Cuando Alberto Hidalgo tenía 19 años se subió a su bicicleta para ir a la universidad solo “por probar”. Como antecedente de vida ciclística estaba su grupo de expedición en Sauces, un barrio al norte de Guayaquil.

Junto a otros 5 amigos visitaban ‘en bici’ a los compañeros que vivían lejos, y también la empleaban para recoger mangos de un árbol cercano. Un día soleado de junio de 2009 decidió usar su BMX para ir a clases.

Ese primer día avanzó por el tráfico de la avenida Las Aguas a la velocidad que le permiten sus delgadas piernas. Lidió con los pitos de quienes están detrás de sus volantes y llegó a la calle Jiguas, en Urdesa, sin saber que ese era el primer día de una nueva rutina. Hoy la bici ha reemplazado la comodidad del automóvil, le ha dado libertad y fortalecido sus extremidades.

De eso han transcurrido 5 años, Alberto ya es un ciclista aguerrido, de aquellos que observan la ciudad desde el asiento de su BMX. Lucha todos los días por tener espacio en las vías —desde Sauces hasta su trabajo en el Barrio Centenario, en el sur de Guayaquil. Cada mañana y tarde, los carros que pasan por las avenidas Isidro Ayora y Las Américas le pitan, como si la fragilidad de su bici les estorbara. Cuenta que en las calles su consigna es: “Cuidarse de los carros que van a girar y que no usan las luces direccionales, también de quienes abren las puertas de un auto y jamás retroceden para ver si viene un ciclista cerca”.

Como Alberto, durante los últimos 5 años un grupo creciente de Guayaquil, Quito y Cuenca ha decidido moverse en bici. Las 2 ciudades de la Sierra han implementado ciclovías desde 2012 y tienen ordenanzas para reglamentar su uso. Por ejemplo en Cuenca se sanciona con $ 58 a las personas que parquean sus vehículos en la zona delimitada para las bicicletas.

Ocurre distinto en Guayaquil. En esta ciudad el Municipio realizó una delimitación de la ciclovía que empieza en el cruce de la calle Olmedo y la avenida Malecón hasta las calles Junín y 1 de mayo, y continúa desde la 9 de Octubre hasta la Chile y 10 de Agosto; pero no está respaldada por una ordenanza municipal y se enfrenta a carros estacionados y peatones en descanso.

Por el momento, la pintura desgastada de la ciclovía no es impedimento para el conductor ni incentivo para el ciclista. La principal promotora de esta ciclovía en Guayaquil, la exconcejala Gina Galeano, dejó la propuesta de ordenanza en 2013 junto a un grupo de ciclistas urbanos y ciudadanos interesados, pero no hay fecha para discutir nuevamente el tema en el actual consejo cantonal.

A pesar de la falta de delimitación legal, Alberto y el resto de ciclistas urbanos en Guayaquil se han acostumbrado a mover de forma alternativa y con cuidado por los kilómetros asignados.

Una pausa... para pensar

Daniel Orellana es uno de los pocos cuencanos pelirrojos y como tal resalta en las calles de esta ciudad. Dice que moverse en bici ha sido lo suyo siempre en Ecuador, Colombia, España y Holanda, países donde ha vivido por estudios. Pasó 10 años fuera de Cuenca, y en octubre de 2013, cuando regresó, encontró un crecimiento poblacional y comercial de ciclistas a quienes ha categorizado así: “Los que lo hacen por trabajo —obreros, albañiles, panaderos—; los deportistas y los que han decidido que la bicicleta puede ser su medio de transporte a la universidad o el trabajo”.

Daniel se traslada a diario a la universidad en la que trabaja, junto a su esposa. Su ruta no incluye ciclovías y hace de 8 a 10 kilómetros diarios, cruzando las avenidas 12 de Abril y 12 de Noviembre. Esta última incluye atravesar un túnel, a pesar de que está prohibido para bicicletas, pero la infraestructura de la ciudad no se pensó ni para los ciclistas, ni para los peatones, según cuenta el cuencano de 36 años.

Para Daniel, pedalear en la ciudad permite entender cómo funciona la urbe. Un espacio que se reduce a la cotidianidad del trabajo y la casa. Ya lo ha calculado bien, “esos 15 minutos de traslado de ida, más el promedio de tiempo de regreso suman al mes los 15 días de vacaciones a los que cada empleado anualmente tiene derecho por ley”, dice Daniel, quien aprecia que su transporte lo libere del estrés y le permita refrescar sus ideas.

