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Entrevista / Mariano Cohn, Gastón Duprat y óscar martínez / directores y actor de la cinta ciudadano ilustre

El argentino que obtuvo el Nobel de Literatura

El argentino que obtuvo el Nobel de Literatura
Foto: Bertrand Langlois / AFP
27 de agosto de 2016 - 00:00 - Redacción Cultura y AFP

El Premio Nobel de Literatura tan negado a Jorge Luis Borges se lo dio la Academia Sueca a otro argentino, un tal Daniel Mantovani, personaje de ficción en Ciudadano Ilustre, película elegida para competir en la 73 Muestra de Venecia.

Mantovani disfruta de la fama en Europa y vive solo en una mansión modernista en Barcelona. Odia la banalidad mundana de las distinciones académicas y la superficialidad de los medios que en vano intentan entrevistarlo.

En Ciudadano Ilustre desfilan el alcalde venal, la exnovia e infeliz esposa del mejor amigo de Mantovani, un productor rural enriquecido, un corrupto director de arte comunal, los jóvenes sin esperanza, un prostíbulo que todos conocen y del que no se habla y otras atrocidades.

Esta es una obra de la dupla Mariano Cohn-Gastón Duprat. Traviesos, despiadados y derribadores de mitos, los cineastas se atrevieron a contar una historia que pone a los argentinos frente a un espejo insoportable, que refleja lo peor de su sociedad. El rol protagónico le calza a Óscar Martínez, quien fue aclamado en el Festival de Cannes por la laureada Relatos Salvajes (2015, Damián Szifrón) y ganador del premio en San Sebastián por El nido vacío (Daniel Burman, 2008).

Los tres relatan su experiencia.

¿Cómo piensan que será recibido el filme, al retratar sin tapujos a la sociedad argentina?

Duprat: Es una autocrítica de la argentinidad. Un espejo para vernos sin autocompasión, sin trampas.

Martínez: Es una metáfora de la Argentina. Un espejo que no “hermosea”, no muestra lo mejor. Es una incógnita. Habrá gente con empatía y otra, muy molesta.

Después de ganar el Nobel, el personaje principal, Daniel Mantovani, vuelve a Salas, su pueblo natal, típico de la pampa húmeda. Hace 40 años se fue y el homenaje al “ilustre” salense termina en un infierno.

Cohn: Sí, pero nuestra mirada es sobre la sociedad argentina en general.

Martínez: Aparece el fanatismo, el chauvinismo, el “cholulismo” estúpido (adoración de los famosos), la ignorancia colectiva, la mediocridad, la docilidad de quienes se dejan conducir sin pensar en la brutalidad, la resignación. Es terrible.

Cohn: La idea es retratar, no opinar. Es una película polémica y provocadora.

Antes ya se habían ocupado ustedes con ironía del mundo de los políticos (Yo Presidente, 2003), del elitismo en el entorno de la pintura (El Artista, 2006) y de la hipocresía social (El hombre de al lado, 2008), ¿ahora qué se proponen?

Duprat: Aquí contamos cómo funciona la política y la ayuda vacía a la cultura. Nos costó muchísimo hacer la película y el subsidio está en todo el cine. Pero de lo que estoy en contra es en eso de que a la cultura hay que protegerla porque es chiquita y frágil.

Pero,  ¿esto sucede realmente en la trama de la película o se lo imagina el escritor para su próxima novela, como siempre inspirada en Salas, su pueblo?

Cohn: No se sabe. Por momentos todo es hiperrealista y en otros hasta se distorsiona. Es bizarro.

A ese juego entre realidad y ficción le dan ustedes una insólita vuelta de tuerca porque la novela de Mantovani está publicada y a la venta en librerías en Argentina.

Cohn: Sí, la genialidad de la editorial (Random) fue publicarla como parte de su colección de Premios Nobel de Literatura (risas).

¿Y quién es el autor?

Duprat: Es un “ghost writer” (autor fantasma). Es un secreto. No es la novela de la película, es otra historia firmada por Mantovani. En la tapa está la foto de Martínez.

Incluso Óscar firmó autógrafos en una proyección privada (más risas). Es la primera obra real escrita por un personaje de ficción. Y Mantovani va a publicar más novelas, con las que ganó su Nobel.

Cohn: Mantovani se pone como conejillo de indias en ese infierno del pueblo para escribir una novela. Esa es la novedad. Un artista se pone en carne propia como protagonista.

¿Es su película más ambiciosa?

Duprat: Fue inconsciente. Aprendimos un montón. Antes éramos más artesanales. Hicimos cosas salvajes. Ahora adoptamos un esquema más industrial.

Pero tomaron riesgos fuertes.

Duprat: Seguro, esto es más riesgoso que hacer cine “indie” (independiente).

Cohn: Pero mantuvimos cierto rigor en nuestro cine de autor. No perdemos nuestra manera de narrar. (I)

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