Ecuador, 26 de Abril de 2024
Ecuador Continental: 12:34
Ecuador Insular: 11:34
El Telégrafo
Comparte

Entrevista / Gabriela Ruiz / Poeta e Investigadora en temas migratorios y Derechos Humanos

"Los cuerpos son fronteras que se construyen con el deseo"

Gabriela Ruiz, poeta e investigadora en temas migratorios y Derechos Humanos
Gabriela Ruiz, poeta e investigadora en temas migratorios y Derechos Humanos
Foto: Carina Acosta / El Telegrafo
27 de julio de 2017 - 00:00 - Redacción Cultura

Sea en la frontera del sur y del norte de México, o incluso en Quito, la poeta Gabriela Ruiz (La Frontera, 1983) ha sido testigo de tránsitos humanos que van más allá de lo físico. La escritora vinculó esas vivencias con las de sus ancestros de Oriente a través de un heterónimo que ella interpreta: Madame Ho.

¿Mientras vivías en la frontera entre México y EE.UU. conociste a otros poetas en tránsito?

Más que en las fronteras físicas creo en quienes viven de forma poética o que tienen momentos de estremecimiento. En una frontera física sí que hay esas personas, todo el tiempo. A partir de esa experiencia decidí que cuando me pregunten de dónde soy, no respondería que de Ecuador, sino de la frontera. De esa manera no niego el lugar en que nací ni el movimiento de mis ancestros y de mi familia, porque mi padre también fue migrante.

De esta forma de vivir he conseguido conocer a gente que siente estos estremecimientos y a algunos poetas de oficio que se dedican a la escritura, a la lengua, pero los cuerpos son los fronterizos, los cuerpos se van construyendo con el deseo y la política.

¿Cómo traduces las vivencias sobre movilidad humana en poesía?

Mi experiencia más fuerte fue en Coahuila, entre 2009 y 2012. Es conocido por el mundo que la violencia de los carteles en México es significativa y cruel, recuerdo que llegaba gente que me cuestionaba por qué estaba ahí, llegaron a intimidarme y la investigación trataba de conocer en qué condiciones estaban siendo atendidos o abandonados los niños migrantes que viajan solos. Conocí un par de ciudades que me conmovieron mucho, en el lado oeste del Atlántico: Piedras Negras y Ciudad Acuña. Después de viajar en carretera muchas horas, pasé por la Muralla de Coahuila, una montaña oscura y gigante que aparece en el poemario con otros lugares impactantes como el desierto donde abandonaban a los niños, cuyo dolor no alcanzaba a imaginar siquiera. Por ello asumo un compromiso político y ético con la poesía. El poeta no está desvinculado del mundo, de las cosas que suceden y cuando hago periodismo en el tema de Derechos Humanos y migración trato de contar la manera que tienen de triunfar los migrantes. Hay cosas que no se pueden evitar, como las muertes de muchos o su entierro en fosas comunes, ellos jamás van a volver a casa, pero conocí a muchas personas mexicanas que, con pocos recursos, adoptaron a esos niños sin leyes de por medio.

Su condición humana los lleva a recibirlos en su casa y cuidarlos como a sus hijos. Ahí el triunfo sería el amar a quien no tienes siquiera idea de dónde viene.

¿En qué lugares escribiste los versos de tu libro?

Reuní algunos escritos del último periodo de estancia que tuve en México (2005-2012) y decidí darles una forma y contenido. Y elegí a esta antiheroína, Madame Ho, que tiene mucho de lo que soy. Su presencia está construida con muchos imaginarios relacionados, por ejemplo, con imágenes como la de Madama Butterfly o Sonia Braga, en la película El Beso de la Mujer Araña (Héctor Babenco, 1985) en una noche azul, con un vestido de lentejuelas, o Bitter Moon (Roman Polanski, 1992), donde dos mujeres aparecen bailando en la noche de año nuevo en un barco que es azotado por una tormenta. Son tres figuras poéticas que utilizo para construir esa presencia y que están en el libro. Cuando leo mi poesía, de hecho, me dirijo al paisaje donde están esas imágenes. La Madame tiene mucho de mi deseo.

¿Tus familiares chinos dejaron un legado escrito en Ecuador?

Es que hubo en ellos una voluntad de olvidar que eran chinos porque llegaron en condiciones de servidumbre, de explotación. Se había abolido la esclavitud y, entre 1844 y 1944, viajaron en barcos, junto con esclavos negros. Vinieron de forma mayoritaria a Lima, en Perú y luego se movilizaron al sur del país. Lo hicieron bajo un formato que se llamó ‘la contrata’, en el cual, si bien no se los vendía como esclavos, se especificaba en un contrato el pago de una deuda por tiempo o jornadas laborales.

Según un estudio de Elliott Young —titulado Alien Nation—, 240.000 chinos se contrataron de esa forma en el continente americano.

Escribiste una crónica sobre las vivencias de inmigrantes venezolanos, ¿cómo los ves como habitantes de este territorio?

En vista de lo difícil que puede ser acceder al sistema de protección, ellos buscan ayuda en las organizaciones de la sociedad civil. Ahí se constata que son los ciudadanos quienes ayudan a otros ciudadanos, no los gobiernos. Y las mujeres, sobre todo en condición de movilidad, pueden ser víctimas de muchos más abusos que los hombres, así es estadísticamente.

Lo que tenían en común todas las investigadas es que habían sufrido el homicidio de alguno de sus familiares por cuestiones políticas en su país, del que vinieron huyendo, dejando su trabajo y hogar y aquí se encontraban esperando salir adelante, como cualquier migrante.

Mientras estuve con ellas, vi su sensación de hambre porque, aunque tenían ciertos recursos para alimentarse, no pueden comer ya que su canasta familiar habitual es distinta. Y hay un vacío, un hambre tremenda por comer el pan con su familia, en su hogar.

¿Qué casos migratorios te faltan por contar, por publicar?

Durante un año investigué cuál fue el papel del Estado ecuatoriano en violentar Derechos Humanos de emigrantes. En este tema siempre se acusa a otro Estado, a otros migrantes y a grupos criminales, pero he investigado el hundimiento de barcos, con migrantes ecuatorianos, en nuestras costas porque fueron atacados desde la Base de Manta entre 2000 y 2005, al menos 50 barcos, como el Jorge IV, que fue el último caso que se integró a la Comisión de la Verdad. También está la “Masacre de Tamaulipas” en que posiblemente hubo más de los 72 asesinados conocidos y no un solo sobreviviente ecuatoriano, como se dijo.

Finalmente, contaré el caso de Jocelyn Noemí Álvarez, quien murió en un albergue de Ciudad Juárez en 2014 y que sufrió muchos abusos, incluso el día en que murió. Las Fiscalías mexicana y del Ecuador declararon que fue un suicidio y que hay detenidos, pero hay más cosas que indagar, neglicencia en varios lugares, descuidos. Hay mucho que contar sobre los flujos migratorios que atraviesan Ecuador. (I)

Madame Ho. Escrituras de Viaje
La Caída editó el poemario que obtuvo el segundo lugar del premio Ileana Espinel.

Contenido externo patrocinado

Ecuador TV

En vivo

Pública FM

Noticias relacionadas

Ahí están -como si el Che fuera un rockstar-, boinas, camisetas, botones y jarros, a disposición de los amantes de la cultura pop.

Social media