Ecuador, 21 de Mayo de 2024
Ecuador Continental: 12:34
Ecuador Insular: 11:34
El Telégrafo
Pablo Salgado Jácome

El sismo, ¿una oportunidad para el patrimonio?

20 de mayo de 2016

En Portoviejo, el 91% de los bienes patrimoniales ha sido afectado por el sismo del pasado 16 de abril. Existían 56 bienes inventariados, de los cuales 51 están afectados. Es decir, casi todos. Por tanto, debe ser también una prioridad salvar esos bienes, ya que en ellos radica no solo la identidad de la ciudad sino su sentido de pertenencia.

Lo mismo sucedió en otras ciudades manabitas, como en el cantón Sucre de Bahía de Caráquez, en donde de 79 inmuebles inventariados, 65 están afectados.  En general, la provincia de Manabí resultó -según cifras del Ministerio de Cultura y Patrimonio- la más afectada; de 408 bienes registrados, 228 sufren algún grado de afectación. Es decir, casi el 56%. A esto hay que añadir los sitios arqueológicos que también han sido afectados.

Son cifras altas que deben ser consideradas, no solo por la ‘mesa institucional’ -la número 7- conformada en el marco del Comité de Operaciones de Emergencia nacional (COE), sino por la Presidencia de la República, para adoptar medidas urgentes que permitan preservar esos patrimonios. Más aún si tomamos en cuenta que bienes patrimoniales de otras provincias también han sufrido daños, como en Bolívar, Guayas y Pichincha.     

No podemos olvidar que los patrimonios materiales e inmateriales son fundamentales en la configuración de la identidad local y nacional, más aún si son provincias, como Manabí, poseedoras de una enorme diversidad cultural. Recuperar un bien emblemático, como la iglesia patrimonial de Calceta, por ejemplo, constituye una poderosa herramienta para restablecer la confianza, la autoestima, el orgullo y sentido de pertenencia de toda la comunidad. Del mismo modo que es necesario -como bien se ha dicho- no reconstruir pésimos modelos, sino asumir la oportunidad para construir ciudades y comunidades con nuevos modelos: sostenibles, amables y en armonía con la naturaleza, en el plano patrimonial debe suceder lo mismo. No reproducir esquemas precarios, sino construir nuevos modelos participativos y vinculados con las comunidades.

Que los patrimonios constituyan la esencia misma de las comunidades. Y que sean los ciudadanos(as) los que se apropien de sus patrimonios, para que la relación deje de ser vertical, asistencialista y paternalista. La cultura y los patrimonios deben ser los ejes articuladores de la actividad turística y de la dinámica económica. Los paisajes naturales no pueden ser vaciados y convertidos en simples atractivos.    

Por eso es importante tener en cuenta la preocupación de Juan Mullo, solo por citar un ejemplo, cuando reclama que hasta hoy no existe un registro de los patrimonios vivos en Manabí -y en todo el país, añadiría- a quienes hay que cuidar y proteger, precisamente porque son los poseedores de saberes ancestrales, de la memoria colectiva y, en este caso, de la tradición oral del pueblo manabita.

El terremoto develó también la forma precaria en que se mantienen muchos repositorios, sobre todo de piezas arqueológicas -que eran exhibidas en vitrinas inadecuadas- que al primer temblor se vinieron abajo, perdiéndose invaluables patrimonios. Es hora -el terremoto nos da la oportunidad- de construir un nuevo camino en la generación de política pública patrimonial, que se perdió con la desaparición del Ministerio Coordinador de Patrimonio, y recuperar la institucionalidad. Pero sobre todo, es hora para que la cultura y los patrimonios no sean tan solo un accesorio, sino la esencia misma de la vida cotidiana de todas nuestras comunidades. (O)

Contenido externo patrocinado

Ecuador TV

En vivo

Pública FM

Noticias relacionadas

Social media