El Producto Interior Bruto (PIB) del conjunto de los 35 países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) creció el 0,6% entre octubre y diciembre, una décima menos que en el trimestre precedente, reportó la agencia internacional EFE.

De acuerdo al balance presentado por la OCDE, esa ralentización se constató en cuatro de las siete mayores economías, en particular en Japón (pasó a 0,1% respecto a 0,6% entre julio y septiembre), pero también en Estados Unidos (0,6% en lugar de 0,8%), en Alemania (0,6% frente a 0,7%) y en Italia (0,3% comparado con el 0,4%), precisó ayer en un comunicado.

La misma tendencia se constató en la Eurozona y en la Unión Europea (UE) con una progresión de 0,6% en el cuarto trimestre, después de  0,7% en los tres meses precedentes.

La tendencia inversa se produjo en Francia, donde se registró una importante alza del PIB de 0,6% con respecto a 0,5% obtenido en el trimestre anterior. Reino Unido también presentó una evolución positiva aumentó de 0,4% a 0,5%.

En términos interanuales, el crecimiento en la OCDE fue el 2,6% en el cuarto trimestre (respecto al mismo período de 2016), dos décimas menos que en el trimestre anterior.

Entre los siete grandes, la mayor expansión en el período analizado frente al mismo trimestre de 2016 fue la de Alemania (2,9%) y la menor la del Reino Unido (1,5%). En la zona euro fue el 2,7% y en la Unión Europea el 2,6%.

Según el informe de  Perspectivas Económicas presentado en noviembre, la OCDE proyectó que la economía mundial crecerá un promedio de 3,7% en 2018. Significa una mejoría con respecto a 3,1% en 2016 y a 3,6% en 2017. Para 2019 las estimaciones apuntan volver a niveles de 3,6%.

“El desempeño de la economía mundial mejora, pero aún deja mucho que desear”, indicó en enero Ángel Gurría, secretario general de la OCDE.

Señaló seis factores que inciden en el crecimiento este año. Uno de ellos es que por primera vez en una década las economías más grandes del mundo crecerán en sincronía.

Preocupa, entre otros elementos, el crecimiento acelerado de la deuda corporativa y de los hogares en economías emergentes. (I)