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El Telégrafo

Josefina y 'Pepe' se conocieron por el fútbol

Josefina Santamaría guarda como una reliquia el retrato de su esposo José Terán. En las paredes de su casa, ubicada en el barrio Salcoto, suroriente de Sangolquí, cuelgan algunas fotos del fundador del equipo.
Josefina Santamaría guarda como una reliquia el retrato de su esposo José Terán. En las paredes de su casa, ubicada en el barrio Salcoto, suroriente de Sangolquí, cuelgan algunas fotos del fundador del equipo.
Foto: Álvaro Pérez / El Telégrafo
21 de julio de 2016 - 00:00 - Javier Tamba Guzmán

A Josefina Polonia Santamaría (73 años) todavía le duele el recuerdo de su esposo, José Terán, ilusionado con recuperarse de una peritonitis y aferrado a la idea de criar a Jorge, el último de sus hijos. La enfermedad pudo más. A los pocos días, ‘Pepe’ falleció y el pequeño, de 7 meses, no conoció a su padre.   

Doña ‘Pola’, como la apodaron sus conocidos, no puede evitar el llanto. En los últimos días, a raíz del éxito de Independiente del Valle, finalista de la Copa Libertadores de América de 2016, el nombre de su cónyuge ha sonado como nunca en la radio y la televisión. Sonríe, mientras las lágrimas se detienen en la comisura de su boca.

José Terán recibe un reconocimiento de una radio de Sangolquí, previamente a un partido de Independiente, en la década del 60.

Las vidas de ambos siempre estuvieron relacionadas al fútbol; de hecho, se conocieron en el estadio de la Liga Cantonal de Rumiñahui, donde ella vendía refrescos y él participaba en el campeonato local. Lo conoció cansado, agitado, pidiendo una bebida. Bastó que se vieran mutuamente para quedar ‘flechados’.

Algo delicada aún por la operación de la vesícula a la que se sometió hace un par de semanas, doña ‘Pola’ repasa la sala de su casa, ubicada en el barrio Salcoto, al oriente de Sangolquí. De las paredes cuelgan varias fotos de José Terán, incluida una donde está junto a Polo Carrera, uno de los mejores jugadores del balompié ecuatoriano.

“Así era el ‘Pepe’ -menciona Josefina-, apreciado por todos, hasta por las personas importantes”. Nunca olvidará que Joaquín Larco, alcalde de Rumiñahui hace 5 décadas, les tomó un gran aprecio, al punto de ofrecerles ser conserjes del Municipio, situación que ayudó a la joven pareja a salir adelante.

José Terán, primero desde la izquierda, junto a Polo Carrera (de blanco) y otros futbolistas de Independiente.

A partir de ser enamorada de José, ‘Pola’ le tomó más atención al fútbol, se convirtió en la hincha número 1 de Independiente y lo acompañó desde los graderíos hasta cuando dejó de llamarse Independiente José Terán.

No le gustó para nada que le cambiaran el nombre y los colores del uniforme, pero, pese a ello, nunca dejó de sentir que en el equipo está el alma de su amado. Cree que, de alguna manera, desde el cielo, intercede por el club, y también por la familia.

Asimismo, lejos de las canchas, José era un hombre responsable y emprendedor. Supo mantener la reputación de la zapatería que le heredó su progenitor (Julio Terán), a la que llegaban los principales hacendados del cantón desde los sectores más lejanos.

Tampoco perdía la fe, en su agenda de sueños por cumplir estaba graduarse de bachiller, convertirse en abogado y empujar hasta que el ‘Rojo de Sangolquí’ ascienda a la primera categoría nacional, a codearse con Barcelona, Liga de Quito, Emelec, El Nacional, Deportivo Quito, Deportivo Cuenca...

El club utilizó uniforme rojo desde 1958, año de su fundación, hasta 2005, cuando pasó a llamarse Independiente del Valle.

Josefina lo apoyaba incondicionalmente. Para él, estudiar era fundamental; no únicamente se lo exigía a sus hijos: Lupe, Yolanda, Diego y Jorge, sino a sí mismo; por eso ingresó a la sección nocturna del colegio nocturno Rumiñahui, donde sobresalió como estudiante.

Entre varias de sus experiencias como colegial están los triunfos que obtuvo por ganar un concurso de libro leído y otro de matemáticas; por este último ganó una bicicleta, que pasó a ser su principal medio de transporte.

De aquello, rebuscando en su memoria, Diego Terán (46 años) vuelve al pasado para verse a sí mismo detrás de su padre en la bicicleta. Cuando iban en la noche o la madrugada, el pequeño llevaba una linterna, al tiempo que ‘Pepe’ pedaleaba por los empedrados y polvorientos caminos de la localidad. Otra remembranza que asalta su pensamiento es la de las idas al estadio; entrando en los hombros de su progenitor.

