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El Telégrafo
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La falta de aseo y el exceso de velocidad son algunas quejas de los ciudadanos

El 9,3% de los buses en la ciudad alcanza el tiempo de vida útil (Infografía y Galería)

Los daños en las carrocerías son evidentes en los buses de transporte público que circulan por la ciudad y son causas para que no pasen la revisión municipal. Foto: Miguel Castro / El Telégrafo.
Los daños en las carrocerías son evidentes en los buses de transporte público que circulan por la ciudad y son causas para que no pasen la revisión municipal. Foto: Miguel Castro / El Telégrafo.
04 de septiembre de 2014 - 00:00 - Redacción Guayaquil

Los usuarios de transporte urbano en Guayaquil tienen la concepción, en general, entre regular y mala sobre el servicio que reciben.

Los problemas de aseo en el interior de las unidades, no recibir y dejar a los ciudadanos en los lugares adecuados, el ruido, asientos deteriorados, óxido en las partes metálicas y la contaminación, están entre los aspectos que se deberían mejorar inmediatamente, según los pasajeros consultados.

Precisamente, la petición del alza del valor de los pasajes (de $ 0,25 a $ 0,42), por parte de los transportistas, también ha generado exigencias de los ciudadanos.

La usuaria Rossy Colorado está de acuerdo con el incremento de los precios, pero con 2 condiciones: que sea progresiva el alza y que se inviertan las ganancias en el mejoramiento de las unidades. “Si suben los precios del pasaje los dueños de los buses pueden invertir en sus carros. La gente debe acostumbrarse a pagar un poco más si quiere recibir un buen servicio”, expresa, quien, además, sugiere que primero se eleve a $ 0,30 el pasaje.

En cambio, la usuaria Laila Zambrano considera que la atención que recibe de los transportistas no se justifica para que aumenten los valores. “Hay carros que están deteriorados, con asientos dañados, a veces esos choferes son hasta malcriados cuando uno va con criaturas. Ahí está bien el pasaje porque el servicio no merece un alza”.

Las estadísticas de la Comisión de Tránsito del Ecuador (CTE) revelan que 4.009 buses urbanos están registrados en la ciudad, de los cuales 373 son del año 1994 y 8 buses fueron producidos entre 1984 y 1993, es decir, tienen más de 2 décadas.

Según la Resolución 131-DIR-2010-Cntttsv, de la Comisión Nacional de Transporte Terrestre, Tránsito y Seguridad Vial, el máximo de vida útil de un transporte urbano es de 20 años.

Esto significa que el 9,3% de los automotores registrados cumple las 2 décadas este año y el 0,19% excedió ya las 2 décadas.

El 50% de los buses que circulan fue fabricado entre 2000 y en lo que va de 2014 y el 32% es de la década del 90.

Sobre los daños, los conductores aducen que la cantidad de pasajeros que diariamente trasladan no alcanza para invertir hasta $ 4.000, valor que, según ellos, conllevaría la reparación total de su herramienta de trabajo.

A fines del mes pasado, Abel Gómez, presidente de la Federación Nacional de Cooperativas de Transporte Público de Pasajeros (Fenacotip), explicó que el pedido del alza en las tarifas se basa en un estudio técnico, el cual demuestra que se incrementaron los gastos por adquisición de piezas y repuestos, entre otros rubros.

Buses no asisten a revisión

La Autoridad de Tránsito Municipal (ATM) cuantificó ayer que solamente 8 buses, de los 4.009 registrados en el cantón, han acudido a las revisiones técnicas que efectúa el ente seccional. De los 8 solamente 4 pasaron la prueba en una inspección. Las 4 unidades restantes quedaron condicionadas para efectuar mejoras.

Actualmente, las revisiones técnicas al transporte público las realiza la concesionaria SGS, empresa privada a la que el Municipio de Guayaquil adjudicó las inspecciones por 10 años y 7 meses. El Ayuntamiento concesionó el servicio en el marco de las competencias de revisión y matriculación asumidas en el año en curso.

El gerente de la concesionaria SGS, Robert Hemmerde, detalló que los buses desaprobados presentaron, principalmente, problemas visuales (despintados, sin numeraciones en la carrocería, colores inadecuados).

El funcionario de la concesionaria privada advirtió que si los buses tienen calcomanías, aunque sean nuevos, pasarán por una segunda inspección. “Los buses que han acudido hasta el momento no son los destartalados. Un bus luce mal no por haber cumplido 20 años de vida útil, sino por la falta de mantenimiento”.

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