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Aurora Estrada, la poeta del proletariado ecuatoriano

Aurora Estrada, la poeta del proletariado ecuatoriano
11 de diciembre de 2013 - 00:00

Aurora Estrada y Ayala vino al mundo en 1901 en la hacienda “Juana de Oro”, cercana al pueblo de San Juan en la provincia de Los Ríos. Sus padres le procuraron una feliz infancia, pero fue sobre todo su padre quien se encargó de impulsar su pasión por la lectura y la escritura.

Para 1911 la familia se estableció en Guayaquil, pero al poco tiempo la muerte de su padre convertiría a la incipiente poetisa en una joven tímida y retraída: para poder sobrevivir su madre tuvo que dedicarse al bordado y a la costura. Cuando ella cumplió los 15 años le enseñó su producción al afamado escritor y poeta Francisco J. Fálquez Ampuero, primo hermano de su padre, quien celebró su poesía y la apadrinó en su crecimiento como artista.

La sorpresiva muerte del joven poeta Medardo Ángel Silva y su repercusión en el ámbito cultural ecuatoriano anunció la aparición de una nueva era de artistas y escritores. La casa de Aurora se convirtió en el punto de encuentro de un amplio conjunto de jóvenes poetas y narradores, principalmente costeños, entre quienes se encontraban José Joaquín Pino de Ycaza, Miguel Augusto Egas, Hugo Mayo, Enrique Segovia Antepara, Zaida Letty y Jorge Carrera Andrade. El grupo tomó el nombre de Hermes y en octubre de 1920 dio vida a una revista, bautizada con la misma denominación, pero de la que solo se editaron tres números. Pese a la pronta desaparición de la revista, el grupo no se dispersó e incluso contó con algunos afamados interlocutores del exterior, como Alfonsina Storni (Argentina), y Gabriela Mistral (Chile).

Convertida en una de las principales referentes literarias de su generación y fuertemente influenciada por el sentimiento arielista, Aurora Estrada fundó a principios de 1922 el mensuario Proteo, que pese a su corta duración, contribuyó a difundir su nombre por toda la región. En ese mismo año comenzó a colaborar con la revista mensual Philelia, de origen cuencano, y también contrajo matrimonio con Gustavo Ramírez Pérez, estudiante de leyes y joven activista de izquierda con quien tendría cinco hijos.

Su consagración literaria finalmente tuvo lugar entre 1923 y 1925, cuando dos composiciones suyas obtuvieron los primeros lugares en los Juegos Florales auspiciados por la Federación Universitaria de Quito, y al ganar el premio único en el concurso auspiciado por la Municipalidad de Guayaquil con el mejor artículo dedicado a las efemérides de octubre. Paralelamente, escribió para la revista Orientación, de Buenos Aires, estableciendo una fecunda relación epistolar con la anarquista argentina Teresa Maccheroni.

Por 1928 Aurora Estrada abandonó  su arielismo inicial para inclinarse por la poesía social.En 1925 publicó su primer libro, Como el incienso, que inmediatamente tuvo una notable repercusión y que reveló a su autora como una de las poetisas más destacadas del Ecuador, dispuesta a rever el papel de la mujer e, incluso, a romper mitos y tabúes sexuales. Mientras tanto, su labor poética obtuvo más reconocimientos, como el primer premio en el concurso por la Fiesta de la Raza en 1928 y la coronación el 12 de octubre en el paraninfo de la Universidad de Guayaquil. Con gran suceso, el diario El Universo la designó como redactora de honor.

Por esta misma época, sin embargo, Aurora Estrada abandonó definitivamente su arielismo inicial para inclinarse cada vez más a la poesía social y, sobre todo, a la denuncia política. Si bien hubo algunos antecedentes como su Canto de las trabajadoras que dieron cuenta del perfil que progresivamente iría adquiriendo la joven, fue sin duda el asesinato en Cuba en 1929 del activista venezolano Francisco Laguado Jayme el factor determinante que convertiría a Aurora en una de las más acabadas representantes de la poesía política del Ecuador. Así, el poema A Francis Laguado fue acompañado por la promesa pública de luchar por la justicia y la igualdad.

Casi al mismo tiempo, Aurora debió fijar su residencia en Quito ya que a su esposo, al cursar cuarto año de Derecho, fue expulsado de la Universidad de Guayaquil por su comprometida militancia comunista en la “Fracción Universitaria de Izquierda” y en la “Liga Antibélica”. En la capital, la joven inició su docencia en el Liceo Bolívar y comenzó a estudiar letras en la Universidad Central, en tanto que Gustavo Ramírez completó sus estudios en derecho y comenzó a trabajar en la Caja de Pensiones.

En 1930, volvería a ganar otro certamen, esta vez, el Concurso Pedagógico promovido por el Día del Maestro y en 1936 escribió su tesis doctoral sobre su admirada amiga Gabriela Mistral: sin embargo, el cierre de su Facultad y su reapertura como simple Instituto Pedagógico hizo que ella egresara con el título de Profesora de Lengua y Literatura y Licenciada en Ciencias de la Educación.

