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El Telégrafo

Leonel Montoya Sánchez / extécnico de fútbol

"Si Ecuador no tiene la convicción de ganar, será difícil que clasifique"

Leonel Montoya detalla los recuerdos fotográficos y de prensa que atestiguan su trayectoria deportiva. Fotos con Rodrigo Paz, Alberto Spencer, César Luis Menotti, Carlos Bilardo -entre otros- constan en su archivo.
Leonel Montoya detalla los recuerdos fotográficos y de prensa que atestiguan su trayectoria deportiva. Fotos con Rodrigo Paz, Alberto Spencer, César Luis Menotti, Carlos Bilardo -entre otros- constan en su archivo.
Foto: Mario Egas / El Telégrafo
26 de marzo de 2017 - 00:00 - Javier Tamba Guzmán

Todo empezó cuando escuchó  el golpecito de una piedra en la ventana de su casa. Era domingo y Leonel Montoya no esperaba visitas, se asomó por el vidrio y miró a su amigo, Gilberto Gutiérrez, quien estaba ahí para convencerlo de probarse en la selección de Antioquia. Aunque quiso excusarse ni la respuesta de haberse retirado ni el pretexto de no tener indumentaria convencieron a Gutiérrez. Al salir con su vecino hacia el estadio, la historia de uno de los entrenadores más queridos en Sudamérica acababa de comenzar.

Reconocido en la ‘nación cafetera’ como el primer timonel de ese país en triunfar en el exterior, y en territorio equinoccial como uno de los más exitosos por llevar a Liga de Quito a la fase semifinal de la Copa Libertadores de América en 1975 y 1976, y a la misma instancia a El Nacional en 1985, Montoya espera con entusiasmo el único duelo que siempre desea mirar empatado, Ecuador-Colombia.

Montoya ha recorrido una vida en la que su nacionalidad comienza en Uribia, al norte colombiano, y termina en Macará, al sur ecuatoriano, por lo que sonríe de buena gana cuando le dicen que es el colombiano más ecuatoriano sobre la faz de la Tierra. “Eso es como empezar el almuerzo comiéndose un sancocho y rematarlo con una fritada acompañada de llapingachos”, cita en tono de reflexión.

Con 60 años de residencia en Ecuador y próximo a cumplir 85  años el 1 de mayo, el profesor comparte con EL TELÉGRAFO sus sentimientos y vivencias a 2 días del duelo entre ‘tricolores’, válido por la fecha 14 de las eliminatorias del Mundial Rusia 2018.  

¿Cómo se dio su vínculo con Ecuador?

En 1957 jugaba en el Deportivo Independiente Medellín (DIM) y llegamos para un cuadrangular amistoso en Quito, lo ganamos y me contrató el club Atahualpa. En 1959, por disposición de un general Pico, a quien nunca conocí, pero sé que ya murió, el Aucas me contrató. Actué de back central, ese año salimos campeones de Pichincha. Algo inolvidable de esa época es que me convocaron a la selección de Pichincha que confrontó al Real Madrid en un compromiso de exhibición; en este equipo estaban el argentino Alfredo Di Stéfano y el hispano-húngaro Ferenc Puskás; nos ganaron 5-1, Puskás nos hizo 3 golazos desde fuera del área, el gol nuestro lo marcó Roberto el ‘Pibe’ Ortega.
 
¿Es cierto que tuvo una propuesta de Peñarol?

Por mi buen desempeño en Aucas vinieron unos señores del Peñarol de Montevideo, quienes me querían contratar, pero como yo no tenía asesores ni nadie que me orientara no quise ir; me fui al Deportivo Cali y jugué 3 años, salí subcampeón en 1962. No quise ir a Peñarol, club que 6 meses después envió a sus representantes para fichar a Alberto Spencer; él sí aceptó y triunfó. No ir allá fue una equivocación mía.

¿Cómo se dio su paso al balompié profesional?

Trabajé 3 años en el Banco de Colombia y 3 en el Banco de Bogotá; laboraba en la sección cobranzas, llevaba los libros de girado, girador y cedente. Ahí es cuando mi amigo Gutiérrez va a buscarme en la casa para sacarme a jugar fútbol. Era un puntero derecho muy rápido y le pegaba bien a la pelota; en un partido hice 2 goles. Cuando me cambiaba la ropa apareció un señor gordito, rosadito, bien cuidado y me consultó si quería jugar otro partido, él tenía un equipo, yo dije que sí. Hice 2 goles más.

¿Eso lo llevó a la selección de Antioquia?

