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El Telégrafo
César Paz-y-Miño

Genes del altruismo

23 de abril de 2016 - 00:00

Resultan conmovedores y abrumadores los efectos del terremoto en Ecuador, en una zona con la que me ligan motivos familiares, de trabajo, amistad e incluso episodios gratificantes de mototurismos.

Frente a esta tragedia por fenómenos naturales, la muerte desola la región y pone al país en un nuevo desafío: salir adelante. Los sentimientos de ayuda no se han hecho esperar, aunque hay voces disonantes que se expresan con fines de imagen e inhumana politiquería. Las personas solidarias y altruistas somos más.

Altruismo tiene dos definiciones: Diligencia en procurar el bien ajeno, aun a costa del propio; y fenómeno por el que algunos genes o individuos de la misma especie benefician a otros a costa de sí mismos. La palabra surgió en contraposición al término egoísmo.

El altruismo, desde el punto de vista evolutivo, surge de la convivencia en grupo de las especies, y claro de los humanos. El problema de mirar al altruismo exclusivamente desde el punto de vista biológico o genético es que los resultados del altruismo podrían no ser siempre ‘buenos’. Se conoce que existen zonas del cerebro y hormonas que se activan frente a los actos altruistas y producen asociaciones neuronales; en humanos, el proceso es consciente. El neodarwinismo ha criticado la teoría del altruismo y ha postulado que los genes determinan un comportamiento egoísta en función de los propios genes, y la selección del más apto o el más fuerte es la prueba. Esto parecería ser verdad en organismos no conscientes, pero la conciencia introduce un nuevo elemento extrabiológico y neuronal: la cooperación. El altruismo surge como una necesidad evolutiva de cooperación. Así lo demuestran muchas de las actividades humanas, como la agricultura, la pesca, la caza o el cuidado del ambiente.

El altruismo necesita perseverancia, tiempo, autogratificación, energía, renunciamiento y riesgo. Muchos actos aparentemente altruistas, sicológica y evolutivamente hablando, podrían solo reflejar un egoísmo extremo en el que se utiliza un acto para beneficio propio y no del prójimo. El altruismo tiene sentido en tanto en cuanto el grupo es el beneficiado.

También se considera acto altruista la defensa del territorio. El problema aquí es ético. ¿La defensa contra un enemigo es altruista? ¿Quién es el enemigo? Altruismo y egoísmo conviven juntos y es la eficacia biológica de uno u otro la que define a los grupos. Existen conglomerados altruistas que logran acciones beneficiosas para el grupo. Me quedo con esta última alternativa, ya que así lo ha mostrado la mayoría de ecuatorianos frente a la tragedia. (O)

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