El tema se presta a malentendidos, siendo el campo una realidad compleja y diversa, pero merece atención. Considerandos: 1.- La agricultura campesina, con sus grandes ventajas, en varias regiones de Ecuador, está quedando a cargo de mayores y ancianos, con sobrecarga laboral para las ancianas; los jóvenes han ido emigrando, proletarizándose en las ciudades, ante el actual precario futuro que ven en las labores de su campo. 2.- El mismo Manifiesto para la Agricultura Familiar Campesina e Indígena en Ecuador (Houtart-Laforge) enseña que la defensa de la agricultura familiar no es “un regreso romántico al pasado”, sino que “va en busca de una transformación de fondo de la sociedad rural, ofreciendo  condiciones de eficacia económica, social y cultural, integrada en estructuras de solidaridad económica y social”, además de buscar “nuevos paradigmas, que pongan fin a la conquista de la agricultura por el gran capital”. 3.- Expertos sostienen  que la agricultura está a punto de pasar por la mayor de todas las transformaciones desde el paso de la caza-recolección a la agricultura, durante el período neolítico; y se prevé que la inteligencia artificial permitirá asistir a una nueva época donde la agricultura será automatizada de forma masiva, desde la plantación y el mantenimiento hasta la cosecha.

Ocurrirá, sin embargo, como en las revoluciones agrarias precedentes, que las nuevas tecnologías se imponen y generalizan. Así se pasó del arado de bueyes al de diésel; a trilladoras y cosechadoras, sin que aquello implique desconocimiento de los valores y cultura campesina e indígena, baluartes contra el cambio climático, a diferencia de la agricultura transformada por el capitalismo.

Cabe preguntar: ¿por qué solo el modelo de agricultura industrial puede beneficiarse de la aplicación de la inteligencia artificial? Cierto, “la tecnología, no es neutral; sus fines y accesos, son parte del aceleramiento de los procesos de acumulación capitalista”, pero hay que ver el lado positivo, la tecnificación del campo puede hacerse a través de cooperativas.

Gracias a ellas es posible hacer accesible al campesino, por ejemplo, drones agrícolas, así como se ha hecho con otras tecnologías; los hay que identifican y erradican malezas sin necesidad de herbicidas o pesticidas; los precios bajan de forma abismal. Un vendedor anuncia su producto: “Este robot producirá toda la comida que necesite en su patio trasero”. Cooperativas agrarias han introducido tecnología que se comparte para la preparación de la tierra o de las cosechas, ¿por qué no adquirir la más avanzada? Si bien, la transferencia tecnológica tiene sus condiciones de preparación y diálogo.

La robótica, como todo invento, puede servir a la humanidad o destruirla. En una economía capitalista solo se busca lucro, reemplazando al trabajador por un robot que no se enferma, ni queda embarazado, ni organiza sindicatos ni pide aumentos. Ideal para enriquecerse. Innegablemente esta tecnología, así aplicada, es destructora para el trabajador en cuanto reemplaza el trabajo humano, pero a la vez ofrece una solución ante otras realidades. (O)