Ecuador, ubicado geográficamente en la mitad del mundo, bañado por las aguas del océano Pacífico, ha estado propenso a múltiples desastres naturales a lo largo de toda su historia.

Muchos contemporáneos recuerdan los estragos devastadores del terremoto de Ambato, que produjo aproximadamente 600 muertos, el 25 de agosto de 1949. Antes, el de Esmeraldas, el 31 de enero de 1906, con epicentro en el Pacífico. Por su magnitud de 8,8 ha sido el más fuerte. Desde esta fecha se han producido veinte. Como dato informativo, en el período de 1541-1896 existen registrados 17 en diferentes lugares del país. Desde 1906 hasta la presente, fueron 20.

El del pasado 16 de abril, de 7,8 de magnitud ocurrido a las 18:58, es el más devastador que se ha sentido en nuestro país en los últimos 30 años.

Hasta la fecha se han producido 654 fallecidos, más de 2.000 heridos y desaparecidos 58. Además de 621 réplicas hasta el 21 de abril. Con epicentro en Pedernales, un pequeño puerto de pescadores de la provincia de Manabí, en la costa del Pacífico, cuyas ondas sísmicas llegaron hasta el suroccidente de Colombia y a la frontera norte peruana.

Pero, ¿cuál fue la causa geológica de tan cruel fenómeno, que tanto daño material y dolor espiritual ha causado a un pueblo laborioso, cuya Carta Magna, como pocas en el mundo, concede derechos a la naturaleza, la Pachamama, de la que somos parte y es vital para nuestra existencia?

El Departamento de Sismología del Instituto Geofísico de la Universidad Politécnica Nacional, dio una explicación técnica del mismo, el cual se produjo por el contacto entre las placas de Nazca y la Sudamericana. “En el contacto de ambas placas es donde se concentra la presión o energía que hace que, luego de algunos años, las rocas no soporten más y se rompan. Y es lo que ocurrió en el sismo”. “Fenómeno que es algo natural que ocurra, como parte de la dinámica del planeta”. Criterio coincidente con el del Instituto Geofísico de Ecuador, que expresa que, “el sismo se produjo por el resultado del desplazamiento entre dos placas tectónicas: la placa de Nazca (placa oceánica) se sumerge bajo la Sudamericana (placa continental). El movimiento se conoce como proceso de subducción, y es el mismo que estuvo detrás del pasado terremoto.

Por supuesto, los daños morales y materiales son inmensos. Los primeros, irreparables. ¡Cómo nos cambió la vida en tan corto tiempo!

Mas, la solidaridad del pueblo ecuatoriano inmediatamente se puso de pie, en todos los aspectos y niveles. Nadie cayó en la indiferencia. Y también la Patria Grande.

Lo expresado nos lleva a sugerir la creación de un organismo que vigile las construcciones.

Recordemos la reflexión del Libertador Bolívar, en plena rebelión de Caracas contra los españoles, cuando ocurrió el terremoto de 1812: “Si la naturaleza se opone, lucharemos contra ella”. (O)