Temperaturas que no superan los 10 grados, fuertes vientos y lloviznas constantes, han sido el panorama en Tungurahua los últimos días.

Pese a ello la llegada de visitantes a Píllaro, ubicado a 20 minutos de Ambato, no se ha detenido. Los  turistas vienen de diferentes partes del país y extranjero para presenciar una de las festividades más coloridas, bulliciosas y atractivas de la Sierra centro.

Se trata de la tradicional Diablada Pillareña, celebración mayor del cantón que en 2009 fue designada Patrimonio Cultural Inmaterial del Ecuador y que se realiza del 1 al 6 de enero.

Tras los desfiles, estadounidenses, europeos, asiáticos y demás visitantes bailan con quienes llevan las enormes, pesadas, coloridas y costosas caretas.

“Es nuestra manera de dar la bienvenida al año nuevo. Es una expresión cultural en la que se conjuga folclor, historia, tradiciones ancestrales, y demás elementos fundamentales de nuestra sociedad, y en la que se pone en escena la creatividad de artesanos de diferentes puntos de la ciudad”, destacó Patricio Sarabia, alcalde de Píllaro.

El funcionario además señaló que cada día de la fiesta llegan al cantón un aproximado de 20.000 personas, lo cual beneficia enormemente al sector turístico.

“Por tal motivo el personal de hoteles, restaurantes, agencias de viaje y demás operadoras se preparan con meses de antelación. Además un fuerte operativo se monta entre el municipio y entidades de socorro y seguridad, a fin de garantizar el orden y control durante las alegres comparsas”, agregó el alcalde.

Los desfiles tienen lugar en los alrededores de la iglesia, parque Central y edificio municipal, y otros puntos, a partir de las 13:00. Cada partida (delegación barrial) sale de parroquias como Rocafuerte, Santa Marianita y Tunguipamba, entre otras.

La tarde de ayer, si bien el sol se dejó ver por momentos, los espectadores tenían a mano chubasqueros, chaquetas impermeables y paraguas con el propósito de resguardarse de las lloviznas.

“En estas fechas, los chubascos suelen caer en el momento menos pensado. Esta ha sido la tónica desde el 1 de enero, cuando inició la Diablada; sin embargo el espectáculo que brinda cada comparsa es sensacional y vale la pena una ‘estilada’”, dijo Norma Guamán, turista cotopaxense que ayer acudió con sus padres e hijos a Píllaro.

Como ella, turistas de Quito, Guayaquil, Manta, Cuenca, Santo Domingo, Ibarra, entre otras ciudades, llegan para degustar platos como fritada, yahuarlocro, caldo de gallina,  y recorrer los atractivos de la urbe.

Difusión turística
Prensa escrita, radio, televisión y medios digitales han promocionado la Diablada a nivel nacional en los últimos meses.

Una delegación de las alegres partidas acudió a fines de diciembre a diferentes medios de comunicación de Quito y Guayaquil para difundir la festividad.

“Acciones como estas, así como las campañas del Ministerio de Turismo y ferias de difusión masiva, dan como resultado una enorme concurrencia. Algo similar sucede con el Inga Palla, fiesta mayor del vecino cantón Tisaleo, a la cual año tras año acuden más de 50.000 turistas”, explicó Lorena Miranda, operadora turística ambateña.

Según Miranda, esta última celebración, junto con la Diablada, Festividades del Señor de Terremoto (Patate) y la Fiesta de la Fruta y de las Flores son los eventos más promocionados.

“Las agencias de Quito, Guayaquil y Cuenca, e incluso las de Galápagos, promocionan los festejos en exposiciones especiales dentro de universidades y redes sociales. También participa la prefectura tungurahuense, entidad que año tras año actualiza la información de las operadoras y prestadoras de servicios de los nueve cantones, además de difundir las Rutas Turísticas de las ciudades”, concluyó Miranda.

El origen de la fiesta es incierto; historiadores dicen que se recuerda un levantamiento indígena de 1898 y la incineración de documentos en la plaza San Juan.

“La hipótesis más difundida es que en el siglo XVII los jóvenes pudientes enamoraban a sus vecinas, cuyos padres los ahuyentaban con horripilantes antifaces de calaveras, criaturas míticas, diablos y fantasmas”, dijo Luis Lara, cronista pillareño. (I)