El terremoto en Manabí y Esmeraldas alteró el escenario político. De los shocks externos, contracción económica, iliquidez y desgaste del Gobierno, se pasó a la ayuda y reconstrucción. Después de la tragedia, las organizaciones políticas buscan concretar acuerdos y definiciones para las candidaturas.
En un artículo, de febrero de este año, señalé: “Al parecer, habría tres tendencias en las elecciones de 2017. La derecha dividida, el progresismo (AP) y las organizaciones indígenas e izquierda, cada una con diferentes proyectos, agendas de país y distintas estrategias e intereses para enfrentar la situación económica”. Al parecer, ese es el panorama.
En efecto, una parte de la derecha, el Frente de Unidad conformado por PSC, MdG, SUMA, Juntos Podemos y Avanza, se reunió para definir el plan de gobierno y analizar la estrategia para candidatos asambleístas. Al parecer, como dijo el líder de esta coalición, van a ir juntos, pero no revueltos, lo que significa que cada partido lanzará sus propios candidatos a la Asamblea y en algunos casos podrá ser en alianzas. Como ha señalado el líder de Avanza, que se ha alineado con esta tendencia, se trata de una concertación. Se busca captar la Asamblea y definir candidato a la Presidencia. La otra parte de la derecha más conservadora, CREO, va con candidato presidencial propio. En su colectivo Compromiso Ecuador, Concertación y otros lo abandonaron, lo cual le resta potencialidad. En todo caso, tenemos una derecha dividida en la que los intereses partidistas pesan más que la unidad.
Por el lado del progresismo, PAIS está definiendo su plan de gobierno y candidato presidencial, que al parecer es entre Lenín o Glas. El planteamiento del pacto ético entre los partidos políticos de que no se vote por candidatos que tienen intereses en paraísos fiscales es una táctica que es un golpe, pues líderes de la derecha ven afectada su imagen por tener empresas, ONG o capitales en dichos paraísos y, por otro lado, su ética personal u organizacional es puesta en duda. No por bienhechor, Macri está regresando sus capitales desde esos paraísos a su país. Hay efectos éticos y políticos.
La izquierda tradicional, formada por Unidad Popular (ex-MPD), Conaie y otros, está elaborando su plan de gobierno, espera alcanzar un acuerdo nacional por el cambio y apunta a primarias. En los indígenas, PK tiene ya 2 precandidatos presidenciales y, al parecer, hay división en esta tienda. Uno de sus asambleístas declaró respecto a un posible pacto con la derecha: “Yo no le veo pecado para que el movimiento vaya al infierno o pacte con el diablo”, lo cual deja dudas sobre su línea ideológica. Entró al escenario la ID, que al parecer va a lanzar como candidato presidencial a un exalcalde quiteño.
Resurge la política. Hay aspectos cruciales en el plan de gobierno: ¿mantendrán el modelo económico, la dolarización, cómo enfrentarán la contracción, crisis, la reactivación económica y desempleo, tamaño del Estado, política social y económica, reforma institucional y política, impuestos y otras medidas por el sismo, etc.? (O)
