Las discusiones en tertulias futboleras tienen en la mayoría de los casos a los mismos protagonistas, porque esto indefectiblemente se atribuye a que la gran masa es seguidora de ciertos colores que se roban la atención y minimizan otras situaciones que quedan en la sombra. El firmamento del fútbol tiene los ojos puestos en ciertos equipos que derrochan figuras en sus filas y de esta manera captan e inclinan el interés de adeptos hipnotizados por torneos que en algunos casos poseen hasta tres competiciones diferentes. Para poner claro el tema debemos reflexionar que las grandes ligas son dominadas por algunos clubes poderosos económicamente y que por naturaleza luchan en todos los frentes. Particularmente disfruto a los mejores futbolistas del mundo en su accionar, pero no los torneos domésticos donde participan sus equipos porque salvo compromisos puntuales los demás son una quimera para la mayoría de los rivales. Después de un cambio de frente y dominar con el pecho retomo la observación y me zambullo en el campeonato nacional que goza de particularidades que lo hacen muy peculiar y difícil de jugar. Debemos interpretar que los cambios climáticos, las  hermosas incomodidades geográficas que tiene el territorio nacional también inciden en los desarrollos futbolísticos, a tal punto que es normal que cualquier equipo tenga siempre opciones abiertas de ganarle a cualquiera, siendo este pormenor un condimento esencial para que el espíritu del certamen sea para todos igual. En la actualidad, el balompié se emparejó hacia arriba, y eso con el paso del tiempo le da un salto de calidad pero indirectamente fastidia a los sentimientos de los llamados grandes, porque no asimilan que también pueden perder con un rival de menos historia e inversión y a esta coyuntura la denominan fracaso o irregularidad. Los futbolistas actuales no se diferencian en la esencia a los de antaño, ya que la jerarquía siempre pondrá a los mejores exponentes a defender camisetas con presión y objetivos altos, pero sí necesitamos entender que el trabajo es similar en todos los planteles y esto equiparó fuerzas generando sorpresas e incredulidad en los que siempre estuvieron acostumbrados a ganar solo con la camiseta.

Hoy los hinchas más longevos no conciben que equipos sin seguidores y con presupuestos muy lejanos a los clubes históricos puedan ser representantes del país en torneos internacionales, tesitura impensada en otras épocas que sin querer inclina a la mayoría a definir al certamen nacional como anómalo. Me opongo rotundamente a este juicio tan arraigado en la opinión general por el simple hecho de que los torneos que tanto contemplamos terminan siendo aburridos y solo se espera por la caída de uno de los cuatro o cinco animadores, mientras los demás trajinan por intereses más austeros.

Como adepto enfermizo de este deporte tan mágico me deleito mucho más con nuestra realidad que con la que nos venden desde otros lugares del mundo, que se diferencia abruptamente de nuestros países en la parte económica, pero que dentro de sus competiciones podemos descubrir que la mayoría pelea por intereses opacos y solo unos cuantos pueden aspirar a llegar a lugares estelares. Por eso, prefiero disfrutar nuestro torneo irregular ya que ese antagonismo tan acaparador aquí no sucede. (O)