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El Telégrafo
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La obra ganó el concurso nacional de proyectos para el fomento de las artes del ministerio de cultura.

‘Sol’, o dejarse habitar por un parque en movimiento (GALERÍA)

El proceso de montaje duró cuatro meses, tiempo en que los bailarines convivieron con el parque y sus distintas poéticas. La lluvia jugó un papel fundamental la noche de la presentación. Fotografía: Santiago Aguirre
El proceso de montaje duró cuatro meses, tiempo en que los bailarines convivieron con el parque y sus distintas poéticas. La lluvia jugó un papel fundamental la noche de la presentación. Fotografía: Santiago Aguirre
27 de abril de 2014 - 00:00 - Carla Badillo Coronado

UNO

“Si pudiera decirte lo que se siente, no valdría la pena bailarlo”, así pensaba la bailarina y madre de la danza contemporánea Isadora Duncan. Intuyo que los integrantes del Proyecto Dancístico Sol también comparten esa idea, porque su obra no se trata de una representación sino de una polifonía que deslumbra; música compuesta de todos los ruidos, pájaros, bocinas, risas y  gritos de una ciudad esquizofrénica.

Así lo demostraron hace poco Cristina Baquerizo, María Sol Rosero, Xavier Delgado, Nicole Bravo y Fausto Espinosa (director del proyecto), bailarines independientes que hicieron de las canchas de ecuavoley del parque El Ejido, un poema en movimiento, un carrusel de lo cotidiano. Sol es una iniciativa que busca motivar el uso del espacio público desde diferentes expresiones, explorando todos los sonidos con lupa auditiva, traspasando límites mentales, bailando en otro cuerpo con la vista.

DOS

El autor y director del proyecto Fausto Espinosa (Quito, 1986)  cuenta que desde hace tiempo planeaba hacer un montaje para espacios públicos, nutridos por experiencias pasadas en Festivales de artes escénicas como Quito Concreto y otras en el Centro de Arte Contemporáneo.

“Cuando ya tuve la idea cerrada, lo presenté en la Compañía Nacional de Danza, pero creo que no pasaron de la primera página y me dijeron que no. Entonces decidí presentarlo —de forma independiente— al Concurso Nacional de Proyectos Para el Fomento de las Artes del Ministerio de Cultura y resulté ganador”.

A partir de ello hubo una audición rigurosa con aproximadamente 50 bailarines independientes de diferentes colectivos, a los que posteriormente se les impartió un taller y de los cuales quedaron cuatro, sumados al propio Fausto, quien también interviene en la obra con dos solos magistrales de su autoría.

Cuatro meses tomó el proceso de montaje al interior del parque. “Escogí este lugar porque durante una época determinada me tocó cruzar por aquí muchas veces y pude ver la enorme riqueza que tiene”.

Fausto realizó un guión general, pero fue a partir de la convivencia casi diaria en el parque que cada uno de los bailarines fueron creando sus propias coreografías.

Xavier Delgado, miembro de Colectivo Zeta y uno de los bailarines de Sol, asegura haber aprendido mucho de esta experiencia, porque no se trata solo de bailar en espacios no convencionales, sino de habitarlos.

“Este lugar es apasionante, es  poesía contemporánea del día a día: los borrachos, los jugadores de cartas, los curanderos, las carpas. Suceden tantas cosas. La idea no era representar el parque sino —desde nuestra experiencia individual— expresar cómo nos afectó esta convivencia de cuatro meses”.

La banda sonora, a cargo de José Toral, fue compuesta por múltiples sonidos del parque. “Eso es lo rico de este lugar, dice Xavier, hay muchos sonidos con su propia poética. Es como un limbo. Ausente de todo, pero con sus propias reglas, sus propias normas, sus propias lecturas”.

TRES
(Jueves, 18 de abril de 2014)

19:40. Llueve. La función empezará en veinte minutos, pero ya se escuchan —desde la Avenida Patria  —un coro de voces que invitan a entrar. En el sitio central, varias vendedoras de comida decidieron quedarse a la presentación. Técnicos y bailarines ajustan los últimos detalles. La gente sigue llegando de a poco. Naipes por el suelo delatan las actividades diurnas de los viejos que ocupan esas mesas. La lluvia es un telón de cristal.  

CUATRO

Los reflectores se encienden, son cinco los escenarios, el tiempo cobra una lógica distinta. Pájaros, sirenas, voces inundan el parque. Primera locación: cuatro bailarines en medio de las oscuridad, luces blancas en las extremidades. Un perro aparece, no está en el libreto. El bailarín improvisa, lo mira a lo ojos, el perro no se mueve, hace del animal su eje, danza alrededor de él. Segunda locación: ciclistas van y vienen por una avenida, cuerpos entre medio transitan la rutina, girar es una forma de romperla. Tercera locación: Música clásica. La escena es potente: un hombre y una silla, y la lluvia limpiándolo con fuerza. Parece un cisne nocturno cayendo sobre un charco; torso desnudo, rodillas sobre tierra. Cuarta locación: todos danzan en la cancha, las luces intensas de los reflectores impiden ver sus rostros, suena la música de Rene Aubry, todos parecen ser el mismo cuerpo. Quinta locación: Volvemos al centro de la pista, estrellas como techo. Una bicicleta se mueve formando una especie de ocho (el infinito), un hombre se acuesta en el suelo. Las luces se apagan. La gente aplaude, ovaciona. Nuevamente se hace el silencio. La obra termina. ¿Termina? A lo lejos, sobre el charco, un pájaro sigue bailando.

FICHA TÉCNICA DEL PROYECTO SOL:

Autor, gestor y director: Fausto Espinosa.
Codirección artística y arte gráfico: José Toral.
Interpretación, lenguaje y coreografía: Cristina Baquerizo, María Sol Rosero, Xavier Delgado, Nicole Bravo y Fausto Espinosa.
Montaje y manejo técnico de la escena: Anatol Waschke. Ruido y mezcla sonora: José Toral.
Maestros de danza: Cristina Baquerizo y Óscar Santana.

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