Llegó a Ecuador hace cerca de 40 años, de ellos, 31 los ha dedicado a la apasionante vida de la comunicación. Los valores que sus padres inculcaron en ella desde niña han sido el pilar fundamental sobre el cual ha forjado su nombre e imagen. Carismática, alegre y risueña, así es esta mujer que se ha ganado el cariño y respeto de sus compañeros de trabajo y, por supuesto, de los televidentes, quienes a diario la reciben por la mañana en sus hogares. Se trata de Anita Buljubasich, la imagen de las mañanas.

¿Cómo fue su infancia, qué es lo que más recuerda de esa época?

Fui una niña de barrio. Nací en Buenos Aires, pero vivía en Wilde junto a mis dos hermanas, Graciela y Mónica. Fue una niñez hermosa, porque éramos las niñas que tenían la posibilidad de jugar, de divertirse sanamente. Era muy lindo el barrio en donde crecimos; sin embargo, mi papá se enfermó, le dio una trombosis y ese tipo de situaciones te hacen madurar antes de tiempo. Eso de alguna manera cambió nuestras vidas. Mi mamá llevaba a las terapias a mi papá y junto con mis hermanas nos hacíamos responsables de las cosas en la casa.

¿Cuál es el mejor consejo que recibió de sus padres?

Yo creo que la honradez y el trabajo. Mis padres nos educaron con el ejemplo, y para ellos la palabra y tu apellido eran lo más valioso que tenían; entonces, cuando alguien dijera tu nombre, que fuese sinónimo de una persona honrada y trabajadora. Ese ejemplo  nos marcó a las tres. Siempre hemos tratado de mantenernos con nuestro nombre intacto, sin dejar que se ensucie o que esté involucrado en cosas raras.

¿Convertirse en madre a temprana edad le sirvió para forjar su carácter? ¿Qué tanto cambió su vida?

La vida te va formando el carácter. Yo a los 18 años fui mamá y eso también hace que uno madure porque te mueve el piso. Si bien es cierto que los hijos son una bendición es muy complicado cuando los tienes a muy temprana edad. No se está formado profesionalmente, no tienes un capital para emprender. Pero son errores propios de la juventud que a lo largo terminan siendo una bendición. Yo siempre digo que lo mejor que me ha pasado en la vida son mis tres hijos. Si he tenido tres días felices en mi vida han sido los días en que nacieron ellos. Hoy por hoy me encanta cuando hablo con mis hijos y me dicen: “Mami, tu ejemplo de trabajo es la mejor herencia que me puedes dejar”.

¿Cómo nace el vínculo con la TV?

Primero entro en radio, mi hermana Mónica trabajaba ya para RTS, en aquel entonces Telesistema, y también trabajaba para la cadena de emisoras Azul y Blanco. Ella es la que me lleva a la radio. Yo estaba divorciada y necesitaba trabajar. En la radio se da la posibilidad de trabajar en televisión, siempre empujada por mi hermana. Ella es muy visionaria y me decía: “Ana, tú tienes un carisma muy especial, tienes un ángel que, estoy segura, a la gente le va a gustar. Yo tenía mis dudas, pero así son las cosas de la vida. Siempre en TC, cuando dicen Mi Canal, si hay alguien a quien le calza esa frase es a mí. He recibido propuestas superlindas y de retos muy interesantes, pero creo que TC es mi casa.

¿Qué experiencias buenas y malas le ha dejado este trabajo?

Casi todas han sido buenas. Suelen decir que la mujer no tiene las mismas posibilidades de un hombre, yo he tenido la suerte de trabajar delante y detrás de cámaras. Yo siempre he dicho que en este canal he agarrado micrófonos y escobas, porque si he tenido que barrer lo he hecho sin ningún problema; y he pasado por todos los cargos. Debo ser la única animadora de televisión que fue gerente de producción nacional de un canal, lo fui durante 10 años. La televisión terminó siendo mi vocación y mi pasión

En 2008, TC pasó a ser un canal  incautado, ¿cómo vivieron esa transición dentro de la estación televisiva?

Como profesional, hubo un antes y un después. Yo trabajé muchos años con el grupo Isaías, existía un nexo con los directivos. Me costó mucho adaptarme, sin embargo, hoy por hoy debo reconocer que tengo una excelente relación con Carlos Coello, gerente del canal, él ha depositado su confianza, me respeta y considera, y yo de igual manera a él. Mi amor por TC sigue intacto.

¿Qué significa para usted el programa De casa en casa, antes conocido como Cosas de casa, del cual usted es presentadora?

Es de los más queridos, sin lugar a dudas, nació como una guía práctica orientadora, donde con Juan Carlos Castillo, Gabriela King y Érika Segale comenzamos a hacer un programa con segmentos para las amas de casa. No hubo un solo segmento en el que no se buscara ayudar. Se creaban talleres caseros que servían como vitrina para la microempresaria. Profesionales que eran invitados; médicos que, más allá de la entrevista, se quedaban atendiendo durante todo el programa a los televidentes Yo amé Cosas de casa, sin lugar a dudas. (O)