Cada año, por esta época, se aviva el interés por conocer el monto del nuevo Salario Básico Unificado, cuya fijación es tarea compleja, porque las ramas de actividad económica son 139, agrupadas en 21 mesas, y en  comisiones tripartitas, con un representante del Gobierno, de los empleadores y de los trabajadores, en el Consejo Nacional de Trabajo y Salarios. Allí deben fijar el nuevo salario, después  de estudiar informes técnicos basados en varios índices, como inflación, precios al consumidor, Producto Interno Bruto, costo de la canasta familiar básica.

Las negociaciones avanzan este año, dentro del contexto de aprobación de reformas al Código del Trabajo, después de una década de reformas laborales que beneficiaron a los trabajadores, en cuanto a estabilidad, salario mínimo, acceso a la seguridad social, prohibición de la tercerización laboral y otros logros, algunos de los cuales son cuestionados por sectores críticos del anterior gobierno.

Lo que cuenta es la objetividad, la transparencia y evitar manipulaciones, fijando un incremento salarial que esté por encima del promedio de la inflación acumulada; y que el ingreso familiar mensual equivalga, al menos, al costo de la canasta básica familiar, CBF, definida como un conjunto de bienes y servicios imprescindibles para satisfacer las necesidades básicas de un hogar tipo, de 4 miembros y 1,6 perceptores de ingresos, que ganen la remuneración básica unificada, este año de 375 dólares mensuales.

El costo de la CBF subió a 708 dólares en octubre pasado, en tanto que el ingreso familiar fue de 700, es decir una cobertura del 98,8%. En tanto que la canasta vital, definida en 2007, costó 498, facilitando una significativa recuperación del consumo hogareño. Estos costos tienen fuertes variaciones regionales.

Sin embargo, el análisis no debería ser exclusivamente económico, debiendo incorporar otros factores que inciden para alcanzar la equidad social. 8/12/2017. (O)