El estadio o los estadios, interviene Josefina, ya que Independiente, como campeón de Rumiñahui, también actuó en lides intercantonales; bregando contra elencos como el San Pedro de Cayambe, el Chile de Machachi y otros elencos tradicionales de Pichincha.

Entrecortando un suspiro, la mujer cuenta las reuniones familiares los fines de semana, cuando sacaba una enorme piel disecada de vaca, quitaba la mesita de la sala y la tendía en el piso; ahí se recostaba junto a sus hijos y veían televisión.

Estricto como él solo, José rozaba la obsesión por el orden y la limpieza. A ello añadía su afición por las manualidades, de las varias cosas que confeccionó para la casa estaba una mesita con sillas pequeñas, de color plomo, utilizadas por los niños.

Sus destrezas y sociabilidad las extendía fuera de casa; era uno de los principales promotores de celebraciones y agasajos, su presencia era permanente. En Año Nuevo, por ejemplo, organizaba a sus amigos para que se vistieran de viudas; en otras ocasiones promovía concursos de belleza con las chicas guapas de su sector de residencia.

Una interesante aclaración que hace Diego es que el primer equipo en el que jugó su padre fue el Rumiñahui, pero, como la mayoría de sus integrantes superaban los 30 años, pensó en lo trascendental de tener un representativo propio, en el que tengan mayor cabida los jóvenes. Tenía entre 17 y 18 años cuando fundó al Independiente.

La creación del plantel contó con el apoyo de unas 70 personas, predominando los artesanos: carpinteros, sastres, orfebres, zapateros, joyeros y obreros de la hoy extinta fábrica de cigarrillos El Progreso.  

El naciente club, que se inspiró en el argentino Independiente de Avellaneda, se enfrentó con los ya existentes Chacarita, Huracán, Salinas, Rumiñahui, Brasilia... sembrando especial rivalidad con el Brasilia del barrio La Paz.

Tras su deceso en 1975, a los 33 años, varios de sus compañeros -narra Josefina- sugirieron aumentarle el José Terán a Independiente en honor a su mentalizador. Ella estuvo de acuerdo con ello, pero no con el reclamo que le hicieron: se llevaron la enorme colección de trofeos que ‘Pepe’ tenía en su vivienda. Ella y sus hijos no pudieron evitarlo.

Por este motivo, doña ‘Pola’ no quiere quedarse sin nada; aclara que del señor Michel Deller, principal directivo de Independiente del Valle (IDV), no desea dinero, pero sí que el estadio que construya o alguna infraestructura importante se bauticen como José Terán.

Especifica que, según le explicaron los nuevos accionistas del IDV, la razón de alterar la denominación de la institución es que ningún club profesional del país lleva el nombre de una persona. Por eso se buscó otra manera de identificar al ente con el Valle de los Chillos.

El combinado, no obstante, gracias a su brillante campaña en la Copa Libertadores de 2016, es ahora un símbolo del cantón Rumiñahui. Su acceso a la final le granjeó la admiración de todos, incluso de los directivos de Clan Juvenil, adversario de Independiente a escala amateur.

Juan Cevallos, presidente del Clan, cita que el IDV es un orgullo para la ‘tierra del hornado’ y lo obliga a pelear con mayor ímpetu por ascender a la serie A, para instaurar el ‘Clásico del Valle’.

Por su parte, Diego revela que en 2010, cuando fue a visitar en el lecho de muerte a Jorge Atapuma, el mejor amigo de su padre, este le dijo: “¿Te acuerdas de lo que nos decía, que el club sería uno de los mejores de Ecuador? Se está cumpliendo, mijo, se está cumpliendo”. (I)

Sangolquí amaneció optimista y 'arropada' por los colores negro y azul 

“Para mis negros, hornado gratis”, dijo con desenfado Johanna Chuquimarca, una de las vendedoras del tradicional plato típico en el Mercado de Sangolquí. Ella, como la mayoría de habitantes del cantón Rumiñahui, quieren premiar la actuación de los jugadores del Independiente del Valle (IDV), en la Copa Libertadores de América de 2016.

Las ciudadanos de la localidad amanecieron entusiastas con la idea de que el ‘Rayado’ tome ventaja sobre Atlético Nacional de Medellín, en el duelo de ida del certamen interclubes más importante del continente.

Vendedores de Guayaquil, Riobamba, Quito y otras urbes madrugaron para llegar lo antes posible al Valle de los Chillos. Camisetas, banderas, vuvuzelas, manillas, gorras, de Ecuador y del ‘negriazul’, le daban color al frío clima que predominó en las calles sangolquileñas.

