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El Telégrafo
Sebastián Vallejo

El blues de Blind Willie Johnson

14 de febrero de 2018 - 00:00

Willie Johnson nació en Texas en 1897 y nació negro. Lo cual significa que mitad de esta historia es basada en mitos, pero ahí les va de todas modos. A los cinco años le dijo a su padre que quería ser predicador. Su padre le dio una caja de cigarros con alambres, un cartón para recolectar monedas, y le puso en un esquina a cantar para comer. A los siete años su madrastra le echó un balde de agua con lejía, dejándolo ciego de por vida. De ahí que se lo conociera como Blind Willie Johnson.

De joven, Blind Willie Johnson predicaba en las calles de varias ciudades de Texas, y ahí conoció a otro músico ciego, Madkin Butler, quien le enseñó el cantar profundo característico de Johnson y a tocar la guitarra usando un cuchillo, dándole un sonido particular a su slide (el mejor de la historia del blues, según muchos). ¿Qué tan poderosa era la voz de Blind Willie Johnson? Pues dicen que un día cantó una versión del góspel ‘If I Had My Way I’d Tear The Building Down’ (Si fuera por mí, derribaría este edificio) al frente de la Corte, y fue arrestado por incitar disturbios.

Blind Willie Johnson se casó con Willie B. Harris, con quien grabó entre 1927 y 1930 un total de 30 canciones. En los treinta, con la Gran Depresión, Johnson decide retomar su ministerio de las calles y recorre el sur de Estados Unidos. Para cuando regresó de su gira, Willie B. Harrie ya no estaba. Años después conocería a Angelina, con quien tuvo una familia, construyó una casa y se estableció como reverendo de una iglesia. Seguramente fue feliz, o tan feliz como podía ser un negro en el sur de Estados Unidos durante la Gran Depresión.

Cerca de 1950, su casa se quemó. Sin otro lugar a donde ir, quemado y golpeado, Blind Willie Johnson siguió cantando para mantener a su familia. Enfermo, su esposa lo llevó al hospital donde no fue atendido por llevar encima el doble pecado de ser ciego y ser negro. En los restos de su casa, fue recostado en un colchón mojado, lo taparon con periódico, para luego morir de malaria, sífilis, pobreza, ceguera y discriminación. La historia no tiene final feliz, pero sí tiene corolario.

En 1977, la sonda Voyager II fue enviada al espacio donde, después de cumplir su misión, vagaría por el sistema solar hasta eventualmente perderse en el espacio interestelar. A bordo de la sonda se colocó un disco de oro con material selecto de la historia musical. Ahí se puede escuchar el profundo ronquido de la voz de Blind Willie Johnson, aquel ciego que murió en las cenizas de su casa, olvidado por el hombre. Su alabanza, llenando el universo. (O)

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