Un lote de 420 placas de cerámica que serán colocadas en igual número de viviendas patrimoniales restauradas en Ecuador lleva el sello carchense. Estos objetos fueron elaborados por hábiles manos artesanas como parte de un pedido del Ministerio de Cultura y Patrimonio.

Los artesanos, 12 en total, que pertenecen a diversos sectores de la fronteriza provincia del Carchi, al norte del país y limítrofe con Colombia, dieron sus primeros pasos en este campo hace 5 años, siempre apoyados por del Gobierno Municipal de Montúfar y el Instituto Nacional de Patrimonio Cultural (INPC).

Este grupo de artistas de la arcilla se consolidó como Asociación de Ceramistas del Carchi y no solo elabora las placas distintivas para diferentes bienes patrimoniales, sino también vajillas, jarras, adornos, réplicas de objetos, entre los cuales se incluyen diseños de la cultura Pasto (750 a. C.-1540 d. C.).

La elaboración de las cerámicas exige un trabajo que puede durar varios días. La arcilla proviene de las minas ubicadas en San Gabriel (Montúfar) y Tulcán.

Edison Pozo, ceramista, explica que el primer paso es obtener la materia prima, es decir, la arcilla. Una vez cumplido este paso, se realiza el proceso de secado y majado. Finalmente, en los molinos de martillo la arcilla es pulverizada y finalmente tamizada.

La arcilla en polvo se puede usar en pasta o barbotina. La pasta sirve más para los modelados, por ejemplo para diseñar las placas patrimoniales, mientras que en barbotina, la arcilla se introduce en un molino de bolas y se obtiene la arcilla líquida, utilizada para colados. Además es posible obtener vajillas, también bajo el uso de moldes.

Algunos ceramistas laboran a tiempo completo y otros a medio tiempo. Una sola persona puede elaborar 50 piezas diarias y pulirlas hasta llevarlas al horno.

Francisco Ponce Rosero es uno de los primeros ceramistas que logró perfeccionar este arte. Para él, este trabajo se convirtió en una importante fuente de ingresos económicos. El taller ubicado en el centro de la urbe sangabrieleña no es amplio (2 cuartos, uno para horneado y otro para producción), pero tiene el espacio suficiente para cumplir con los pedidos.

Hace unas semanas, el Municipio de Montúfar solicitó la elaboración de 700 réplicas de objetos de la cultura Pasto y vajillas con la misma temática para exhibirlas en el nuevo Museo de Artesanías de la ciudad.

En este taller funcionan 2 hornos a gas, cuya adquisición exigió una inversión de $ 5.200 por cada uno, el primero fue entregado por el Cabildo Montufareño como parte del proyecto de economías creativas y el segundo fue adquirido por los artesanos.

Otra de las integrantes de la asociación es Rocío Imbaquingo, del cantón Espejo y una de las encargadas de moldear la arcilla. Antes de dar forma a la cerámica, se ciñe un delantal azul y sobre una mesa de trabajo, como si se tratara de plastilina, amasa la arcilla en busca de la figura u objeto deseado.

En la Casa de las 7 Puertas, a pocas cuadras del taller, se puede adquirir todo tipo de objetos. La casa es utilizada como punto de venta de varias artesanías.

Los costos dependen del tamaño, figura y acabado: una pieza en bizcochado puede ir de $ 3 a $ 3,50 y una pieza terminada con brillo o vidriado, de $ 8 a $ 10.

Para Pozo, el plus que el grupo de ceramistas imprime en sus trabajos es la iconografía Pasto, como el Sol Pasto (sol cuadrado de 8 puntas) y el Guerrero Pasto, símbolos representativos y ampliamente conocidos de la zona norte del Ecuador, y, sobre todo, que los diversos objetos elaborados son libres de tóxicos y químicos.

Andrea Andrade, de la Unidad de Comunicación del Municipio de Montúfar, señaló que este tipo de iniciativas son fundamentales, porque permiten dinamizar la economía local. (I)