Fernando Cedeño prepara una cinta al estilo de Indiana Jones
En 1994, Fernando Cedeño (Chone, 1968) se convence de que puede hacer cine. Lo hace luego de que, con más ganas que recursos, filma la película En busca del tesoro perdido, sobre todo para verla entre él y sus allegados que para ofrecerla al público.
La obra lo satisface tanto que decide proyectarla en el cine Oriflama, de Chone, con capacidad para 1.200 personas, quienes reciben la obra con aplausos cerrados. Ese día y los siguientes 6 hubo sala llena, lo cual le sirve de estímulo suficiente para seguir entre cámaras y guiones.
Cuatro años después, él y sus colaboradores se reúnen para intentar filmar otra película pero fracasan en el intento. En el 2000 persisten y ruedan Avaricia, una película para formato DVD; en el 2003 viene Barahúnda en la montaña y, en el 2004, graban Sicarios manabitas, una cinta que, según Cedeño y la Fundación OchoyMedio, “marca un récord como la película nacional más vendida en el mercado pirata en la historia del Ecuador”.
Tres años después, en 2007, el esfuerzo de Cedeño se internacionaliza con El ángel de los sicarios, obra que se exhibe en la Sexta Muestra de Cine en Nueva York, y se presenta en Venezuela, Colombia y Perú.
Apoyado en esas realizaciones, Cedeño cuenta que, “desde hace cuatro meses, junto a Juan Salguero, Ursula Jumbo, Stalin Olivos, Estuardo González y Andrés Brando pusimos en marcha este nuevo proyecto: En busca del tesoro de Atahualpa, que es una película de aventuras, tipo Indiana Jones, pero ambientada en la actualidad”.
La cinta, que narra las intenciones de la arqueóloga Melissa Jiménez de dar con el mítico tesoro del último rey del incario en Ecuador, cuenta ya con locaciones en el Oriente, en la Sierra y, ahora, en Guayaquil, ciudad elegida para buscar en ella a la actriz protagonista.
“La producción está avanzada en el 35%, Guayaquil será escenario del 15%, Quito también del 15% y el resto en otras zonas del país, como los volcanes Cotopaxi, Chimborazo y los Llanganates, también Cuenca. En cuanto al guion nos encontramos ya en el desmonte dramatúrgico, el último borrador. El elenco está conformado en un 40%, por eso vamos a hacer casting en Guayaquil y Cuenca”, dice Cedeño.
Respecto al presupuesto de la obra, cuya parte inicial histórica está inspirada en Las venas abiertas de América Latina, de Eduardo Galeano, el director señala que no manejan un presupuesto alto como otras películas que cuentan con $ 400 u 800 mil, o hasta más de $ 2’000.000, tan solo para recaudar $ 20.000 en la salas de cine del país.
“Es el llamado cine-arte. Nosotros estamos convencidos en el cine comercial. Por ejemplo, en Perú, una película que se llama A su mare, que invierte $ 50.000, logra en taquilla $ 6’000.000. Entonces nosotros pensamos invertir en esta película 40.000 dólares, incluidos los equipos, son equipos básicos, pero de buena calidad”, comenta Cedeño.
González, uno de los productores, señala que el filme “narra en el comienzo cómo fue la invasión y cómo fue el proceso que los españoles vinieron a realizar acá a Sudamérica, entonces es una forma también de inducir al público a conocer una historia para conocer nuestras raíces y nuestra ancestralidad”.
Otro de los fines, opina González, “es refrescar el cine nacional con nuevos actores, nuevas caras, pues siempre salen los mismos”. (I)
