Ricos contra pobres. Subidos a una nueva ola neoliberal que baña las costas del Río de la Plata con presiones oficiales para privatizar los clubes, el fútbol argentino quedó al borde de una guerra en la que solo los más ‘poderosos’ tienen las cartas para ganar.  

La consecuencia de esa batalla es la creación de una liga paralela donde solo compitan los ‘grandes’ como River y Boca y otros 14 clubes, algunos de élite y otros invitados como simples ‘partenaires’ para llevarse una porción de la torta. El premio es la repartición del dinero surgido de la comercialización de uno de los torneos más importantes del mundo. La ecuación es simple:  menos clubes, más fondos para repartir. Y mientras más grandes, más dinero a recibir, como ocurre en la desigual liga española.  

La escisión está tomando forma. Después del papelón en los comicios de fines de año pasado para elegir a las nuevas autoridades, anulados  tras un empate imposible ya que el número de delegados con derecho a voto era impar, la Asociación del  Fútbol Argentino (AFA) entró en una pendiente. Hoy el organismo está en manos de Luis Segura, ex presidente del humilde Argentinos Juniors e identificado con el ‘grondonismo’ residual, que seguía a rajatabla las órdenes del fallecido y ‘eterno’ presidente Julio Grondona, involucrado post-mortem en el escándalo de la FIFA.  

El rival de Segura en esas elecciones fallidas, el popular animador de TV y vicepresidente de San Lorenzo, Marcelo Tinelli, se fue diluyendo tras sufrir una gran decepción en esos comicios que pensaba ganar de manera holgada. Hoy el principal candidato para ganar las elecciones de la AFA el 30 de junio próximo es Claudio ‘Chiqui’ Tapia, presidente de Barracas Central, de la tercera categoría del ascenso y que tiene el apoyo mayoritario de las instituciones más humildes que sueñan con jugar algún día en primera. Pero los clubes grandes, con River, Boca y Rácing a la cabeza, no quieren que la AFA quede en manos de un club ‘chico’ que los obligue a repartir de una manera más equitativa el negocio de los derechos de TV.

La alarma se desató en la reunión del comité ejecutivo de la asociación el martes pasado. Los representantes de los ‘grandes’ se ausentaron y dejaron el barco a la deriva. Solo fue el delegado de Independiente, otro grande, pero solo porque el ‘Chiqui’ Tapia es yerno del presidente del Rojo, el sindicalista Hugo Moyano.

La idea de los rebeldes es repartir en forma desigual –con jugosos fondos para los grandes y unas monedas para los chicos-  los millonarios derechos de la TV. Hoy los grandes reciben más dinero que los chicos, en una división por escalas, pero prevén agrandar aún más esa brecha. La nueva liga, escindida de la AFA, la jugarían Boca, River, Rácing, Independiente y San Lorenzo, los cinco grandes del fútbol argentino, más otros equipos de élite o populares como Vélez, Huracán, Estudiantes de La Plata, Newells y Rosario Central. A la ‘fiesta’ serían invitados clubes más humildes como Lanús, Bánfield o Gimnasia, y otros que quieran subirse al barco como simples compañeros de baile. ¿Y la AFA? Mantendría los torneos de ascenso y la selección nacional. Y miraría por TV la primera división.   

Esta batalla se da en un marco enrarecido por presiones oficiales para convertir a los clubes en Sociedades Anónimas. Actualmente son entidades civiles manejadas por sus socios, que eligen a sus autoridades por un período determinado. El presidente Mauricio Macri dijo que “debe ser optativo” para los clubes sumar capital privado.

Al mismo tiempo, la guerra entre clubes ricos y pobres se enmarca en las negociaciones por la renovación de los contratos de televisación gratuita de los partidos de primera división, un programa que creó el kirchnerismo y que se llama ‘Fútbol para Todos’. Hoy el gobierno macrista negocia extenderlo hasta el 2019, pero ya avisó que ese año dejará de ser gratuito y quien quiera ver a su equipo favorito por la pantalla, deberá pagar.

Hay cuatro grandes empresas interesadas en el negocio:  el  Grupo Clarín, Fox, Al Jazeera y Turner, este último el favorito de Macri, según dijeron fuentes cercanas a la licitación, ya que el presidente estadounidense Barack Obama le habría prometido inversiones en su reciente visita al país austral y el nombre del empresario de medios surgió en la charla. Turner negocia actualmente su desembarco televisivo en Argentina con la compra del canal TELEFE.   

“Se juntaron dos escenarios que son las elecciones de la AFA y un nuevo gobierno de signo privatista y pro mercado bien diferente del modelo más estatista anterior. La economía y la política forman parte de este debate en un fútbol que, como el mundo, parece agrandar cada vez más las diferencias entre poderosos y débiles”, resumió a EL TELÉGRAFO el columnista deportivo del diario La Nación, Ezequiel Fernández Moores. (I)