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El Telégrafo
Fander Falconí

El moderno Frankenstein

15 de junio de 2016 - 00:00

Hace 200 años, una joven escritora inglesa escribió una novela, cuyo nombre  se hizo famoso. Frankenstein relata el experimento de un científico que crea de un cadáver un joven vivo; cuando este se convierte en un monstruo, el experimento se le sale de las manos. En la política internacional contemporánea, eso es lo que le ha pasado a Estados Unidos. Para combatir a los soviéticos en Afganistán, hace más de 30 años, creó a los talibanes. Estos no solo se salieron de control, sino que atacaron el corazón del imperio el 11 de septiembre de 2001. Pero los servicios estadounidenses de inteligencia no aprendieron la lección. Y el moderno Víctor Frankenstein creó al Isis… como en una película de ciencia ficción con altas dosis de terror.

Isis (Estado Islámico) asumió la autoría de la masacre ocurrida en Estados Unidos esta semana. Más de 50 muertos y un número mayor de heridos por disparos de un solo individuo, la convierten en la peor de la historia reciente de ese país. La masacre parece estar dirigida contra un colectivo específico: los homosexuales, al haberse perpetrado el crimen en un bar gay. Lo que más ha conmovido a algunos es que ocurrió en uno de los sitios de mayor afluencia turística en el mundo: Orlando, la sede del ‘inocente’ mundo Disney.

De acuerdo a las declaraciones oficiales: se está tratando al caso como un acto terrorista. Todavía falta investigar. El uso de un solo individuo para realizar un ataque es una táctica iniciada en Oriente Medio y fácilmente aplicable en las ciudades estadounidenses, como bien lo ilustró la popular serie televisiva Homeland (de Netflix).

Hace poco, Isis causó la muerte de 78 personas y más de 100 heridos en Siria. Lo peor es que eso ocurrió después de la tregua obtenida por las Naciones Unidas en febrero. Los atentados combinados de Isis (que reivindicó su autoría) se efectuaron de la manera acostumbrada: un coche bomba y un par de terroristas suicidas (llamados ‘mártires’ por este ente terrorista).

La idea de destruir al régimen sirio ha sido un viejo sueño de la derecha fundamentalista estadounidense, muy amiga de sus coidearios gobernantes de Arabia Saudita, como demostró la dinastía Bush. Siria es uno de los pocos Estados laicos de la región, alejada de Estados Unidos. Para acabar con ese enemigo de Arabia Saudita (el enemigo de mi amigo es también mi enemigo, decían) coadyuvaron en la creación del Isis.

Eso lo consiguieron al transformar a una facción fundamentalista islámica que actuaba en Irak en un grupo similar en suelo sirio. Mientras esta facción (Al Qaeda en Irak) era enemiga de Estados Unidos, no tenía tantas armas. Al pasar a Siria cambió su nombre a Isis y empezó a combatir al presidente Asad. Entonces, empezó a exhibir armamento tan sofisticado y en tantas cantidades, que enseguida se sospechó del principal enemigo de Siria en el mundo árabe: Arabia Saudita, el mejor aliado de Estados Unidos.

Isis, en su actual versión, ya dejó de ser solo un instrumento anti-Asad y pasó a ser un grupo más radical que Al Qaeda. Ya no solo fundamentalista islámico, sino decididamente apocalíptico; esto es, quiere precipitar el Juicio Final.

Aún falta investigar los sucesos de Orlando, y al moderno Frankenstein. (O)

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