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El Telégrafo
Luis Rosero

¿Lula, Dilma y PT fuera (II)?

09 de mayo de 2016 - 00:00

La Cámara de Diputados aprobó iniciar el juicio a Dilma y, si el Senado lo ratifica, la Presidenta será separada por 180 días hasta que este confirme definitivamente su decisión y será sustituida por el Vicepresidente.

Este desenlace fue exacerbado por la crisis económica pero detonado por la corrupción, lo cual fue aprovechado por el PDMB que se retiró de la alianza gobiernista, dejando sin mayoría parlamentaria al Partido de los Trabajadores (PT), dando el chance para que el Vicepresidente (PDMB), M. Temer, asuma el poder y organice con la oposición, principalmente de derecha, un gobierno de coalición. Una filtración telefónica de M. Temer revela que se prepara para asumir la presidencia y la estrategia a seguir. Su maniobra está clara, Temer ya está armando su gabinete, se alió con el Partido del Movimiento de la Democracia Brasileña (PMDB, socialdemócrata) y los industriales. Dilma lo ha tildado de traidor y cabeza del golpe blando.

Lula defiende al gobierno del PT en las calles y está peleando contra la destitución. Sin embargo, el Partido Progresista (PP), el Partido Republicano (PR) abandonaron la alianza con el gobierno y junto al PMDB apoyan el juicio político. Pero no solo Dilma sería desplazada, sino también Lula, a quien se le impidió su nombramiento como ministro de la Presidencia, pero el objetivo, de la oposición, es inhabilitarlo como candidato a la Presidencia en 2018, pues se trata de imputarlo en un juicio de corrupción. Más aún su jefe de campaña ha sido acusado en un juicio. El fin último, de la derecha, es desplazar al PT y dejar camino libre para el manejo del poder desde ahora y lo asuma en 2019.

¿Qué más está en juego? Es la política económica y social de un gobierno progresista. De esta última, tenemos la reducción de más de 30 millones de pobres, que se beneficiaron de programas sociales, que mejoraron el nivel de vida, con el ascenso de algunos a la clase media. Pero, ese logro fue ensombrecido por la corrupción en Petrobras, en la que participaron constructoras (Odebrecht, OAS), funcionarios públicos, miembros del PT y sus aliados. La política económica giraría hacia el libre mercado y reformas estructurales (privatización, reforma laboral, etc.)

El juicio más que tener sustento jurídico tiene tintes políticos. Son maniobras para llegar al poder. Lo paradójico es que E. Cuhna (Presidente de la C. Diputados), que armó el juicio político, fue suspendido en sus funciones por obstruir investigaciones por su participación en corrupción en Petrobas; Temer, el senador A. Nieves y algunos miembros de la Comisión del Senado para el juicio tienen acusaciones de corrupción o  procesos judiciales en su contra. La política es el arte de obtener y mantener el poder y para ello todo subterfugio es válido. Al parecer, cómo va la tendencia, la suerte de Dilma está echada. Se acabaría el ciclo de gobierno progresista, pero con un golpe blando. Con la derecha en el poder, cambiará el modelo,  la política económica y social y aplicará un ajuste afectando a los más vulnerables de la sociedad. (O)  

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