La misión de ser el primer semillero de futbolistas ecuatorianos y, con ello, convertirse en el mejor equipo del país es una realidad que Independiente del Valle (IDV) refleja con su campaña en la Copa Libertadores de 2016, de la que hoy empezará a disputar la final.

Seis de sus exponentes titulares y uno de sus principales alternantes son cosecha de las divisiones de base. Y si bien algunos pasaron por el Norte América de Guayaquil, la mayor parte de sus carreras y la superación académica las cumplieron en el centro de alto rendimiento de Chillo Jijón. En este sector de Sangolquí se forjaron los defensas Luis Caicedo y Luis León; los volantes Jefferson Orejuela, Junior Sornoza, Gabriel Cortez y los artilleros José Angulo y Bryan Cabezas.

La formación de estos chicos no se limitó a conceptos técnicos y tácticos del rey de los deportes, ya que también contaron con una nutrición adecuada y un sitio seguro donde dormir, con espacios de recreación y esparcimiento.

Los 7 constituyen historias excepcionales de personas que quisieron ser futbolistas profesionales, quemaron etapas, llegaron al primer equipo y ahora viven del balompié. Anualmente, a los 24 clubes de fútbol rentado del país, 12 de la serie A y 12 de la serie B, llegan cientos de niños y adolescentes, pero pocos alcanzan el objetivo. Entrar tampoco garantiza que se queden en la senda del éxito; las lesiones, la indisciplina, el bajo rendimiento y los retiros voluntarios acechan a decenas de aspirantes.

En el caso de IDV, estar ahí no es fácil. De acuerdo con Álvaro Carcelén, quien ha manejado varias de las divisiones inferiores, anualmente se prueban de 120 a 130 chicos, pero muchos se van por indisciplina. “No podríamos decir cuál es el porcentaje que sale, porque cuando uno se va, inmediatamente ingresa otro, por lo que en la residencia siempre hay de 120 a 130 jugadores”, detalló Carcelén.

Ser buen estudiante es un requisito. No sirve de nada ser un gran futbolista si no hay dedicación en el aspecto académico. Santiago Morales, gerente de la institución, citó que la capacitación integral va más allá de la enseñanza técnico-táctica, la alimentación y la educación; también cuenta mucho la preparación escénica, es decir, que pierdan el miedo a jugar.

Los chicos suelen viajar al exterior para disputar torneos internacionales de divisiones formativas o van a intercambios con clubes de otros países. Además, desde 2015, la entidad ‘negriazul’ creó la Copa Mitad del Mundo, en la que participan equipos con menores de 20 años. El torneo se realiza en las canchas de Chillo Jijón. Este año estarán presentes las selecciones juveniles de Paraguay y Ecuador. A eso se suma que el ‘Rayado’ es el único club ecuatoriano con actuaciones en la Copa Libertadores sub-20; estuvo en las 3 versiones de este certamen: 2011, 2012 y 2016.

El propósito de estas presentaciones, añade Morales, es que al momento de llegar al plantel estelar, cada jugador tenga más de 15 partidos internacionales y con ello el roce suficiente como para saber cómo se siente actuar de visitante, en otro tipo de clima, cancha, etc.

Aquello hace comprensible la respuesta de José Angulo al decir que no estaba nervioso por tener que afrontar la final de la Libertadores frente a Atlético Nacional de Medellín, y recordar que aprendió a dominar el miedo cuando encaró finales en las categorías básicas. Otro detalle fundamental es que el ‘Rayado’ es la única entidad futbolera local que permite seguir por YouTube los cotejos de las divisiones menores.

Los integrantes de IDV ahora no solo demuestran tener categoría internacional, por lo que reciben propuestas de clubes del exterior, sino que también se apuntan como cartas principales en el recambio generacional de la selección ecuatoriana.

Gracias al accionar de estas figuras, IDV alimentó algunas estadísticas, como ser el equipo más joven de la Libertadores 2016, que con un promedio de 24 años de edad, es el único sobreviviente de la repesca; o ser el único que, sin ganar su grupo, pasó por encima de River Plate, Pumas y Boca Juniors, todos primeros en sus llaves de primera fase.

Ahora, como protagonista de la primera final de la Libertadores que jugarán 2 planteles del Pacífico, alimenta la ilusión de ser el primer equipo de la región en alzar el cetro del torneo interclubes más importante del continente, sin haber ganado una corona nacional.

En lo que respecta a datos de cada uno de estos talentos, Luis Caicedo Medina nació en Guayaquil el 11 de mayo de 1992 y comenzó su andar en 2009 en Fedeguayas, desde donde pasó a filas de IDV en 2010. Se desempeña como back central.

Luis Fernando León nació en Valencia (Los Ríos), el 11 de abril de 1993. Se inició en El Guayacán, Los Ríos, en 2004, cambiándose al San Camilo de la misma provincia en 2007. En 2009 se ‘mudó’ 2 veces, primero al Norte América y luego a IDV; es líbero.

Jefferson Orejuela vio la luz en San Lorenzo (Esmeraldas), el 14 de febrero de 1993; su etapa deportiva la empezó en 2010 en el Norte América; el mismo año arribó a IDV; es volante de corte.

Junior Sornoza está en el mundo desde el 28 de enero de 1994; natal de Portoviejo (Manabí), dio sus 'pininos' peloteros en el Cristo Rey de Manabí en 2005. Al cuadro ‘negriazul’ arribó en 2009. Es centrocampista de creación.

Gabriel Cortez, también volante de enganche, es natural de Esmeraldas, donde salió del vientre materno el 10 de octubre de 1995. Se inició en el Sagrado Corazón de Jesús de la provincia verde en 2006; en IDV está desde 2009.

Bryan Cabezas nació en Quevedo el 20 de marzo de 1997. Del Segundo Hoyos, donde actuó en 2009, pasó al Norte América en 2010; en 2011 aterrizó en Independiente. Es ariete.

José Angulo nació en San Lorenzo el 3 de febrero de 1995. Comenzó en Norte América en 2011, pero el mismo año fichó por IDV. Es el delantero sensación de la Libertadores; totaliza 6 tantos, al igual que Sornoza, 3 más que su compañero de fórmula Bryan Cabezas. (I)