En Cuenca, al igual que en las otras 2 ciudades, falta trabajar en espacios exclusivos para las ciclovías, donde los usuarios puedan transitar sin interrumpir en las veredas a los peatones y con mejor señalización para los conductores. “Su lucha está en abrirse paso en una ciudad que no les ha correspondido y de a poco acostumbrar al ciudadano a verlos en las calles para unirlos a su activismo”, dice Carlos Sacoto, realizador de un documental sobre ciclistas.  

Los accidentes no lo frenan

Luego de 5 años de ir al trabajo en bicicleta y 3 accidentes, Patricio Bustos tiene claro que debe usar el carril derecho y rebasar por la izquierda para evitar lastimarse.

Patricio empezó a movilizarse con la fuerza de su cuerpo sobre la bicicleta el mismo año que Alberto, pero en Quito. La capital es la zona que más incrementos presenta en su parque automotor, actualmente asciende a 480 mil vehículos y unos 20 mil carros nuevos se matricularon durante 2013.

En Quito hay además una densidad geográfica distinta a la que enfrenta Daniel en Cuenca, a pesar de la similitud del frío. Sus piernas y brazos son largos y le permiten lidiar con las elevaciones. La primera conexión en bicicleta con la ciudad fue desde la avenida La Prensa, donde vive, hasta la avenida 6 de Diciembre, donde trabaja. Cuenta que lo hizo por la necesidad de movilizarse rápido y para evitar los 3 buses que usaba y que le hacían atrasar.

En ese tiempo la ciudad no tenía ciclovías, y aun ahora que existen 30 kilómetros de estos espacios no los incluye en su ruta a menos que sea necesario. Cuando se inauguraron los tramos de la ciclovía de Quito, Patricio recuerda que los ciudadanos decían que era necesario contar con más espacios para mover el tráfico pesado, y no las ciclovías. “Eran un estorbo”, dice el profesional en gestión editorial.

En Quito, la ordenanza que regula los 30 kilómetros de ciclovías, entre carriles exclusivos y compartidos, se expidió en 2013 y su funcionamiento y control son parte de la concesión de tránsito del Distrito Metropolitano.

Ahora, hay más ciclistas, entre ellos los 9 mil integrantes del sistema de bicicletas públicas BiciQ, inaugurado en 2012 por el Municipio de Quito. También están los clientes de las bicicletas a la medida que hace Carlos Tacuri. Este quiteño fundó Construbicis cuya prioridad es la fabricación de bicicletas de aluminio de acuerdo a la anatomía de los interesados.

Una de las paradojas del progreso en las ciudades grandes es que su crecimiento se reconoce por la cantidad de CO2 emanado al ambiente, la invasión de sus espacios tradicionales, como centros históricos repletos de comercio, y la falta de tiempo para habitarlos. Una forma de conocer bien estos lugares y de sobrevivir a ellos, es recorrerlos sobre las 2 ruedas de una bicicleta.

Bajo esta sentencia es razonable subirse a una montañera y enfrentarse a una nueva forma de mirar la ciudad que se habita sin acelerar, a menos de 30 kilómetros por hora.

¿Cuál es la tarea de un ciclista?

Ellos no están en la calle para escabullirse en medio de los carros, aunque lo hagan. Los ciclistas están en la calle para mostrar a los ciudadanos que es posible conciliarse con el espacio, están en sus bicis para ayudar a los conductores a bajar el velocímetro y además para demostrar que al movilizarse sobre ruedas también se puede pensar en el otro.

Consejos

• ¿Cómo empezar a pedalear?

Lo más importante, luego de tener lista una buena bicicleta es equiparse con un casco, guantes, luces led para las noches, un chaleco reflectante y zapatos de lona o caucho. Hay bicicletas a $ 100 hasta las que permiten controlar mejor las velocidades de los ciclistas, a partir de los $ 250.

• Antes de salir a las calles...

Quítate la idea de que puede ser atropellado, es importante ir con cuidado, pero seguro. Respeta las señales de tránsito y no invadas las veredas, los espacios exclusivos para peatones ni los sistemas de transporte. Debes ir por la derecha. Pide paso elevando la mano.

• Documentar el proceso

Varias personas documentan el creciente movimiento ciclístico. Por ejemplo, Carlos Sacoto, un comunicador social que sigue a quienes se reúnen en ciertas esquinas para pedalear y convocan a la gente por redes sociales. “Están en una especie de campaña ciudadana”, dice Carlos.