Galo Lema arribó desde Riobamba con 50 camisetas y 3 banderas, y se ubicó en la esquina de la avenida Luis Cordero y calle Carlos Larco, a 100 metros del estadio Rumiñahui. A esa hora también circulaba Isabel Ñacato con un coche en el que expendía caramelos, papas fritas, cigarrilos, etc. Ambos estaban dispuestos a extender su jornada en vista de que al estadio, desde las 17:00, comenzarían a entrar cientos de aficionados para seguir en el estadio las incidencias del lance.

Por disposición del Municipio, en el escenario se instalaron 4 pantallas gigantes; frente a la tribuna vieja (oriental) una de 6 por 4 metros, y del lado de la tribuna nueva (occidental), 3 pantallas, de 5 por 2 metros cada una.

En el exterior del recinto, Jorge Apunte, Ángel Riera, Isabel López y el niño Francisco Riera daban vueltas en un auto Lamborghini Countach ochentero, al que Jorge y Ángel pintaron con el escudo y los colores del cuadro ‘negriazul’. Fue su homenaje a la sorprendente labor de un equipo chico, que con menos dinero que otros clubes del continente ha volado alto, muy alto.

Al mismo tiempo, en la plazoleta municipal, la banda musical del Cabildo entonaba música nacional; animando al equipo que en la actualidad porta el estandarte tricolor.

A pocos metros, Johanna Chuquimarca y Carlos Chumaña exhibían en una bandeja a un chancho hornado, adornado con un cintillo del IDV. Johanna comentó que ella y otras vendedoras del Mercado Turismo planeaban organizar un festín para toda la plantilla y cuerpo técnico de la entidad.

Los guayaquileños Patricio Muñiz y Fernando Lino entraron a la plazoleta con vuvuzelas bajo la expectativa de hacer su agosto en pleno julio. Hasta el mediodía de ayer no les había ido mal en el negocio.

Familias enteras, como la Vega-Castro, conformada por 5 personas, circulaban uniformadas con blusas ‘negriazules’. Lo mismo se veía en el mercado, en el Parque Turismo, en el Parque Central y en otros espacios públicos. La iglesia volvió a amanecer con 2 banderas en el campanario: la de Ecuador y la del IDV.

Algunos propietarios de tiendas y restaurantes anunciaron que abrirían hasta cuando se termine el compromiso, aquello les garantizaría elevar sus ventas, tal como ocurrió el 14 de este mes cuando Independiente del Valle sometió 3-2 a Boca Juniors en la Bombonera de Buenos Aires. Aquella noche se convirtió en velada tras la clasificación del elenco a la final del torneo internacional. La cantidad de aficionados al fútbol que salió a celebrar fue tal, que en varias calles se cerró el paso vehicular. Caída la tarde, con chompas, bufandas y gorras, los residentes de Rumiñahui ingresaban al estadio de la Liga Deportiva Cantonal; todos esperaban un triunfo del ‘Rayado’ y confiaban que el próximo miércoles, en la contienda de vuelta, a estelarizarse en Medellín, el IDV levante la copa. Algo inédito, ya que sería el primer equipo de la región en ser campeón de la Libertadores, sin serlo de su país. (I)

Datos

El Club de Alto Rendimiento Especializado Independiente del Valle, anteriormente llamado Club Social y Deportivo Independiente José Terán, fue fundado el 1 de marzo de 1958 por José Terán y actualmente participa en la serie A de Ecuador. Por ello es considerado patrimonio de los sangolquileños y rumiñahuenses, en 2013 fue subcampeón nacional.

José Díaz, Jorge Atapuma, el ‘Negro’ Sanguano, Tomás Zaldumbide y el ‘Marino’ Guayasamín fueron los cofundadores del equipo. En 1977, dos años después de la muerte de José Terán, el nombre del club fue cambiado a Independiente José Terán en honor a su creador.   

En 1995 el equipo ascendió a la segunda categoría de Pichincha por segunda ocasión. En 2006, militando en la misma categoría, el club cambió su nombre comercial a Independiente del Valle y adoptó los colores actuales (azul y negro).

Ascendió a la serie A en 2010. Su primer partido en la categoría de privilegio fue el 6 de febrero de ese año, con victoria 1-0 ante el Manta Fútbol Club, aunque el 15 de enero ya había jugado un partido importante transmitido por televisión a todo el país, cuando en la ‘Explosión Azul’ enfrentó al Club Sport Emelec, que lo derrotó 2-0.

Es el primer y único club de Ecuador en participar en la Copa Libertadores Sub-20 en tres ocasiones consecutivas.

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