Representé al departamento en los VII Juegos Atléticos Nacionales de Cali, en 1954, quedamos segundos; ganó el Valle del Cauca (Cali). Ahí empezó mi historia futbolística, porque ese señor gordito, rosadito y bien cuidado del que le hablé era el arquitecto Hernán Gómez Agudelo, que ya falleció, el padre de Hernán Darío ‘Bolillo’ Gómez. El arquitecto me condujo al balompié profesional, porque cuando estaba en el camerino de la selección de Antioquia, me esperaban dos señores para contratarme y llevarme al América de Cali. Jugando para allí me llamó el argentino José Manuel el ‘Charro’ Moreno, una figura que en esos tiempos era como Maradona o Messi. Quería que vaya a jugar para el DIM, me fui, jugué en ese equipo todo el año 1957 y salimos campeones.

¿Por qué razones se encariñó tanto con Ecuador?

Uno no elige dónde nacer y en Ecuador me han pasado cosas que me hicieron sentir un ecuatoriano más. Por ejemplo, en el campeonato de 1975, luego de sufrir un accidente de tránsito, estaba en el hospital del Seguro Social y don Rodrigo Paz (dirigente de Liga de Quito) vino con una grabadora para captar las charlas técnicas; luego se las hacía oír a los jugadores y, gracias a Juanito Araujo y César Muñoz, excelentes colaboradores, las órdenes se cumplían al pie de la letra. Para el último partido del pentagonal final (Liga, Deportivo Cuenca, Aucas, Barcelona y Universidad Católica), Rodrigo me pidió que vaya al estadio Olímpico Atahualpa porque creía que mi presencia motivaría a los futbolistas; me trasladé en una ambulancia, el estadio estaba lleno y, al verme, todos los aficionados me aplaudieron; dirigí arrimado al carro... Liga quedó bicampeón y la gente detuvo la ambulancia para agradecérmelo.

¿El accidente del que habla es el que le causó la discapacidad en la pierna izquierda?

Bajaba por la avenida La Coruña tras dejar en el hotel Quito a un periodista del diario Occidente de Cali que vino al país para entrevistarme. Había llevado a cenar al reportero en un lugar argentino, después de despedirme y encaminarme a mi casa en la urbanización Granda Centeno cayó una espesa neblina;  entonces yo bajé despacio en mi Volkswagen Escarabajo gris (Pichirilo) y repentinamente aparecieron las luces de un auto, tuve que maniobrar para evitar el choque y me di contra un poste. La portezuela me rompió la cabeza del hueso fémur de la pierna izquierda, como parecía algo leve subí a pie 4 pisos, eso desplazó el hueso; si hubiera ido a una clínica apenas ocurrido el choque, no habría pasado nada. Dijeron que me sucedió borracho. No fue así.

Cuéntenos su experiencia como técnico en Liga de Quito

A Liga la tomé en 1972, en segunda división. No había equipo, a todos esos muchachos la gente no los quería porque perdieron la categoría ante la Católica. Rodrigo Paz me llamó y me dijo que armara un elenco, le sugerí que a los anteriores jugadores les regalen el pase, yo quería un grupo nuevo. Formamos un conjunto y con ese ganamos 8 títulos, entre ellos el del ascenso en 1973, el campeonato nacional en 1974 y el primer bicampeonato de la institución en 1975.  

¿Cuál fue la fórmula de sus buenas campañas en la Copa Libertadores, que llevaron a Liga de Quito a la instancia semifinal en 1975 y 1976?

Asumí mi trabajo con mucho amor, le dediqué mi vida; cuando fuimos al complejo deportivo de Pomasqui, Rodrigo Paz comentaba que mucha gente me veía recogiendo piedritas; eso es cierto, llegaba muy temprano a la cancha y me ponía a sacar las piedras para que dejaran crecer la hierba. Salía de mi casa a las 07:00 y volvía a las 20:00 porque me quedaba observando las prácticas de las categorías formativas; esas cosas las interpretan también los jugadores. Me fue muy bien porque a veces les pedía a los futbolistas que hagan concentración en sus casas, que no salgan, y me hacían caso.

¿Es cierto que a los jugadores de El Nacional en 1985 les pidió que en la Libertadores no ingirieran licor?

El Nacional nunca había pasado de la fase inicial, entonces me contrataron por lo que había hecho con Liga en la Copa Libertadores. Todo salió muy bien, el representativo criollo se portó a la altura del certamen y quedó tercero en América, convirtiéndose esa en su mejor campaña dentro de una justa internacional. En ella influyó mucho el respaldo del general Luis Piñeiros, que apoyó lo que le pedía. Le sugerí a la directiva que en lugar de pagarles premios, les compraran casas; las adquirieron en una ciudadela al sur de Quito. Me reuní con las esposas de los deportistas, algunas lloraron cuando les mencioné lo de las viviendas, pero a cambio les pedí que cuidaran a sus maridos. Sesioné con los futbolistas, les pedí que no ingirieran licor mientras durara la Copa Libertadores. No lo hicieron ni en el matrimonio de José Villafuerte.

¿Qué le pareció dirigir a Barcelona?

