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El Telégrafo
Ketty RomoLeroux G.

El apretón de manos que auguró una nueva era

23 de abril de 2015 - 00:00

Acaba de celebrarse en Panamá la VII Cumbre de las Américas (10-11 de abril), auspiciada por la Organización de los Estados Americanos con la participación de los 35 Estados que la componen. Se hizo realidad el viejo sueño del Libertador Bolívar cuando al convocar el Congreso Anfictiónico de Panamá en 1826 se inspiró en el parlamento de los antiguos griegos, aspirando a “formar de todo el mundo nuevo una sola nación”.

La República de Panamá está ubicada al sur de América Central. Proclamó su independencia el 3 de noviembre de 1903. Dos son los acontecimientos de trascendencia histórica nacional: el gobierno progresista del general Omar Torrijos, quien murió en un ‘accidente aéreo’, el 31 de julio de 1981, cuando existían dictaduras militares sangrientas en el Cono Sur. Con su desaparición el pueblo perdió al artífice de los tratados que forzaron al Gobierno norteamericano a aceptar la reintegración de la zona del canal a la soberanía panameña. El otro suceso fue la invasión de EE.UU., el 20 de diciembre de 1989, en vísperas de la Navidad, bajo la administración de Bush padre, por más de 26.000 soldados, quienes asesinaron a más de 2000 panameños, bajo el pretexto de la guerra antidroga. Especialmente el barrio El Chorrillo fue incendiado y masacrado. Hoy, la Cumbre de los Pueblos, paralela a la VII Cumbre, resolvió que EE.UU. se disculpe con los panameños por aquella monstruosa invasión.

La Cumbre de las Américas es una reunión de gobernantes de los países americanos para tratar temas de importancia a nivel continental. Han participado 34 Estados, a excepción de Cuba, que fue expulsada de la OEA el 31 de enero de 1962, aunque en su Asamblea General en San Pedro Sula (Honduras), el 2 de junio de 2009, resolvió por unanimidad dejar sin efecto tal resolución. Cuba no se reintegró. A pesar de soportar el criminal embargo económico que se aplica hasta hoy con todo su rigor. De ahí que la presencia del general Raúl Castro en la Cumbre llenó todas las expectativas, no obstante el restablecimiento de la relaciones diplomáticas el pasado 17 de diciembre.

Aquello se manifestó particularmente en el emotivo apretón de manos con el que se saludaron ambos mandatarios en la inauguración del evento. El mismo que expresó claramente los cambios sociales progresistas que se están dando en nuestra región. “Que el presidente Castro y yo estemos sentados aquí es un momento histórico para el continente…”, comentó el presidente Obama. Es el ‘cambio de época’ al que se refiere permanentemente nuestro mandatario, Rafael Correa.

Es que el imperialismo yanqui, el más poderoso de todos los tiempos, nunca ha sido tan fuerte y tan débil al mismo tiempo, como lo es hoy.

En fin, la VII Cumbre resultó exitosa. Constituida por la Celac, más EE.UU. y Canadá, no excluye que haya intereses comunes en pro de la construcción de la unidad latinoamericana y preservación de nuestra América como zona de paz. (O)

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