Estudiantes combinan las letras con témpera, papel y cartón

“Está tan extraño el cielo, no encuentro sus inicios, no veo las estrellas, son círculos, y ahora, me he quedado en el simple abrebocas”. Este es un fragmento de Cuchillo, uno de los cuentos que forman parte de Historias del cuerpo, antología que fue elaborada con material reciclable, recogido de la calle.

La iniciativa es parte del grupo Literatura en movimiento, de la Universidad Politécnica Salesiana, coordinado desde el 2011 por el poeta Augusto Rodríguez.

De este proyecto forman parte 15 alumnos de carreras tan disímiles como Comunicación Social o Ingeniería Industrial. Según Rodríguez, la finalidad es poner el hecho creativo -no solo hay cuentos sino poesía- al alcance de la mayor parte de estudiantes y difundirla.

José Morán López, de 19 años, es uno de los integrantes. Él se decidió a escribir un cuento sobre el miedo a la soledad, su soledad.

“En la elaboración de mi libro puse césped, arena y hasta piedras en la parte de atrás. En la soledad, lo que siento, por ejemplo, es la playa, el mar y lo relaciono con ella, lo que yo experimento. También en la parte de adentro puse colillas de cigarrillo, como un elemento para configurar la nostalgia”, cuenta López, estudiante de Computación.
Gabriel Fuentes tiene la misma edad pero estudia para ser periodista. Considera el trabajo elaborado como una vivencia grata, “no solo porque se podía obtener una calificación o una nota, sino porque fue una experiencia que jamás había realizado”.

A diferencia de López, él no forma parte de Literatura en movimiento, pero también ha participado en la confección de los libros de cartón, tanto en la forma como en el contenido.

“Poder expresar lo que sentía y plasmarlo en esos libros de cartón fue muy satisfactorio”, cuenta Fuentes, quien colaboró con una novela policial y dramática Los secretos de San Pier, la cual hace referencia a un pueblo imaginario, ubicado en Francia, en donde acontecen hechos insólitos que una persona reseña y guarda dentro de un árbol.
A pesar de que su carrera tiene que ver con circuitos binarios y redes analógicas, George Arce tiene fe en la literatura.

“Mi colaboración son una serie de poemas que elaboré desde el año 2015, inspirados en motivos que pasaron en mi vida. La portada de mi libro tenía un fondo negro con un signo de interrogación. ¿Por qué un signo de interrogación? Debido a que era un momento de mi vida en el que andaba en busca de respuestas. Fue un autodescubrimiento”.

Considera que la iniciativa es una forma de facilitar la lectura, ya que hay personas que no leen los libros tradicionales por su costo.

“No hay hombre que no sea mío. Vi a Dios nacer en mi seno”. Estos versos, del poema África, corresponden a Carlos Dillon, quien quiere ser ingeniero en Sistemas, pero tiene escrito un libro de poesía que, según Rodríguez, está muy bien concebido.

Su colaboración es parte de la antología Historias del cuerpo, libro en el que incluyó otro poema sobre Caín y Abel, pero al que le imprimió “una vuelta de tuerca”, contradiciendo la versión bíblica.

Madeleine Durango, también de Comunicación Social, califica el proyecto como “la gran oportunidad de cada persona, como autor, de darles su propio toque a los libros. Esto es lo que lo hace especial, la libertad que hay para darles a los textos una forma única”.

A tono con los demás integrantes del grupo, proclama en su poema Cáncer: “Miénteme, ilumíname, es todo lo que me queda, mi cuerpo,  mi sangre,  mi voz...”
Quien está a cargo de elaborar los diseños de las portadas es Patricia Flores Contreras. (I)