Estuve 8 meses en la temporada 1978. Vivía en un edificio de la av. 9 de Octubre y Boyacá; cuando salía en el carro, en una cuadra me paraban 2 o 3 canillitas para decirme que ponga a fulano o que cambie tal cosa... ese es el carácter que acompaña al técnico del cuadro ‘canario’, un equipo difícil de manejar por el fervor que provoca, porque la gente interviene mucho; todo el mundo tiene que ver con el ‘Ídolo’. Barcelona es una fuerza popular muy grande, no es que Barcelona se mueva en torno a Guayaquil, al contrario, Guayaquil se mueve en torno a Barcelona.

¿Cómo convenció a Francisco ‘Pacho’ Maturana y a Hernán Darío ‘Bolillo’ Gómez de que fueran técnicos de la ‘Tri’ en sus respectivas oportunidades?

En un principio ‘Pacho’ no aceptó venir, pero yo lo convencí de volver a hablar con Galo Roggiero, presidente de la Federación Ecuatoriana de Fútbol (FEF), vino y hasta el último partido contra Uruguay tuvo chance de clasificar al Mundial de 1998; no se pudo, pero dejó la base que después utilizó ‘Bolillo’. A Gómez lo recomendé luego de que Rodrigo Paz, bajo pedido de Luis Chiriboga, presidente de la FEF, me solicitó que le ayudara a conseguir un entrenador para las eliminatorias del Mundial de 2002. Inicialmente a Rodrigo no le agradó la idea, veía a Hernán Darío como el ayudante de Maturana, le conté entonces que tanto ‘Pacho’ como ‘Bolillo’ jugaron en Atlético Nacional de Medellín cuando el timonel de ese combinado era Alberto el ‘Negro’ Cubilla y su asistente era Aníbal el ‘Maño’ Ruiz, así que se hicieron técnicos bajo esas influencias.

¿Al ‘Bolillo’ le costó adaptarse?

Una noche me llamó Hernán y me dijo que había arreglado, que el señor Chiriboga casi llora diciéndole que no había plata, que le deben a todo el mundo, por lo que el ‘Bolillo’ firmó barato. Sin embargo, a él no le importaron esas condiciones porque, desde hace mucho tiempo, su familia tenía dinero. Eso sí, al mes quería irse, no le gustaba cómo trataba a los jugadores el señor Lucho Chiriboga, a quienes les decía negros tales, negros cuales... Le aconsejé que no se vaya, que dialogue con el directivo y le haga cambiar esa situación.

¿Ecuador está relativamente bien hasta ahora, ¿qué le falta —como equipo, como fútbol ecuatoriano— para ser mejor?

Convicción, si uno no tiene en su cabeza que puede ganar el partido, es muy difícil que lo gane, porque a la primera de cambio bajan los brazos. Aunque el cotejo sea difícil hay que salir a buscar la victoria, lo esencial es la convicción íntima que tengan los jugadores. Eso no se lo da nadie, se lo da su comportamiento personal.

Montero es criticado porque no sabe resolver las jugadas después de gambetear, ¿por qué es tan importante para Quinteros?

Montero necesita un acompañamiento, porque se saca a uno, pero encuentra a otro esperándolo y este le gana la posesión. Debe tener el apoyo de un volante, puede ser Noboa o cualquiera, pero que él tire una gambeta y se apoye, no que lance una y tenga que tirar otra, pues ahí se desequilibra.  

¿El sector donde más problemas tiene Quinteros es en el centro de la zaga... ¿Mina con Cunti? ¿Achilier con Cunti? ¿Erazo? ¿Qué carencias tienen?

Achilier pega mucho y pegar en esa posición significa debilidad, porque al oponente hay que pararlo con fútbol, no con golpes. Además, va creando cierta sospecha en el árbitro, quien le pone más atención al saber que comete faltas. Al volante Pedro Quiñónez le ocurre lo mismo.

¿Qué cambió del estilo colombiano con Gustavo Quinteros?

El fútbol que enseñaron los colombianos es de toque y eso lo lateralizaba mucho; Quinteros profundizó más, Ecuador traspasa la media cancha con uno o 2 toques; antes eran 7, hoy pasan al ataque muy rápido. Eso lo logró este seleccionador.

¿Qué le faltó a Sixto Vizuete para ir al Mundial de 2010?

Él sabe de fútbol, pero le faltó personalidad. Hubo un partido en Medellín entre Colombia y Ecuador. Recuerdo un grito que provino de Iván Hurtado: “No haga más cambios”. Sixto estaba al borde de la cancha, iba a hacer otra variante y se dejó gritar. Eso fue lapidario.

¿Qué hizo José Pékerman para clasificar a Colombia al Mundial de 2014 luego de que técnicos colombianos no pudieron hacerlo para 2002, 2006 y 2010?

Pékerman coincidió con momentos muy especiales que tenían jugadores como Juan Guillermo Cuadrado, Cristian Zapata, Teófilo Gutiérrez, Fredy Guarín, James Rodríguez... (I)

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