Ecuador, 20 de Mayo de 2024
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El Telégrafo
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Cuando el teatro y el público se funden en una acuarela viva

No es casualidad que la Casa Museo Muñoz Mariño, en el barrio San Marcos de Quito, sea el sitio perfecto para la presentación de la obra de teatro Rabia, adaptación de la película homónima de Sebastián Cordero, pues el propósito original del museo siempre fue la exposición de pinturas de acuarela.  

Así, por esas coincidencias del destino, la historia de Rabia funciona precisamente como un papel que recibe la variedad de  colores de sus  protagonistas.  

Rabia no es una obra tradicional, ni tampoco su formato, catalogado como teatro inmersivo. Es que el público está “sumergido” en la trama, en un sentido literal, porque acompaña a sus personajes en todo momento, por toda la casa.  

No hay sillas, los asistentes no las necesitan, pues viajan en grupos de la sala de la casa a la calle, luego a la biblioteca, a la intimidad de dos  dormitorios, hasta llegar a un solitario desván. Este último es el lugar donde se esconde el personaje de José María, encarnado por el actor Alejandro Fajardo, mientras observa todo lo que sucede en la casa. Y quizás, al público también.  

Conforme el relato avanza, José María y la audiencia tienen tanto en común que hasta se podría pensar que los espectadores representan la diversidad de emociones presentes, como el miedo, las ilusiones, los celos, el amor paternal y romántico, y, por supuesto, la rabia.

El ambiente colonial clásico del museo sugiere que la obra bien podría suceder en cualquier tiempo. El matrimonio de los Torres, con los caprichos de Álvaro, su hijo, interpretado por Orlando Herrera, son atemporales.

El público, con la confianza omnipresente, no deja de seguir a sus protagonistas, hasta conmoverse de sus tragedias como si fueran personales. No hay azar en que la obra se presente en la Casa Muñoz Mariño, pues en la acuarela, los colores se diluyen en el agua. Mientras que en Rabia, sus protagonistas se diluyen en sus emociones, hasta llegar al cuadro final perfecto. (O)

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