2013 es un año histórico, por las revelaciones del espionaje mundial. Y desde ahí ha surgido una serie de dudas e interrogantes. La fundamental: ¿por qué las naciones dependen del servicio de internet de una hegemonía política y económica? Algunos dirán que por eso mismo: por ser potencia.
Empero, aquello estaría justificado si, además, ese servicio garantizara y respetara la soberanía, la intimidad y hasta la privacidad de las personas; sin embargo, parece que no es así.
La investigación publicada por este diario ayer plantea los retos de las naciones para asumir su autonomía y soberanía para comunicarse libremente sin riesgo para su integridad y, sobre todo, para el desarrollo científico, educativo, de seguridad nacional de sus ciudadanos y autoridades.