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El Telégrafo
Fander Falconí

La captura del capo

20 de enero de 2016 - 00:00

Parece que hasta las noticias se cocinan mejor con una pizca de romance, como las películas. Así ocurrió con la recaptura de ‘El Chapo’ Guzmán. Se dice que la Policía de Colombia asesoró a su similar mexicana con un consejo hollywoodense: “Las debilidades de los capos con las mujeres se convierten en fortalezas de los investigadores”.

La obsesión del capo en cuestión por la Reina del Sur fue la pista clave. Kate del Castillo le fascinaba a Guzmán, con la misma intensidad con la que un adolescente se enamora de una estrella de televisión. Pero la actriz mexicana que hizo el papel de narcotraficante en La Reina del Sur no es el único elemento que da sabor de celuloide a esta noticia.

Para darle un toque del cielo de Hollywood, tenía que estar presente una de sus estrellas. Sean Penn no es solo un famoso actor premiado y director de cine. Además es un activista político, fue enemigo de Bush y ayudó en la recuperación de Haití tras el terremoto de 2010. Pero, aparte de haber estado alguna vez casado con Madonna, no habíamos visto su lado trivial. Hasta ahora. Un día después de la recaptura de ‘El Chapo’, la revista Rolling Stone reveló que Sean Penn y Kate del Castillo habían entrevistado clandestinamente a ‘El Chapo’ Guzmán. Parece que hubo aproximaciones previas con Kate y hasta se habló de filmar la vida de ‘El Chapo’.

Una de las revelaciones de la entrevista fue que ‘El Chapo’, Joaquín Archivaldo Guzmán Loera, desconocía quién era Sean Penn. Hasta los gustos cinematográficos del capo eran modestos y para él La Reina del Sur era como ir a la ópera.

Guzmán casi no tuvo educación. Aprendió el cultivo del opio de su padre y luego se dedicó a cultivar marihuana cuando creció. Se convirtió en empleado de un capo mexicano e ingresó en el negocio de la cocaína. Cuando llegó a ser el ‘vicecapo’, su jefe Gallardo fue detenido y enjuiciado. Y, como dice el dicho, sin saber leer ni escribir se convirtió en capo. Según las crónicas y las denuncias, eliminando rivales, llegó a ser el capo de capos de México.

Resulta difícil creer que una sola persona haya manejado un negocio tan complejo y con tantas variables de seguridad, políticas y financieras a nivel local e internacional (lavado, testaferrismo, ocultamiento del dinero en paraísos fiscales, etc.). Por ello, su captura deja un montón de cabos sueltos.

México, tan lejos de Dios y tan cerca de Estados Unidos, suele decirse. Cuando estuve allí en diciembre pasado, pude constatar esa verdad. Vi cómo un país con una cultura extraordinaria –indígena, española y mestiza– se ahoga en la subcultura ‘Made in USA’ que inunda sus calles. Vi cómo el país de Lázaro Cárdenas se ha entregado al neoliberalismo. Vi cómo nadie habla abiertamente de los 43 desaparecidos. Vi miedo entre su gente, por la exagerada violencia del narcotráfico. (O)

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