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Supervivencia, el origen de las artes marciales

Supervivencia, el origen de las artes marciales
23 de marzo de 2013 - 00:00

“Goliat” dice que gritar “auxilio” durante un robo es poco efectivo, pues la mayoría de personas en lugar de ayudar se esconde. Por eso, asegura,  es importante entrenar  y saber cómo afrontar una situación de alto riesgo, en la que las artes marciales mixtas o el eskrima pueden salvar la integridad física de cualquier individuo.  O su billetera...

Las artes marciales mixtas mezclan técnicas de kung-fu, karate, taekwondo, hapkido, aikido y pencak silat, entre otras;  y permiten al practicante de cualquier edad, contextura, mujer u hombre, controlar al rival.

El eskrima puede convertir cualquier objeto (bolígrafos, palos) en armas para la  defensa personal.

Bajo el concepto  de que en  seguridad el primer responsable es uno mismo, Mauricio Sánchez, o simplemente  “Goliat”, especialista en artes marciales mixtas, será el instructor en un seminario de artes de combate.  Junto con   él estará el español José Díaz, maestro de eskrima.

El seminario, que será dictado el 5, 6 y 7 de abril  en “La Chilenita Fútbol Club” de Quito,  dará a la ciudadanía la oportunidad de aprender a reaccionar adecuadamente ante situaciones inesperadas.

¿Cuáles son esas situaciones inesperadas? Pues se trata de  ataques por la espalda, mientras la víctima habla por celular, por ejemplo.   Un movimiento  bien aplicado permite ganar tiempo para alertar a otros transeúntes, huir con inteligencia o ponerse a buen recaudo  en algún sitio.

Por ejemplo, en vez de pedir auxilio, aseguran los expertos,  es mejor gritar “incendio”, ya que la gente por curiosidad va al punto de los hechos  y es posible que con más personas en la escena, el atacante  sienta un ambiente hostil.

Más allá del deporte

Sergio Jiménez, representante de la empresa X3M Fight, organizadora del curso, expresa que,  lastimosamente, los profesores de disciplinas de pelea, la mayoría, han  olvidado la importancia de la defensa personal y han  enfocado sus enseñanzas a la competencia deportiva.

En el momento  del peligro  no se trata de vencer al oponente o de marcar puntos, no hay cancha o cuadrilátero, porque se está en la calle y lo primordial es actuar en forma objetiva, con acciones útiles y prácticas en la vida real.

Es importante reflexionar sobre la esencia de las artes de combate, que surgieron y se aplicaron con el objetivo  de ganar guerras u otras confrontaciones, sin que   signifique volver agresivo al guerrero. Esta modalidad sirve más bien para canalizar  energías, conservar la calma y pensar con rapidez cómo salir airoso de un atentado.

La importancia del entrenamiento consiste en perfeccionar una técnica y mantenerse en buen estado físico.

La práctica y la constancia dan bienestar al individuo, que siempre estará listo para reaccionar inmediatamente. Incluso, podrá   ser un buen deportista.

Eskrima

En las películas   “Juego con la muerte”, la última que filmó Bruce Lee, o en “La cacería”, de Benicio del Toro y Tommy Lee Jones, se   observan enfrentamientos de eskrima, un sistema de combate de origen filipino poco conocido en Ecuador.

José Díaz, experto en esta disciplina, cuenta que la práctica de este arte se originó con la conquista de España a las Islas Filipinas en 1521. La influencia del esgrima o artes marciales europeas, especialmente el uso de armas blancas (espadas) y su fusión con métodos de combate que ya  existían en el archipiélago,   dieron como resultado un “hijo mestizo”: el eskrima.

Al igual que el resto de artes marciales orientales, esta se difundió después de la Segunda Guerra Mundial. Los filipinos que llegaron a California y Hawái divulgaron la práctica en Estados Unidos. Entre los países latinoamericanos existe una mayor  acogida en México. 

La versión deportiva de esta práctica tiene varias facetas, desde la competición  protegida, en la que se usan cascos y petos, hasta los “mano mano” con armas, mínimas protecciones y mínimas reglas. Pero nada tiene  que ver con el arte tradicional, en el cual se entrena con ropa de calle y se convierte en  arma  cualquier objeto que se encuentre en el entorno. 

Con respecto a los bastones de lucha, miden de 70 a 75 centímetros, aunque lo ideal es la personalización, es decir, que cada quien tenga el bastón a la medida de su comodidad. También se aprende a pelear con dagas, cuchillos y navajas.

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