Por varios mecanismos, noticias, discursos, frases y lugares comunes, comentarios y editoriales la palabra libertad se ha puesto de moda. Incluso, algunos alcaldes en su posesión la enarbolaron como lo central de su pensamiento, sin ningún rubor, pues efectivamente ganaron las elecciones bajo un modelo democrático y en el ejercicio de todas sus libertades.
¿Dónde nace esta ‘fiebre’ por la libertad? ¿Es un postulado de los liberales que sueñan con ese ‘absolutismo’ para que la democracia sea el sistema de los más poderosos? ¿Se construye para constrarrestar a otro modelo que imagina la justicia, la libertad y la democracia con base en los derechos, la equidad y la justa redistribución de la riqueza?
Parece que nace de una estrategia mundial para imponer un solo ‘modelo’ de libertades. Y acá, algunos prestigiosos pensadores y editorialistas criollos la asumen como un derecho absoluto: que haya libertad, aunque no haya equidad; que sea para todo, aunque pocos la usen para expresar y participar; que nazca de las estructuras de poder oligárquico y financiero, para que la plebe la use como escudo ante supuestas tiranías que no le dejan ni siquiera consumir.
En otras palabras: están desafiando el proceso político nacional y regional porque ya no constituyen el pilar de las decisiones y porque ese modelo ya no contempla privilegios.
Penosamente, los medios privados y comerciales ahora abogan por ese postulado libertario, aunque sea para pocos y los de siempre: quienes financian con publicidad debates inclinados a una sola bandera cabildean para que los editorialistas se preparen para el arribo de un código monentario y financiero que supuestamente consolidará el poder absoluto del Estado; y sostienen (¿financian?) las voces ‘críticas’ con reuniones forjadas desde el temor de que vamos camino a una sovietización de la economía, la cultura y la política.
Habrá que recordar que esas mismas posturas (en un contexto histórico concreto) también se usaron cuando Bolívar hablaba de una Patria Grande o cuando Alfaro postulaba la necesidad de la integración nacional. ¿No fueron las oligarquías de la época las ‘torpederas’ que generaron con los medios y los políticos conservadores la desestabilización a través de enarbolar los valores de la libertad como derecho absoluto?
Hoy tenemos ese panorama político a la vista, pero ¿los grandes críticos y analistas del aparato mediático de la derecha se olvidan qué era la libertad para los indios, negros y pobres de este país en los ochenta y noventa?
