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El Telégrafo
Ramiro Díez

Historias de la vida y del ajedrez

La inteligencia verde

20 de julio de 2017 - 00:00

Me lo contó Marco, un amigo salvadoreño que vivía en un arrabal dominado por las pandillas. Allí nunca llegaban los policías por físico terror de ser devorados vivos por jovencitos de pistola mano, cruces en el cuello y tatuajes en todo el cuerpo.

Sucedió hace dos años y Marco contó que durante una noche no pudieron salir de sus domicilios. Los pandilleros acordonaron dos manzanas del último rincón del suburbio, de calles sin luz y sin asfalto, e iban de una casa a otra, aquí y allá, sin ningún orden. Rompían cristales, se llevaban lo que querían, y arrojaban a la puerta lo que les resultaba pesado o sin valor, y esa era la señal de que la casa ya había sido saqueada.

Por suerte, se soltó un chaparrón apocalíptico en medio de la noche. Los pandilleros se replegaron para protegerse de la lluvia y Marco aprovechó para hacer lo que parecía absurdo: él mismo rompió los cristales de las ventanas, desgarró las cortinas que quedaron asomadas por los huecos y agitadas por el viento, y enseguida arrojó a su puerta dos muebles rotos, sin ningún valor. Terminada la tempestad, cuando los pandilleros volvieron a pasar por su casa, eso les hizo pensar que ya la habían saqueado.

De esa forma, Marco preservó sus pocas pertenencias, que no valían nada, pero que eran todo su patrimonio.

Pero Marco, que se ufanaba de su astucia, no es más inteligente que algunos vegetales. A esta hora, en su jardín y en muchas partes, hay plantas que están haciendo lo mismo para protegerse de las mariposas, que también actúan como pandilleras. Estos insectos depositan sus huevos en algunas plantas especiales para que de ellas se alimenten sus orugas. Pero algunas plantas, al igual que Marco, han logrado engañarlas adelantándose a lo que va a pasar.

Las plantas desarrollan pequeñas tumoraciones que, por el color y la forma, son exactas a los huevos de la mariposa que las parasita. Cuando la hembra llega, descubre que, supuestamente, otra mariposa se ha adelantado y considera que sus propias crías ya no tendrán ventaja en la alimentación porque cuando nazcan, otras les habrán tomado la delantera. La mariposa, engañada, busca otra planta para dejar sus huevos.

En la naturaleza también hay pillos y hay astutos que se defienden, y hay inteligencia y poesía. Por eso, un escritor norteamericano decía “Una hoja de hierba no es menos que la ruta que recorren las estrellas.” Y en el tablero, en la más humilde casilla, puede deslumbrar la brillantez.

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Izq: Jóvenes pandilleros, fenómeno común y doloroso en muchos países. Der: Mariposa que, en su lucha por la supervivencia, simula ser una hoja seca.
Fotos: Internet
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