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En Guayaquil hubo locales que fueron escenario de citas, reuniones, risas, llantos y hasta uno que otro sueño

Los cines se transformaron en leyenda

La mayoría de cines antiguos desapareció por razones de infraestructura, aunque hay quienes opinan que la TV los fue ‘matando’ paulatinamente.
La mayoría de cines antiguos desapareció por razones de infraestructura, aunque hay quienes opinan que la TV los fue ‘matando’ paulatinamente.
26 de julio de 2015 - 00:00 - Jammel Arveláez y Karolina Dávila. Estudiantes de la ULVR

La historia de los cines en Guayaquil es de vieja data. Las primeras películas se proyectaban al interior de grandes carpas instaladas a lo largo de la avenida Olmedo, la pantalla colocada en la mitad del escenario hacía que la gente ubicada en la parte posterior viera la cinta cinematográfica en contraluz, según el libro Cine silente en Ecuador (1895-1935), de Wilma Granda.

El teatro Olmedo fue uno de los pioneros en la presentación del séptimo arte (cine) en 1925, la empresa realizó convenios con la Compañía de Teatros y Cinemas de Lima Ltda. para poder exhibir 230 películas, cinco diferentes a la semana durante un año en todo el país.

La evolución de los cines ha sido constante. Después de las plazas, se crearon edificios que contaban con una sala dividida en localidades; general y luneta (ahora sala VIP).

“Recordar la época cuando se esperaba con ansias el domingo para poder ir al cine es una sensación única, esta fue una manera de compartir con la familia, nos reuníamos en el cine Inca”, recordó Ana González, una aficionada al celuloide.

Años más tarde, con la implementación de nuevas tecnologías, cambiaron las herramientas para la proyección de las películas en los cines; se reemplazaron los rollos de cintas por discos y pendrives, las lámparas (aparatos donde se colocaba la cinta) por proyectores, como explica Juan Carlos Bata García, quien ha laborado casi 30 años en los cines antiguos de la ciudad y actualmente maneja la cabina de la sala cinematográfica del cine Presidente, el único que existe y que no está al interior de los centros comerciales.

Policentro, Garzocentro y Plaza Mayor fueron los primeros centros comerciales en implementar salas de cine como parte de sus instalaciones, y así poder cubrir la demanda y responder a las exigencias del público.

Era la época en la que con un solo boleto el espectador podía ver dos filmes en una sola función. “Había una cartelera más amplia,  la misma película se veía en 10 salas, cada una de ellas tenía un estreno”, explica Jorge Suárez Ramírez, historiador, crítico de cine y encargado de la cinemateca de la Casa de la Cultura Ecuatoriana, Núcleo del Guayas.

El declive de las salas

Aunque la mayoría de estos cines desapareció por razones de infraestructura (en especial por falta de aparcaderos), hay quienes no comparten la misma opinión. “La televisión fue matando al cine, pero después se recuperó y ahora vemos cines y televisión por todas partes”, afirma Suárez.  

Los cambios y el tiempo no han logrado arrancar de raíz la identidad que en su momento proporcionaban los nombres de los cines. “Cuando uno va a los centros comerciales a realizar alguna actividad, aprovecha para distraerse y los cines son una buena opción”, comenta el economista Gastón Segovia Olvera, refiriéndose al declive de este tipo de lugares que sirvieron para la recreación familiar de la década del 80.

La Casa de la Cultura y el cine Presidente, que aún brindan atención al público, son lugares donde se puede observar aquellas películas que se quedaron en la memoria de sus espectadores, aunque con un contenido bastante contrastado, porque en el primero se observan historias aptas para todo público, y en el segundo el trasfondo de la cinta está dirigido a adultos con criterio formado.

“Me gusta venir a la Casa de la Cultura porque proyecta filmes de mi época, de esta manera recuerdo cuando era joven. Además, porque las películas eran distintas, no como ahora que son pura ficción y truco”, recalca Segovia.

Los contenidos que se observan en las diferentes salas de cines son historias que, pese a su antigüedad,  transportan a las personas al pasado, recordando que podemos seguir conservando la imagen de ese Guayaquil de los 80 y 90.

Así, cines como el Capitol, Lido, Inca, Maya, Apolo, Metro, Bolívar, Olmedo, Guayaquil, Fénix, Porteño, Marte, Tauro, Quito, Victoria y Guayas dieron paso a las modernas salas de cine en los grandes centros comerciales; aunque aquellos antiguos locales ahora solo habiten en la memoria de ese pueblo que evoca. (I)

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