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En estos 6 meses se observa un endeudamiento de $ 78,11 por cada tarjetahabiente

El 15,7%, de los $ 3.200 millones de compras con tarjetas de crédito en 6 meses, se hizo en supermercados

El 15,7%, de los $ 3.200 millones de compras con tarjetas de crédito en 6 meses, se hizo en supermercados
14 de septiembre de 2015 - 00:00 - Redacción Economía

Para el ecuatoriano promedio de clase media, no hay bajo precio de petróleo que compita con una hamburguesa de fin de semana. La percepción de una crisis económica en el país, ocasionada, entre otras cosas, por $ 2.241 millones menos de ingresos petroleros, se percibe de diferente manera en la cultura de consumo local.

Un domingo cualquiera, el barullo en las plazas de comidas de los malls parece ajeno a las calamidades de los mercados internacionales. Los sitios lucen casi en su total capacidad, como un medidor, aparentemente fiable, de la conducta financiera de los ecuatorianos.

“Dicen que hay recesión, pero yo veo todo lleno”, señala Jorge Freire, un ingeniero en telecomunicaciones de Guayaquil que almuerza en el Mall del Sol. Claro, está consciente de que es necesario ahorrar ante cualquier eventualidad, pero asegura que en el país no existe esa cultura y que, por el contrario, hay consumismo.

Para algunos, su salario es el mayor respaldo y les permite llevar la vida sin incomodarse, aunque el dólar se haya apreciado. “No he sentido la crisis porque mi sueldo se mantiene. Cuando quiero algo lo planifico y lo compro”, dice Johhny Sánchez, un militar de Guayaquil.

Linda Sudario, ama de casa de una urbanización de la vía a Daule, refiere algo similar. Dice que sus gastos quincenales de alrededor de $ 170 en alimentos, continúan como siempre, obviamente buscando ofertas.
De su parte, Gloria Endara, contadora quiteña, manifiesta que los gastos familiares se reparten entre arriendo ($ 300), alimentación (250), salud (250), vestimenta (200), entretenimiento (100).

La mujer compra una parte de los alimentos y productos de aseo personal en supermercados o micromercados (enlatados, embutidos, carnes). Las frutas y verduras las adquiere en ferias libres o mercados populares. Argumenta que la diferencia de precios es significativa cuando se trata de hortalizas.

¿Baja del consumo?

Si bien un repaso a las plazas de comidas puede ofrecer pistas sobre el consumo en el país, un indicador oficial pone a pensar a los analistas.

Según el último reporte del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC), agosto fue el segundo mes consecutivo en que Ecuador registró una inflación negativa con el -0,001%, mientras que en julio fue de -0,08%. Esto no significa, según Víctor Hugo Albán, presidente del Colegio de Economistas de Pichincha, que los precios hayan bajado, sino que no sufrieron variación frente a una caída en el consumo de los hogares. Incluso, sostiene que la concurrencia de ecuatorianos a realizar compras en Ipiales, algo que el Gobierno busca frenar, influyó en los resultados.

Más allá de los mecanismos aplicados para contener la ola de compradores, según Larry Yumibanda, presidente del Colegio de Economistas del Guayas, de mantenerse la tendencia durante 5 meses más, Ecuador estaría ante una deflación y eso resultaría ‘peligroso’. “Al no haber demanda, las empresas comenzarán a ajustar sus ventas y podrían efectuarse ajustes al mercado laboral”, señaló.

¿Quién consume en Ecuador?

La clase media es la que genera el grueso del consumo en toda economía, señala el analista Fidel Márquez, pues su característica principal es la estabilidad en sus ingresos.

Por lo regular, este “horizonte presupuestario” les permite enfrentar gastos de endeudamiento en vivienda, vehículos y estudios. “Piden créditos educativos para sus hijos o para maestrías”, apunta Márquez.  

Aunque a estos se suman otros bienes y servicios que no son necesariamente de primera necesidad, pero que sostienen su status, como la vestimenta, por ejemplo.

Los automóviles son parte de la imagen, sobre todo en los jóvenes profesionales de la clase media, así como la ropa.

Dentro de este segmento, el uso de tarjeta de crédito es común para atender necesidades como comidas fuera de casa, gimnasios, entretenimiento, e incluso cirugías plásticas.

Lo argumentado por Márquez se refleja en el informe de la Superintendencia de Bancos del Ecuador con respecto al consumo con tarjetas de crédito. Según la entidad, las compras con tarjetas de crédito fueron de $ 3.200,5 millones en el primer semestre del año.   

El 15,7% del consumo con tarjetas se lo realiza en supermercados ($ 504,7 millones). Luego siguen los rubros de salud ($277,2 millones), servicio de transporte aéreo ($ 250 millones), vehículos y repuestos ($ 193,1 millones), y vestido y calzado ($ 194,6 millones).

En total se realizaron 40’971.943 transacciones con un endeudamiento promedio de $ 78,11 por cada tarjeta de crédito. De acuerdo al último reporte de la Superintendencia, a junio de 2013 habían 1’900.000 tarjetahabientes, es decir un promedio de 1.6 tarjetas de crédito por cada uno. El 85% son tarjetas principales y el restante adicionales.

Según el informe, los tarjetahabientes prefieren pagar valores mínimos (crédito rotativo) en sus cuotas que hacerlas con cuotas fijas mensuales (crédito diferido).

Para expertos en temas financieros, en muchos casos el crédito rotativo genera sobreendeudamiento en las personas. En el primer semestre de este año se realizaron 35’019.603 transacciones a través de crédito rotativo ($ 1.865’839.803) y 5’952.340 con diferido ($1.334’680.160).

En el primer semestre del año, los bancos privados, cooperativas, mutualistas y emisores de tarjetas de crédito entregaron $ 7.057,2 millones en créditos de consumo, según el Banco Central del Ecuador. Se realizaron 2,6 millones de operaciones con un crédito promedio de $ 1.000.

Crecimiento de clase media

El crecimiento de la clase media en los últimos años estuvo estimulado por el crecimiento del empleo público y la estabilidad macroeconómica, apuntó el analista Fidel Márquez. Aunque también abonó “la inversión en la esfera social del Gobierno que generó la movilización de clases”.

A criterio de Márquez, este segmento, en su estado más pujante, se convierte en el motor de la economía por su alto consumo, en épocas de crisis puede manifestarse con un recorte en sus compras y únicamente con el pago de sus deudas anteriores. “Disminuyen los viajes de vacaciones y las salidas a restaurantes”. En Quito y Guayaquil esto no se observa. (I)

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