Alicia Barberis (Santa Fe, Argentina. 1957) empezó a contar historias cuando sus hijos eran aún pequeños. Inventaba tramas y personajes para establecer un profundo lazo con ellos y esa experiencia la marcó para el resto de sus días. “Sentí que ese acto nos volvía cómplices y nos unía con hilos invisibles a través de la emoción y el juego”.

Para Alicia, la labor de escribir, que llegó después de la de contar,  implica, según sus palabras, transitar la maravilla y el asombro, estar abierto en forma permanente al juego, a la risa, a la imaginación, sin dejar de lado temas trascendentes  o comprometidos, ni cuestionar la realidad y el mundo.

En efecto, tal como lo asegura Estuardo Vallejo, uno de los miembros del  jurado que dictaminó el fallo que la hizo ganadora del Concurso Libresa de Literatura Infantil Julio C. Coba, 2011, sus obras abordan temas delicados, asuntos que aparentemente no deberían inquietar la vida de un niño, como la realidad de los desaparecidos en Argentina, una lacra social que ha inflingido heridas hondas en la psiquis del pueblo latinoamericano.

En libros como Cruzar la noche y en La casa M, estos hechos están fuertemente presentes y, a pesar de que cuando fueron escritos se vivía una época  en la que se evitaba escribir sobre eso, Cruzar la noche es ahora un texto recomendado en los programas curriculares de educación secundaria en Argentina.

“Escribir para niños y niñas supone, de alguna manera –como siempre digo-, abrir las puertas hacia todos los mundos posibles”, asegura Barberis, quien parece intentar presentar a los niños un mundo real, sin engaños, con frontalidad, para brindar las herramientas necesarias para poder sobrevivir en él.   

En La casa del crimen, por ejemplo, los niños toman partido y  ayudan a desenmascarar a una banda que busca talar mil hectáreas de bosque  para repoblar el terreno y cultivar con el uso de transgénicos. La historia se desarrolla en un contexto que presenta algunos elementos alusivos a las desapariciones en tiempos de la dictadura militar.

Vallejo considera a Barberis  una de las autoras más importantes de la literatura para niños y jóvenes de Latinoamérica, “por su gran manejo narrativo, por los temas trascendentes que trabaja y por su permanente tratamiento de valores y derechos humanos y de la naturaleza”. Sus obras han sido tomadas en cuenta en varios certámenes internacionales en América Latina y han obtenido reconocimientos importantes.

La historia  Una máquina para hacer llover fue finalista del Premio Literario para niños y jóvenes en La Habana, Cuba, en 1992;  Cruzar la noche obtuvo el Segundo Premio Colihue de Novela Juvenil. Ediciones Colihue, 1996, en Argentina; El misterio de las letras perdidas fue publicado en Barcelona, porla Editorial Edebé, en 1996. 

Clodomiro Fernández, el rey sin corona, la novela ganadora del certamen 2011, es una historia que se orienta más hacia la reflexión sobre los sentimientos de tristeza y desamparo que sufren los niños, y es un escenario en el cual  la amistad, el amor, la equidad, la tolerancia y las divergencias son el pretexto ideal para plantear el universo emotivo infantil como un mundo inexplorado por los adultos.

Actualmente, Alicia Barberis está ofreciendo talleres y cursos  para niñas y niños lectores en torno a la oralidad en diferentes partes  Buenos Aires.