Paralelamente, continuó escribiendo un poemario infantil, una novela y varios poemas sociales y políticos, como J. G. White & Co. Ltd, inspirado en la difícil situación de los trabajadores de esta empresa contratada para  realizar el alcantarillado y pavimentación de Guayaquil, y Chaco, dedicado a la guerra fratricida entre Paraguay y Bolivia. Por esta misma época participó en la Primera Exposición del Poema Mural Revolucionario, organizado por el Sindicato de Escritores y Artistas del Ecuador y publicó su célebre artículo Misión de los Artistas Nuevos, en donde reafirmó su compromiso social y político como artista. En tanto que en 1938 suscribió un manifiesto por la candidatura presidencial del comunista Ricardo Paredes al mismo tiempo que dio a conocer su poema Vosotros que lloráis a vuestros muertos, escrito con motivo de la Guerra Civil Española.

Aurora Estrada tuvo una participación activa en “La Gloriosa” de 1944 leyendo su poema Canto al Veintiocho de Mayo en el Congreso de la Confederación de Trabajadores del Ecuador (CTE) realizado en Quito y al que asistió como delegada. En dicho evento también se destacó como una de las principales promotoras de la candidatura de Nela Martínez a la Asamblea Nacional: fue en parte por esta labor que la dirigente comunista pudo convertirse en la primera mujer en ocupar un escaño en el Congreso de Ecuador tras unas elecciones democráticas.

En ese mismo año de 1944 presentó el poema U.R.S.S., en el que exaltaba la victoria del Ejército Rojo sobre las tropas nazis en la batalla de Stalingrado y, algún tiempo más tarde, entre septiembre y noviembre, llevó a cabo una gira por los Estados Unidos junto con otros escritores latinoamericanos, invitada por la oficina de Coordinación Interamericana y, personalmente, por el presidente Franklin D. Roosevelt en un reconocimiento público a su lucha antifascista.

En 1950 Aurora Estrada pudo finalmente retornar a Guayaquil gracias a un pase otorgado por el Ministerio de Educación, quien le abrió una plaza como profesora de literatura a nivel secundario. Su marido viajó a aquella ciudad al siguiente año, ya con el cargo de Subgerente de la Caja de Pensiones. Fue ésta, sin duda, la época de mayor actividad política de la poetisa: una vez afiliada al Partido Comunista realizó una importante labor proselitista en sindicatos y en distintos congresos obreros.

En 1952 ingresó como profesora de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Guayaquil y, ya como una feminista de cada vez mayor importancia, contribuyó a organizar la “Unión de Mujeres del Guayas”, desde cuyo seno promovió importantes movilizaciones por los Derechos de la Mujer, del Niño y de la Paz. Por estos años tuvo también una frustrada candidatura como senadora por la provincia de Los Ríos. En 1953 fue delegada a la Conferencia Latinoamericana de Mujeres realizada en Río de Janeiro, donde además resultó electa como una de las vicepresidentas, en tanto que un par de años más tarde concurrió como representante al Primer Congreso Mundial de Madres, llevado a cabo en Lausana, Suiza. A estos seguirían otros viajes, a destinos tan distintos como Argentina, Cuba y la Unión Soviética. Mientras tanto, en 1960 tuvo también otra frustrada candidatura electoral cuando se presentó como diputada por una iniciativa del Movimiento Femenino del Guayas.

La situación de Aurora Estrada cambiaría radicalmente en 1963, una vez concretado el golpe de Estado que llevó al poder al almirante Ramón Castro Jijón. Sin ningún tipo de miramientos, en ese mismo año la dictadura militar le arrebató la cátedra universitaria a la escritora: en consecuencia, en 1964 fue objeto de un acto de desagravio por parte de sus colegas y amigos de Guayaquil, entregándosele la prestigiosa “Lira Poética María Piedad Castillo de Levi”. Recién en 1966, una vez concluido el régimen militar, pudo dedicarse nuevamente a la docencia universitaria.    

El 8 de marzo de 1967 y mientras dictaba una conferencia sobre el Día Internacional de la Mujer, Aurora Estrada sufrió un derrame cerebral y perdió el conocimiento. De inmediato fue llevada a una clínica y allí estuvo en observación hasta su fallecimiento cuatro días más tarde. Ese mismo año moriría también Gustavo Ramírez, su compañero.

La muerte de la artista causó una honda consternación en el ambiente intelectual y artístico ecuatoriano, motivando distintas expresiones de dolor ante su pérdida, como fue el Réquiem por Aurora compuesto por su entrañable amigo Hugo Mayo. En tanto que el eminente escritor y político Benjamín Carrión la recordó de este modo: “Hay en su poesía una honda preocupación por las fuerzas esenciales del hombre y de la especie y al mismo tiempo una ternura cálida y fecunda, que le ha dado la mano y le ha enseñado los caminos de la revolución, a la que ha ido primeramente sentimental, femenina, maternal, para luego enardecer el tono del campo proletario y darle médula de lucha y sonar de batalla”.

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