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El Telégrafo
César Paz-y-Miño

La madre de la genética: Nattie Stevens

06 de agosto de 2016 - 00:00

Uno de los fenómenos más estudiados en los seres vivos es la diferencia entre machos y hembras. Para la ciencia ha sido importante entender este proceso y sus alteraciones, por lo que se pensó primero en tres explicaciones: el sexo depende de factores externos durante el desarrollo embrionario, el sexo se determina internamente a través del cigoto, o son factores hereditarios los que lo determinan.

A finales del siglo XIX e inicios del XX se pensaba que la herencia estaba circunscrita de alguna manera a los cromosomas. En el caso de los humanos, hacia 1900 los estudios ya demostraban que unos corpúsculos dentro del núcleo (los cromosomas) eran responsables de la diferenciación entre hombres y mujeres, y que, precisamente, estos presentaban formas diferentes. Fue Nattie Stevens quien comprobó tal hipótesis. Ella -además- demostró que los cromosomas se disponen de dos en dos en la célula; así, las mujeres tienen dos cromosomas iguales, llamados X, mientras que los hombres los tienen desiguales (uno X y otro Y).

Estos descubrimientos revolucionaron los conceptos genéticos y mostraron lo trascendente de la herencia en la diferenciación entre hombres y mujeres. Los estudios al respecto han avanzado tanto que hoy sabemos que no solo los cromosomas son importantes, sino que dentro de ellos existen genes clave para determinar si un individuo es mujer u hombre. Uno de estos genes clave es el llamado SRY (Sex Related Y, del inglés). Los hombres lo tienen activo y las mujeres inactivo.

Pero como aún muchos genes están en proceso de estudio, todavía no es claro entender por qué somos hombres o mujeres ni explicar ciertas enfermedades concernientes al sexo. Así, hasta la actualidad se continúa con el análisis de muchas cuestiones relacionadas a las ambigüedades en la diferenciación de los sexos, a la orientación sexual, a los hermafroditas, los transexuales y más. El tema incluye estudios sobre la existencia o no de diferencias entre el cerebro masculino y el femenino, o comportamientos diversos.

Nattie Stevens murió a los 51 años, publicó unos 40 trabajos en tan solo nueve años de carrera científica. Sus obras se consideran fundamentales para la genética moderna. Ella sembró las bases de la citogenética, que estudia los cromosomas y la herencia. Fue importante candidata para recibir el premio Nobel, pero un cáncer de mama truncó su vida. Sin embargo, sus aportes constan en el National Women’s Hall of Fame y ella es reconocida como Madre de la Genética, pues sus contribuciones determinaron que la genética se convirtiera en una verdadera ciencia. (O)

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