Es el objetivo de esta ciudad que es mi hogar por casi 40 años, pues las ciudades competitivas fomentan la generación de empleos e incrementan los ingresos y la productividad. Es por eso que la Alcaldía, la Espol y la Cámara de Industrias de Guayaquil, junto con el Banco Mundial están articulando un proceso que lleve a convertir nuestra urbe en una ciudad competitiva. Para esto es necesario que nuestras empresas e industrias generen empleos, incrementen su productividad y eleven los ingresos de sus ciudadanos.

Mejorar la competitividad guayaquileña es el camino seguro para erradicar la pobreza e incrementar la prosperidad compartida. El análisis estadístico de 750 ciudades competitivas en el mundo entre 2005 y 2012 demuestra que el 72% superó su crecimiento económico al de sus países. El 10% más alto de estas ciudades alcanzó 9,2% en generación de empleos, comparado con el 1,9% en el restante 90%. Lo curioso es que el éxito de estas ciudades competitivas no estaba garantizado, muchas de ellas triunfaron a pesar de las adversidades que enfrentaban; por ejemplo: sin salida al mar y ubicadas en regiones deprimidas. Este no es el caso de Guayaquil.

¿Cuál es el camino? Las ciudades competitivas promueven intervenciones clave para incrementar sus indicadores. En primer lugar, no siempre necesitan reestructurar sus economías; a veces lo único que se debe hacer es seguir haciendo lo que ya se hace, pero hacerlo mejor. Cambiar de ciudades mercantiles a industriales. Un PIB per cápita de una ciudad por debajo de $ 2,500 clasifica a las ciudades como mercantiles, con bajo valor agregado que necesitan industrializarse para mejorar sus ingresos. Guayaquil tiene un PIB per cápita de $ 3,187 comparado con $ 6,297 del país influenciado por la producción petrolera. No hay duda de que nuestra ciudad necesita incrementar sus centros de producción que impulsarían el PIB hacia niveles mucho más altos. Pero además debe incrementar los servicios creativos y financieros que son de mayor valor. Ahora bien, la Alcaldía de Guayaquil tiene que conectarse con el sector público del Gobierno central, con el sector privado y con la academia, para que, como gobierno seccional, implemente cuatro categorías de intervenciones. 1. Está bajo su responsabilidad directa el manejo institucional y regulatorio que fomente un entorno amigable para atraer la inversión externa directa. 2. Orientar la inversión hacia la infraestructura necesaria y la disponibilidad ordenada de la tierra. 3. Interconectar a todos los grupos de interés de tal manera de mejorar las habilidades y capacidad innovadora y creativa. 4. Si lo anterior se hace bien, la consecuencia es el apoyo empresarial y financiero.

Guayaquil se hará competitiva aprovechando de sus ventajas comparativas, especialmente en los sectores transables que se pueden vender en otras ciudades y exportar a otros países. Las fuentes de crecimiento son la ampliación de las industrias existentes, la creación de nuevas industrias y la atracción de inversionistas. Guayaquil tiene que apoyar a su gobierno seccional, pues la Alcaldía debe convertir el desarrollo económico de la ciudad en una prioridad explícita. Y esto no depende del tinte político o ideológico de quien ocupe el sillón de Olmedo, pues la ciudad debe enfocar sus esfuerzos y priorizar la utilización de los recursos, para lo cual necesita el poder y la capacidad que garantice intervenciones exitosas. Pero lo más importante es crear la confianza suficiente para fomentar coaliciones público-privadas para resolver problemas específicos. No importa quién lleva a cabo las intervenciones, siempre y cuando alguien las haga. Y finalmente debe establecer relaciones intergubernamentales, aprovechando el apalancamiento externo con las jurisdicciones cercanas y otros niveles del Gobierno. (O)