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El Telégrafo

La agricultura basada en los ecosistemas alcanza su madurez

20 de enero de 2016

Un nuevo libro de la FAO presentado examina con detalle cómo los más importantes cereales del mundo -maíz, arroz y trigo, que suponen en conjunto cerca del 42,5 por ciento de las calorías y el 37 por ciento de las proteínas que consumimos- pueden cultivarse de manera que respeten e incluso promuevan los ecosistemas naturales.

A partir de estudios de casos de todo el planeta, la publicación ilustra cómo el modelo de ‘Ahorrar para crecer’ defendido por la FAO se está empleando ya con éxito para producir los principales cereales, señalando el camino hacia un futuro de intensificación sostenible de la agricultura y ofreciendo orientación práctica sobre cómo el mundo puede desarrollar su nueva agenda de desarrollo sostenible.

“Los compromisos internacionales para erradicar la pobreza y hacer frente al cambio climático requieren un cambio de paradigma hacia una agricultura más sostenible e inclusiva, capaz de obtener mayores rendimientos a largo plazo”, dice el director general de la FAO, José Graziano da Silva, en el prólogo. Los dos recientes y emblemáticos acuerdos mundiales, los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) -que piden la erradicación del hambre y hacer que los ecosistemas terrestres tengan una base sólida para 2030- y el Acuerdo de París sobre el cambio climático (COP21) no hacen más que poner de relieve la necesidad de innovación inclusiva en los sistemas alimentarios, añade Graziano da Silva.

Aunque las cosechas mundiales de cereales pueden estar hoy en niveles récord, su base productiva es cada vez más precaria, en medio de señales de agotamiento de las aguas subterráneas, contaminación ambiental, pérdida de biodiversidad y otros problemas que marcan el fin del modelo de la Revolución Verde. Mientras tanto, la producción mundial de alimentos tendrá que aumentar en un 60 por ciento -en su mayoría en tierras de cultivo ya existentes y haciendo frente al cambio climático- para alimentar a la población en 2050, haciendo aún más urgente que los pequeños agricultores que producen la mayor parte de cultivos del planeta tengan la posibilidad de hacerlo de forma más eficiente y sin que aumente aún más la deuda ecológica de la humanidad.

Ahorrar para crecer es un enfoque de base amplia para una agricultura respetuosa con el medio ambiente y sostenible, dirigida a intensificar la producción, proteger y mejorar la base de recursos naturales de la agricultura y reducir la dependencia de los insumos químicos, recurriendo a los procesos naturales de los ecosistemas de la Tierra y aumentando los ingresos brutos de los agricultores. Como tal, es un enfoque intrínsecamente elaborado para contribuir a los ODS y fomentar la resiliencia frente al cambio climático.

Las prácticas viables de ‘Ahorrar para crecer’ incluyen desde el cultivo de árboles de sombra que pierden las hojas cuando los cultivos de maíz adyacentes más necesitan la luz del sol -probado con éxito en Malawi y Zambia- a suprimir la labranza y dejar los residuos de los cultivos como cobertura sobre la superficie del suelo, un método aplicado a escala masiva por los productores de trigo en las estepas de Kazajistán y las prácticas innovadoras de cortar y aportar mantillo adoptadas cada vez más por los agricultores de las tierras altas de América Central y del Sur.

Ha llegado el momento de que las ideas que han funcionado para los agricultores se apliquen en programas nacionales más ambiciosos, asegura el Director General de la FAO en la introducción a ‘Ahorrar para crecer’ en la práctica, un libro que describe como “una contribución para crear el mundo que queremos”.

Christopher Emsden
Oficina de prensa, FAO (Roma)

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