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Angelina Gatell, una poeta 'niña de la guerra' falleció

Entre otras obras, la española escribió Noticia del tiempo (2004), Cenizas en los labios (2011) y La oscura voz del cisne (2015).
Entre otras obras, la española escribió Noticia del tiempo (2004), Cenizas en los labios (2011) y La oscura voz del cisne (2015).
Foto: Archivo / El Telégrafo
10 de enero de 2017 - 00:00 - Redacción Cultura

El pasado sábado murió la poeta Angelina Gatell, quien contribuyó, junto con Carmen Conde y otras poetas ‘niñas de la guerra’, a la existencia de un nutrido grupo de mujeres que estaban escribiendo una obra en paralelo a autores, ya afianzados, de la Generación del 50.

La antología -según una nota de diario El País- llevaba por título Poesía femenina española (1950-1960), apareció en una editorial de amplia difusión (Bruguera). De ella formaron parte autoras que habían vivido la guerra ya jóvenes, como la propia Carmen Conde, Ángela Figuera, Gloria Fuertes o Aurora de Albornoz, con otras como Angelina Gatell, decisiva colaboradora en la antología, María Beneyto, Julia Uceda o Acacia Uceta.

Para entonces, la poeta barcelonesa contaba con tres libros publicados: Poema del soldado (1954), con el que había obtenido el Premio Valencia, Esa oscura palabra (1963) y Las claudicaciones (1969), combinando diversos trabajos con la poesía, como actriz de doblaje.

En esta faceta fue directora del doblaje de Heidi y Marco para Televisión Española; ella fue la responsable de que el perro de la niña de los Alpes se llamara ‘Niebla’, porque así se llamaba el de Pablo Neruda.

Se desempeñó también como traductora de literatura infantil y de literatura adulta; nada de eso le impidió seguir con su dedicación a la poesía y, de manera muy especial, con su compromiso civil y político colaborando con el Partido Comunista Español y trabajando en defensa de las causas colectivas.

Poeta atenta a las grandes incertidumbres que vivió España durante la guerra y la posguerra, metabolizó con inteligencia las heridas propias y las exigencias colectivas de la transición y de los primeros años de la democracia en versos contenidos y precisos.

En su último libro, aparecido hace tan solo dos años, mostró, depurada, su memoria autobiográfica y sus pasiones lectoras mezcladas con una dolorida reflexión sobre la muerte en la que reforzaba el aliento existencial que, desde Poema del soldado, en los adolescentes años cincuenta, había respirado en su obra. (I)

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