áreas urbano-marginales hay lugares que están bajo el agua desde marzo.

La mayoría de los moradores se zambulle a diario en uno de los “caminos” cubiertos de agua, que llega a un metro de altura desde el nivel del suelo, o utilizan balsas improvisadas por ellos para dirigirse a la vía principal.

Mientras tanto, los habitantes de Narcisa de Jesús, en Colimes, tienen problema para que el Miduvi construya las viviendas, ya que deben rellenar con arena, pero esta con el agua estancada, de cerca de un metro, forman  extensiones de lodo lo que hace peligroso la movilización.

Los moradores dijeron que enviaron ya dos oficios a Jackeline Ordóñez, alcaldesa de Colimes, pidiendo que el Cabildo se encargue de rellenar las calles, con la ayuda de la SNGR, para evitar vías anegadas, pero aún no reciben respuesta.

Lo contrario ocurre en Vinces, conocido como  “París Chiquito”. Marcelo Zambrano, director de la SNGR del cantón, explica a medida que se ingresa en la ciudadela San Lorenzo, conocida como Nicaragua, que en el invierno el primer sitio afectado fue el Malecón de la ciudad y las cuadras circundantes, seguido por los sectores urbanos marginales, con dirección hacia el norte.

Otros lugares perjudicados son la parroquia rural Antonio Sotomayor y la vía Macul-Guayaquil, en la que  se observan los residuos dejados por el desbordamiento del río. En estas áreas, la SNGR, por medio del COE-Vinces, y del trabajo coordinado de las instituciones que lo conforman (Defensa Civil, Municipio y los ministerios)  ha realizado un censo sobre las pérdidas que hubo este año.

Según datos oficiales de la oficina de Gestión de Riesgos de la ciudad, hasta el momento se han rescatado 45 familias de Palenque, Antonio Sotomayor y Vinces, quienes fueron trasladadas a albergues con capacidad de 150 a 200 personas.

Asimismo, tienen contabilizado a 582 acogientes y 2.500 familias beneficiadas con el bono de emergencia de 40 dólares, que se les otorga a las madres de familia durante dos meses.

Algunos moradores del barrio San Lorenzo señalan que el nivel de la creciente, cuando se desbordó el río, llegó a 60 centímetros por encima del suelo. “Vinces nunca había tenido un invierno tan nocivo. La inundación duró cinco días y se desmoronó el muro de contención que se perdió con la creciente”, menciona Zambrano. Explica también que fueron aproximadamente dos kilómetros los afectados, desde el Malecón hacia el centro y norte.

En Las Palmitas, en el sur de la urbe, también hubo daños ya que el sistema de alcantarillado colapsó, especialmente, en los márgenes del río, como consecuencia del aumento del afluente, asegura Zambrano.

George Elao, director cantonal del MIES-INFA y también trabaja con la Municipalidad de Vinces, afirma que estos casos son planteados en las reuniones del COE. “Tenemos estudios técnicos para levantar el muro de contención del Malecón  y estadísticas sobre los damnificados, pero, como en los demás cantones del Litoral, esperamos que las lluvias disminuyan o desaparezcan”, expresa.

Los ciudadanos de las poblaciones perjudicadas ahora esperan la ayuda inmediata de las autoridades y que también bajen las aguas.

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