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40.000 textos y un romance de hoja en hoja

En el primer piso de la Biblioteca de las Artes se destaca el Archivo Histórico de diario EL TELÉGRAFO con 1.500 tomos. En  el tercero está la colección con 1,4 millones de fotografías.
En el primer piso de la Biblioteca de las Artes se destaca el Archivo Histórico de diario EL TELÉGRAFO con 1.500 tomos. En el tercero está la colección con 1,4 millones de fotografías.
Foto: José Morán / El Telégrafo
03 de febrero de 2019 - 00:00 - Marcia Andrade

El aroma a papel, el contacto y el sonido al pasar cada página, además de la visualización que a través de la imaginación es capaz de generar el contenido de su lectura, son experiencias sensoriales similares a un romance para los amantes de los libros.

Esas capacidades se perciben en la Biblioteca de las Artes, de la Universidad de las Artes (UArtes), un espacio de mediación cultural abierto a todo el público en el patrimonial edificio del extinto Banco de Descuento (Aguirre y Pichincha), que ofrece 40.000 textos físicos de aprendizaje, conocimiento y acceso a recursos digitales que incluyen 300.000 libros electrónicos.

Después de su inauguración (el pasado 16 de enero) y una máxima de 1.500 visitantes diarios, paulatinamente este espacio recobra la calma, considerado el primero especializado en artes de Ecuador y en donde se conjuga la modernidad con la historia.

Los usuarios de la biblioteca pueden hacer una búsqueda digital de los libros o el material que necesitan para sus consultas.Los usuarios de la biblioteca pueden hacer una búsqueda digital de los libros o el material que necesitan para sus consultas. Foto: José Morán / El Telégrafo

Es el último lunes de enero y ese día del calendario es de atención exclusiva para la comunidad UArtes y temas administrativos internos (de martes a domingo abre al público en general), aclara Natalia Tamayo, coordinadora de la biblioteca, minutos antes de una visita guiada a dos docentes de la Espol, interesados en este ambicioso proyecto cultural en Guayaquil.

La funcionaria cuenta un resumen preciso de la historia del diseño y construcción del imponente edificio (entre 1952 y 1954), por parte del arquitecto checoslovaco Karl Kohn, del poderío económico que representó el Banco de Descuento (1920-1985) y la  estadía de la Superintendencia de Bancos (1988-2015).

El relato continúa con la explicación y recorrido de los cinco niveles de la biblioteca UArtes, desde su planta baja, donde se alista una mediateca infantil, cafetería y otras áreas; pasando por el primer piso en el que destaca el Archivo Histórico de diario EL TELÉGRAFO con 1.500 tomos; el segundo, con área de estudios audiovisuales; el tercero, con libros especializados en arte y una colección de 1,4 millones de fotografías del archivo del diario; y la terraza, con la Galería Cuarta Pared y próximamente un café-restaurante.

Las estanterías están ordenadas con textos de literatura, música, historia y todo lo relacionado con las artes.Las estanterías están ordenadas con textos de literatura, música, historia y todo lo relacionado con las artes. Foto: José Morán / El Telégrafo

Mientras los visitantes caminan en medio del silencio de ese coloso de cemento de 5.200 m², donde por 31 años imperó el bullicio de los dependientes y clientes del banco, Gabriela Lucas recorre las estanterías del primer piso en busca de un texto para un usuario. Ella y otras 7 compañeras realizan una pasantía como estudiantes de la carrera de Bibliotecología y Archivología de la Universidad de Guayaquil.

Por los pasillos también van alumnos de la UArtes. Camila Santillán, de la carrera de Cine y Gloria Gómez, de Literatura, buscan información para elaborar una crítica social del Guayaquil nocturno.

Textos sobre pintura, literatura, historia y música, entre los que saltan a la vista los de Bob Marley y David Bowie, son algunos de los miles que constan en este repositorio que, además, es depositario legal de las producciones editoriales que en artes y literatura se publiquen en el país.

“En los libros, sean físicos o digitales, hay una solución a las interrogantes. En alguna página o algún capítulo está la respuesta que buscamos. Entonces la lectura se convierte en un ejercicio de aprendizaje (...). También son lecturas de placer, de leer historias, de tejer sueños, de ver otras líneas, historias posibles o conocimientos diversos”, reseña Tamayo. (I)

Natalia Tamayo (i), coordinadora de la Biblioteca UArtes, atiende las visitas guiadas en esa dependencia.Natalia Tamayo (i), coordinadora de la Biblioteca UArtes, atiende las visitas guiadas en esa dependencia. Foto: José Morán / El Telégrafo

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