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Los deportistas necesitan 40 mil dólares para ejecutar este proyecto extremo

Un vínculo que se fortalece escalando montañas

Los deportistas Roberto Morales (izquierda) y Felipe Guarderas escalaron el miércoles pasado,  sin arnés, una roca en el norte de Quito. Foto: Miguel Jiménez/EL TELÉGRAFO
Los deportistas Roberto Morales (izquierda) y Felipe Guarderas escalaron el miércoles pasado, sin arnés, una roca en el norte de Quito. Foto: Miguel Jiménez/EL TELÉGRAFO
14 de febrero de 2014 - 00:00

En septiembre de 2012, cuando Felipe Guarderas le propuso escalar en un día los 1.000 metros de la roca El Capitán, en California (Estados Unidos), Roberto Morales se dio cuenta de que el vínculo entre ambos había evolucionado a un estado de confianza total.

“Esta pared se la trepa en tres días, pero acepté su propuesta. Empleamos técnicas más arriesgadas, en las que cualquier error nos podía costar la vida a los dos. Luego de ese ascenso me di cuenta de que nuestra relación creció”, afirmó el colombiano nacionalizado ecuatoriano.

Guarderas, de 27 años, afirmó que una de las claves de la escalada en roca es entenderse con su compañero: “Sé que cuando Roberto está colocando los seguros o escalando, despliega todas sus capacidades, por eso no me preocupo”.

Juntos han coronado las paredes más complicadas de América, como El Capitán, La Esfinge en Perú y el Fitz Roy en Argentina; pero desde mayo del año pasado quieren llevar sus destrezas a un nivel superior.

Conquistar las Torres del Trango, en Pakistán, en el nuevo reto que se han planteado. Para todo escalador, estas son las paredes más icónicas del planeta. “Estamos en un buen momento, ya empezamos a armar el presupuesto, a planear el viaje y a buscar auspicios”, expresó Morales, de 24 años.

Su idea es coronar entre junio y agosto los dos picos más representativos de esta cordillera, ubicada en la región de Baltistán: la Gran Trango y la Torre Trango, más conocida como ‘Sin nombre’.

Conquistar el monte Everest, de 8.848 metros sobre el nivel del mar (msnm), en los Himalayas, es la prueba máxima del montañismo, pero Guarderas y Morales consideran que llegar a la cima del Gran Trango (6.286 msnm) representará una exigencia mayor.

“El Gran Trango tiene la pared vertical más pronunciada del planeta, de 1.340 metros de altura. Esta será la escalada más complicada que tendremos”, explicó Guarderas, luego de un entrenamiento en una roca natural al norte de Quito. 

Su meta es completar primero los 2.000 metros de escalada de la Gran Trango en 10 o 15 días, por la complejidad de la pared, y continuar después a la torre ‘Sin nombre’, cuyos 1.300 metros los ascenderán en cinco días. “Es una de las más representativas de la escalada, pese a no ser tan complicada, es más estética. Me llamó la atención porque estaremos expuestos a la montaña”, reconoció Roberto, quien a los 12 años dejó Bogotá para radicarse en Quito y acceder a la nacionalidad ecuatoriana. 

Si desean coronar ambas torres, los deportistas deberán llegar al norte de Pakistán con humildad y un sentido de respeto hacia la montaña. “Al final, el clima siempre es el que decide si puedes escalar o no. En la parte alta de las montañas puede haber nieve, viento o lluvia y complicar nuestro ascenso”, reconoció Roberto Morales, quien en 2013 fue guía de escalada en Estados Unidos.

Ambos tienen en mente llevar adelante un ‘megaproyecto’, que consiste en coronar las 14 paredes más exigentes del mundo. Por el momento han llegado a la cima de El Capitán, La Esfinge y el Fitz Roy. Con las Torres del Trango serán cinco y más adelante se aventurarán a trepar montañas en Europa y África.

El viaje de Roberto y Felipe durará dos meses a partir de junio. Entre pasajes aéreos, hospedaje, alimentación, logística, traslados e implementos de escalada, necesitarán 40 mil dólares y por ahora están en busca de auspicios.

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