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El Telégrafo

¿Dónde están los responsables políticos del feriado?

01 de junio de 2014

La sentencia contra Jamil Mahuad marcaría el final de todo el proceso político originado en el llamado feriado bancario. Incluso, se podría pensar que con esa sentencia debería cerrarse ese problema, pero no es así. Tampoco es insignificante la sentencia emitida el pasado jueves. Hay responsabilidades políticas no consideradas y mucho menos asumidas.

La carta de Mahuad a la promulgación de la alerta roja de Interpol dice mucho de su visión sobre lo ocurrido con la peor crisis económica y política de Ecuador. Aparte de exculparse y colocar el tema en una dimensión casi de linchamiento mediático, incluye razonamientos ahora defendidos por ciertos analistas y medios de comunicación: “no había otra opción”, “salvamos al país de una bancarrota”, “se pensó en la gente y no en los banqueros”, entre otras frases. Y con ello parecería que ahora los ecuatorianos debemos poner en un altar a Mahuad por el ‘gran favor’ que nos hizo en 1999.

La realidad es otra: desde 1981, con el gobierno de su tutor, Osvaldo Hurtado, pasando por los de León Febres-Cordero, Rodrigo Borja y Sixto Durán-Ballén, pero sobre todo en este último, se configuró un modelo económico depredador de soberanía, al servicio de los banqueros y conectado al capital financiero internacional. La Ley del Régimen Monetario y Banco del Estado, en 1992, abrió el camino. Y se consolidó en 1994 con la Ley General del Sistema de Instituciones Financieras, ideada por un grupo de economistas neoliberales. Varios banqueros, gracias esta normativa, recibieron préstamos del Banco Central (ya con autonomía absoluta) para otorgar créditos vinculados. Y es ahí donde se configura el escenario que afrontó, de modo muy perverso, Mahuad. Si él dice que no tuvo opciones, la historia reciente ha demostrado que hay tantas otras, siempre y cuando se piense en la gente y en la soberanía del país. Pero no olvidemos que, en 1998, la Constitución de Sangolquí (presidida por Osvaldo Hurtado) legitimó todo eso y completó la liberación de los mercados financieros.

No vamos a insistir en la debacle que ocasionó la crisis del feriado bancario, pero también hay que reiterar que los grandes beneficiarios de esa crisis son algunos banqueros y las élites económicas del Ecuador.

Hay que decirlo con absoluta claridad: hubo una colusión de intereses para salvar bancos, y hay responsables políticos reconocidos y ubicados ahora en la llamada ‘restauración conservadora’ que se hacen los locos sin vergüenza alguna.

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