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ENTREVISTA / SANDRA NARANJO / SECRETARIA NACIONAL DE PLANIFICACIÓN Y DESARROLLO

"Ecuador tenía solo políticas de corto plazo"

"Ecuador tenía solo políticas de corto plazo"
Foto: Daniel Molineros / El Telégrafo
21 de marzo de 2016 - 00:00 - Redaccion Economía

En su último diálogo con Ecuador en Movimiento, Sandra Naranjo, secretaria Nacional de Planificación y desarrollo, presentó los resultados de un ejercicio de política pública dirigido a sintetizar los logros alcanzados y las tareas pendientes.

¿En qué consiste el proyecto Ecuador 2017?

Se trata de un ejercicio que ha sido muy útil y comprensivo. Comparamos el país que recibimos en 2006, vimos lo que se ha hecho en estos 9 años y, quizá lo más importante, ubicamos cuáles son los retos pendientes como país. Una de las cosas importantes que, de alguna forma este Gobierno le devolvió a Ecuador una visión de largo plazo, con políticas de Estado y no de Gobierno.

¿Por qué es eso tan importante?

Ecuador tenía solo políticas de gobierno y de corto plazo, pensadas para ganar elecciones o mantener el poder. Las obras que eran prioritarias para el país, pero que no daban réditos inmediatos, no se hicieron. Por ejemplo, las hidroeléctricas que no se construyeron durante 30 años, recién se empiezan a edificar en estos últimos 9 años.

¿Cuáles son las implicaciones de poner por delante lo público?

Un gran cambio fue el modelo de desarrollo y el fortalecimiento del Estado para que este tenga capacidades para hacer lo que debía hacer. El Estado tiene que cumplir un rol regulador y llegar a aquellos ámbitos en los que el mercado no necesariamente está interesado. Así se busca la complementariedad entre la sociedad, el Estado y el mercado.

No obstante, se suele decir que el Gobierno pretende controlar todo. ¿Caben esos cuestionamientos?

Dotar de capacidades al Estado le permitió al país fortalecer su competitividad sistémica. El sector privado no hubiera experimentado crecimiento sin inversión en carreteras o hidroeléctricas. En 2007, el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) realizó un estudio denominado Diagnóstico de crecimiento. Allí, al referirse al caso ecuatoriano, se señalaba que el principal obstáculo para el crecimiento era la falta de infraestructura y se sugirió invertir en los sectores petrolero, eléctrico y telecomunicaciones.

Otro gran problema detectado por el diagnóstico eran los ‘riesgos micro’, es decir, la falta de confianza en el Estado relacionada con la inestabilidad política, la ausencia de inversión en talento humano o la precariedad de la educación y la salud. Todo esto ha sido corregido en estos años.

¿Significa esto que quien gane las elecciones en 2017 tendría mejores condiciones para gobernar?

Como país estamos mucho mejor. Además, en función del nuevo nivel de desarrollo que hemos alcanzado, debemos plantearnos otros horizontes a futuro. Por ejemplo, una vez que hemos logrado universalizar la educación básica, las políticas deberían enfocar los esfuerzos en la educación inicial, fortalecer la calidad de todos los niveles educativos y universalizar el bachillerato.

¿Por qué no se ha podido reducir la desnutrición infantil?

La desnutrición tiene una particularidad: es un problema complejo. Por decreto, un gobierno puede decir que se haga la carretera tal; sin embargo, por decreto, no se puede obligar a una madre a que le dé de lactar a su hijo para evitar su desnutrición.

Se trata de un problema de comportamiento que involucra a todos. También a los Municipios porque son los proveedores de agua potable y este es un factor con mucha incidencia en desnutrición. En este tema, hemos sido muy duros y críticos de lo que se ha hecho. Estamos tomando medidas para ajustar eso y, probablemente, será uno de los retos que queden pendientes al siguiente gobierno.

En la oposición, mientras unos sostienen que el país ha retrocedido, otros dicen que el desarrollismo no resuelve problemas de fondo, ¿qué opina?

Uno de los grandes legados que dejaremos es el cambio de la perspectiva de lo que los ecuatorianos somos capaces de hacer, es decir, la recuperación de la autoestima y del orgullo de que los ecuatorianos se pueden plantear objetivos y alcanzarlos. Antes, quizá nuestro mayor orgullo era pasar al mundial de fútbol.

Ahora, somos el mejor camarón o el mejor cacao. A quienes dicen que no hemos avanzado, quizá les cuesta reconocer todo lo que se ha hecho. Los ecuatorianos deberíamos empezar a plantearnos qué viene después y no solo concentrarnos en aquello que no se ha alcanzado. Como sociedad, necesitamos ver cuáles son los nuevos retos para Ecuador y cómo seguir construyendo un mejor país. (I)

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