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El consumo per cápita es de 9 kilos anuales

En Ecuador se faena un millón de reses al año

Los ganaderos consideran que faltan centros de faenamiento antes de pensar en una futura exportación. Foto: Miguel Castro / El Telégrafo
Los ganaderos consideran que faltan centros de faenamiento antes de pensar en una futura exportación. Foto: Miguel Castro / El Telégrafo
05 de julio de 2014 - 00:00 - Redacción Economía

Ecuador espera recibir el próximo año la declaratoria de país libre de fiebre aftosa, con esto habría la posibilidad de exportar carne.

El vicepresidente de la República, Jorge Glas, se refirió al tema en el último enlace sabatino, así como al plan que lleva adelante el Gobierno para impulsar esta industria. A criterio de representantes del sector hay temas pendientes todavía y el tiempo juega en contra.

El apoyo financiero y una garantía de una comercialización justa del producto son los pedidos básicos de los ganaderos que ya han sido transmitidos al régimen. “Nadie invertirá un centavo en mejorar tal o cual cosa si no tenemos esos 2 componentes”, indicó Lorens Olsen, presidente de la Asociación de Ganaderos del Litoral y Galápagos (AGLG).

El dirigente señaló que las soluciones de estos temas ya se encaminan a través de la Subsecretaría de Ganadería, cuya titular, Margot Hernández, anunció hace un mes en una entrevista con EL TELÉGRAFO,  la asignación de $ 1’500.000 exclusivamente para centros de acopio de carne y $ 32 millones adicionales para procesos relacionados con mejora genética. Esto incluye incentivos y líneas de crédito.

Con un faenamiento anual de 15’440.360 millones de kilos de carnes de res, Agropesa es una de las plantas de procesamiento de ganado bovino que por el momento estaría calificada para una posible exportación, según Hernández.

Se trata de la empresa filial de Corporación Favorita que provee de carne a la cadena de supermercados Supermaxi.

Si bien este grupo comercial tiene expectativa en la declaratoria sanitaria para Ecuador, a criterio de uno de sus voceros -quien pidió mantener en reserva su nombre-, “es muy prematuro” pensar  que en cuanto esto ocurra se inicie la exportación.

Para el ejecutivo hay varios factores más que no están “a nuestro alcance”, entre estos la mejora del hato ganadero, un proceso que podría tardar varios años.

La falta de una infraestructura adecuada parece otra de las sombras que se extiende frente al sector. La mayoría de los camales, dijeron ganaderos consultados, no cumple con buenas prácticas de cuidado de ambiente o de manejo de cadena de frío.  

Centros de faenamiento

Vinicio Arteaga, productor de la provincia de Santo Domingo, dijo que hay un proyecto de inversión con el Gobierno para construir 3 centros de faenamiento en el Litoral, Santo Domingo y la Sierra, aunque es necesario llegar a acuerdos en el tema del financiamiento.

Agregó que un matadero para un promedio de 70 animales por  hora  cuesta aproximadamente $ 10 millones y se construiría en 24 meses. La infraestructura debe incluir, entre otras cosas, piscinas de oxidación para procesar los desechos de las reses y transformarlos en abono. “Sería bueno que para cuando esté liberado el ganado de la fiebre aftosa, nosotros ya tengamos los sitios donde matar”, expresó.

Olsen mencionó que la intención de los ganaderos del Litoral es similar, y para que la exportación se convierta en realidad se requieren incentivos con créditos a largo plazo y con una tasa de interés baja, incluso subsidios. Además, se trabaja en esto con esta subsecretaría.

El titular de la AGLG recordó que la ganadería en el país ha sufrido un debilitamiento paulatino en los últimos años por la informalidad y la intermediación, al punto que el consumo per cápita de carne es de 9 kilos. Mientras que en otros países, como Uruguay, es de 65 kilos y el promedio de la región es de 21 kilos. El sacrificio anual en Ecuador es de un millón de reses, que dan aproximadamente 500 millones de libras.

Según Hernández, la informalidad es lo que impide que el ganadero reciba un justo precio por su producto y por esto se trabaja en la construcción de centros de acopio. Para Olsen es poco probable que esta condición, siendo arraigada y “hasta cultural”, pueda eliminarse a corto plazo.

El ganadero reiteró que el negocio cárnico no es igual que la siembra de arroz o cualquier otro producto, por el contrario resulta costoso y una prueba es que la importación de genética a través de una vaca, ya sea lechera o de carne, cuesta de $ 1.800 a $ 2.200. “El apoyo que nos pueda dar el Gobierno en genética es bienvenido”, manifestó.

Para obtener un tipo de carne, como exigen los mercados internacionales, se considera la mezcla de razas como Angus con una base Brahman, que es la genética que posee Ecuador y la más resistente.

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